¿Ir al cine es elitista?

 

en este país, no se ve cine

Algún asistente de la FIL

 

 

En el marco de la FIL 2011, en una presentación de un libro relacionado a los carteles cinematográficos, un miembro del público comentó la declaración citada el inicio de este post. No puede estar más de acuerdo con él.

“…en mi pueblo de Irapuato, en la cuadra, había como ocho cines…”

 

En clase de sociología hace algunos ayeres, algún profesor saco a colación el tema del espacio público versus el espacio privado. Antes del apogeo del internet y el auge de las “redes sociales”, nos indicaba (con cierto fervor) que el espacio público debía ser defendido debido a la tendencia de hacer desaparecer el espacio de convivencia en torno a las relaciones sociales. Y que poco a poco, como un fomento al individualismo derivado de una política neoliberal, el espacio privado se establecería como el único posible, y que, inclusive las personas (alienadas) abogarían porque así fuera. Como siempre, uno tilda de loco a sus profesores hasta que algunas de esas realidades lo golpean de frente. Pero dejando a un lado mis jaladas de intelectual, el otrora espacio público (cine) ha sido transformado en un espacio privado elitista.

Los cines a principios del siglo anterior constituían una forma de colectividad. Una formación social como punto de reunión en torno a una actividad cultural. Se iba al cine a ver cine, pero en ese proceso social, se iba al cine a realizar espacios públicos en torno a la socialización. Los juegos mercadológicos estaban de lado, y se percibía películas por montones. La publicidad iba de boca en boca en espacios urbanos y rurales, en donde la única actividad cultural y de entretenimiento, era precisamente, el cine.

“…nos quitaron el ferrocarril y también los cines…”

 

Las estructuras de concreto eran fincadas para algún giro comercial en específico. Su funcionalidad versaba en solo ser entidades estructurales para funcionar como algo en concreto. Los planes arquitectónicos para realizar una sala cinematográfica, eran destinados a esta forma de entretenimiento. Aun, en la última década del siglo anterior, en Guadalajara se podía disfrutar de aquellos edificios construidos para ser solamente salas cinematográficas. Se iba al cine, al cine. No se iba al cine al centro comercial. No se iba al cine para consumir.

Aparte del ferrocarril, la asistencia a los espectáculos masivos se ha convertido en símbolo de status y fanfarronería. No solo el cine ha sufrido esta variación social en un país lleno de contrastes. Los conciertos de música se han vuelto eventos de la alta “suciedad” para presumir su “cultura”. Conciertos de rock de origen contestatario, son ahora vistos por gente que busca lucir su foto en alguna red social (irónicamente) en un lugar sin eco de clase. Los otrora espectáculos populares como el futbol, son ahora transformados en lujosos y costosos eventos, debido a la edificación de estadios o auditorios que más que representar el avance económico de un país en vías de crecimiento, representa plataformas de desigualdad y snobismo.

 

Inclusive, eventos folklóricos como la lucha libre mexicana no está exenta de “el interés” de la elite por acercarse a fenómenos netamente del populacho, del proletariado (adhoc) o considerados por ellos mismo como “nacos”. Hasta eventos culturales como la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) no está fuera del inexplicable interés de las minorías por acercarse a eventos masivos. Se te ve lo fashion en la cara.

“…ya no es tan barato ir al cine, y las películas solo se ven bien en el cine y no en esos pinches relojitos…”

 

Ir al “cine” es caro. Y me refiero al proceso de asistir a un centro comercial. La estrategia de poner los complejos cinematográficos en centros comerciales solo responde a un criterio de comercialidad mal empleada, más allá de un servicio hacia un cliente que le gusta el asistir a ver películas. El costo de un boleto es más elevado que el salario mínimo de este país. A esto debemos sumarle los servicios de transporte, estacionamiento (si se cuenta con automóvil), comida, gastos no solo individuales sino de una familia (si se cuenta con ella), y es por eso que calculando una salida al cine de una familia, los gastos de asistir al cine ascienden en promedio a unos 500 pesos. De ahí que, la adquisición de películas por medio de la mal llamada piratería, sea un proceso de protesta y resistencia cultural (tema que tratare en un futuro post) en contra de los altos costos de tener derecho a la diversión, entretenimiento y al arte.

El asistir al cine, se ha vuelto elitista.

¿Ustedes que opinan?

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Equipo editorial de Cinescopia.


9 Comments

  • Confieso que me dió terrible flojera leer todo el artículo. Prefiero centrarme en la pregunta original: ¿Ir al cine es elitista?

    Mucho me temo que si. El precio de los boletos es relativamente alto aunque el mayor problema está en la dulcería. Es muy raro ver una película sin degustar algún antojo por mínimo que sea. Cuando un litro de agua te cuesta 28MXN o 2USD, tampoco es gran aliciente para asistir.

    Evidentemente, lo económico no es lo único que impide a muchas personas asistir. Por ejemplo, no se si lo habrán notado, pero al cine va gente entre 16-35 años aprox. A la gente “grande” (en este caso 40+) no les interesa ese tipo de entretenimiento. Ni mis señores padres ni mis abuelos son de ir al cine, y como ellos, muchos casos. Entonces nos queda el rango de 16-35 el cual tampoco es garantía porque, esta nueva generación de personas que son nativos digitales, no valoran “la magia del cine” porque desde el dia uno han tenido a su disposición los trailers y películas enteras con el auge de la red.

    Quizá el cine necesite reinventarse y no precisamente con estupideces como el 3D.

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    • Sr. Richard:
      Gracias por comentar y leer… (a no usted no leyo…). Gracias nada mas por el comentario. A pesar de no haber leido, tiene razon. El publico a quien va dirigido este tipo de entretenimiento es un publico muy especifico de edad. Lamentablemente los nativos digitales no valoran la magia del cine, por estupideces como el 3D o cualquier otro tipo de mercadotecnia barata. Saludos y siga por Cinescopia, pero leyendo…

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  • Como diría el Chavo del Ocho: bueno pero no se enooooje xD.

    Me salté la parte de la historia la verdad. Leí tu opinión al final y quise complementar un poco con la mia.

    Saludos!

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  • Es como con los videojuegos, los hicieron tan caros que se olvidaron de los que si les gusta y no pueden pagarlos.

    Yo era de los que hiban seguido y ahora me apena mencionar que voy una vez cada 6 meses (Problema del primer mundo… =P).

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    • Asi Sr. Garis, el problema es la saturacion a tal punto que se elevena los costos. De ahi las opciones ante el no poder tener acceso, del cine y de los videojuegos. Buen Simil. Por eso las industra colapsan. Saludos.

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  • El cine normal (no 3D, 4DX, VIP y todas esas jaladas) en EU cuesta 12 dolares y son salas mucho peores que las de México.

    Yo no me quejaría… tanto.

    Claro que a todos nos gustaría gratis o más barato.

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