Divergencias Cinematográficas: Dos caras del acoso escolar.

Sean bienvenidos a este segundo duelo cinematográfico, en que nuevamente disecaremos dos películas convergentes en temática pero divergentes en su abordaje, para al final buscar comprender cual de ambas obras nos ofreció un retrato más adecuado, realista y sobre todo entretenido sobre el tema a discutir.

Del Acoso Escolar (no me agrada llamarlo Bullying, me suena a un mero eufemismo anglosajón para describir lo que son actos de la mayor crueldad, pero su uso, tan extendido, es inevitable) se ha dicho mucho en todas partes. Y es que el grado de deshumanizacion que muestran los acosadores en fechas recientes es difícilmente creíble. Si bien en nuestro país la venta de armas esta restringida y con ello no tenemos los famosos tiroteos escolares que padece E.U.A en su devoción por su maldita “segunda enmienda” (que consagra su derecho a portar armas), los eventos que han salido a la luz pública nos demuestran que los estudiantes actuales no necesitan de armas para asesinar o marcar de por vida a sus compañeros por el solo placer de hacerlo. El cine, desde luego, no se ha mantenido ajeno a esta hórrida realidad.

Hace unos años acudí a una exposición sobre instrumentos de tortura y pena capital utilizados alrededor del llamado mundo occidental. Allí, en uno de los gabinetes, estaba escrito, parafraseando: “hacer sufrir a otros parece ser una necesidad inherente del ser humano”. Y como los derechos fundamentales son ley, da la impresion que los pequeños y no tan pequeños criminales que ostigan sin piedad a sus compañeros indefensos sencillamente estan reclamando su derecho a hacer sufrir a otros.

Un adolescente hemipléjico (con parálisis de la mitad de su cuerpo) a causa de una golpiza propinada por estudiantes mayores. Un pequeño de seis años muerto por neumonía al aspirar agua contaminada con excremento cuando otro niño lo obligó a meter la cabeza en un excusado. Otro niño prácticamente castrado con tijeras… Ciertamente la ficción suele palidecer ante la realidad, pero es bien sabido por todos los amantes del séptimo arte que el cine representa un maravilloso lienzo para retratar la realidad y ayudarnos en su entendimiento, amén de brindarnos entretenimiento. En esta ocasión, analizaremos dos películas que versan sobre la terrible realidad del acoso escolar y sus consecuencias, pero con puntos de vista claramente divergentes.

Carrie (Kimberly Pierce, EUA, 2013) y Después de Lucía (Michel Franco. México, 2012), dos producciones de orígenes y géneros claramente discímiles, y dirigidas a públicos también opuestos, tienen como tema principal el Acoso Escolar. Una viaja por los terrenos fantásticos, mientras que la otra estremece no por su crudeza en sí, si no por lo escalofriantemente verídico de sus imágenes. En cunato a Carrie, claro esta, elegimos la versión más reciente de este clásico de Stephen King en lugar de la versión de Brian de Palma, de 1976, pues se ubica en la época reciente y con ello la comparación será mas apropiada.

Carrie.

La directora Kimberly Pierce, que alcanzó notoriedad con su desgarrador relato sobre la vida y muerte de Brandon Teena, Boys Don´t Cry (1999), se aleja de la sordidez de su prometedor debut para brindarnos un efectivamente entretenido relato adolescente pero ciertamente carente de sustancia y, sobre todo, de veracidad. ¿Por que exigir “veracidad” a un relato fantástico? Justamente por que si bien versa sobre un tema sobranural (la inexistente telequinesis), todo ocurre en un contexto terrenal y el principal catalizador de los trágicos eventos narrados es justamente el acoso escolar.  Y es menester que este catalizador sea realista para que la destrucción que ocurre en consecuencia sea congruente a ojos del espectador.

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Carrie nos cuenta la historia de la adolescente del mismo nombre, víctima de la represión que ejerce sobre ella su madre, una fanática religiosa que más bien parece sufrir esquizofrenia con delirios de contenido “mágico” (qué esperaban? soy médico…) y del acoso de sus compañeros estudiantes. En el trayecto descubrirá poseer poderes telequinéticos que al final le permitirán ejecutar una escandalosa y sangrienta venganza en contra de sus atormentadores.

El evento más cruel al que Carrie es sometida, antes del conocidísimo climax con sangre porcina, es recibir sonoras burlas cuando presenta, en las duchas, su primera menstruación y al no conocer su significado creer que se trataba de una hemorragia letal. Luego, sus compañeras le arrojan tampones y toallas sanitarias a la vez que siguen haciendo mofa de ella. En concordancia con los tiempos actuales, el evento es debidamente registrado en un celular y, por mero morbo, subido a redes sociales.

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Y es aquí donde inicia la fantasía. Carrie recibe el completo apoyo de una maestra y del director del plantel, quienes sancionan a las responsables del incidente de las duchas. Es en general poca la atención que se le da al evento posteriormente. Más allá de un discreto graffiti y miradas burlonas de los demás estudiantes, Carrie no es victimizada de otras formas. Inclusive una chica de las presentes en las duchas convence a su novio para invitar a Carrie al baile de graduación como una forma de reparar el daño cometido.  Actos de buena fe que el chico en cuestión, el arquetípico atleta popular gringo, acepta de buena gana y lo vemos ser sinceramente amable con Carrie, al punto incluso de defenderla en contra de las burlas de un profesor durante la lectura de un poema. El video del incidente circula en las redes, pero Carrie, quien no sabe usar siquiera Youtube, no tiene una cuenta en redes sociales para enterarse

 

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Debido a su participación en los hechos, la principal atormentadora de Carrie es suspendida y con ello impedida para  asistir al baile de graduación (evento álgido de la juventud estadounidense), por lo que planeara el ya bien conocido baño de sangre de cerdo para Carrie en el baile y la terrible venganza de esta, al desatar sus poderes y causar una matanza.

Así, con una actriz adolescente demasiado hermosa como para creerla víctima de acoso en lugar de tener decenas de pretendientes, profesores al tanto del tormento,compañeros arrepentidos e inclusive apoyando a la víctima de acoso de forma activa, el relato queda mucho a deber en cuanto a la representación de la terrible realidad del “bullying”.

A los más fantasiosos les gustará el ver a una Carrie mucho más poderosa que en sus otras encarnaciones (aqui es capaz de volar y de demoler el suelo, por ejemplo) pero a todos nos deja con el deseo de que el acoso escolar fuese así de endulzado en la vida real. Sólo destacan las actuaciones de una correcta Chöe Morentz como Carrie y de la siempre eficaz Julianne Moore como la fanática madre de la protagonista. Sus momentos juntas son lo más destacable de esta endulcorada simplificación que falla al mostrar, al menos en parte, la realidad del acoso escolar, que es el catalizador de los eventos posteriores.

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2.- Después de Lucía.

El director mexicano Michel Franco, en su segunda película, nos da una verdadera cátedra de cómo reponerse de un debut si no malo, al menos desafortunado. Después de la tibia acogida de Daniel y Ana (2009), que pese a la sordidez de su tema (dos hermanos obligados a tener sexo durante un secuestro) y a la destacada actuación de su protagonista femenina, evidenció los errores de un director primerizo que no supo dar a su relato un tono específico (¿denuncia social? ¿las complejidades psicológicas de las víctimas de un secuestro? ¿el amor filial?), literalmente resurgió para entregar un producto cinematográfico que si bien no está exento de altibajos, es hasta ahora uno de los mejores retratos del acoso escolar con el añadido de estar apegado a la realidad nacional

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Alejandra, la protagonista, tiene la mala idea de permitir que un encuentro sexual en que participa sea grabado en video y, obviamente, difundido. Habiendo perdido a su madre recientemente (la Lucía del título) y su padre padeciendo una profunda depresión en consecuencia, Alejandra opta por vivir en silencio el sufrimiento al que sus compañeros la someterán tras hacerse público su video sexual. ( Muy osado el director al mostrar a sus jóvenes actores, aun menores de edad, en escenas de sexo sugerido).

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A diferencia de lo que vimos en Carrie, Alejandra es sistemáticamente torturada por la inmensa mayoría de sus compañeros diariamente. Y quien así no lo hiciese sencillamente ignora lo sucedido. Los profesores, desde luego, brillan por su ausencia, y es que los jóvenes rufianes siempre saben cómo torturar a sus víctimas sin que aquello sea detectado por las autoridades escolares.

Mientras que en Carrie existen atormentadores arrepentidos y “galanes” solidarios, así como profesores comprensivos y justicieros, aquí sólo hay mal en estado puro. Incluso los esterotípicos “flacos de pelo desparpajado” y “gorditos simpáticos”, por lo común víctimas ellos mismos de acoso, aquí gozan a más no poder haciendo sufrir a la protagonista. Las actuaciones de los jóvenes intérpretes son tan espeluznantes que nos cuesta trabajo creer que, en la vida real, muchos de estos mozalbetes malandrines son amigos de Tessa Ia, actriz que interpreta magistralmente a Alejandra.

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Es humillada, golpeada, obligada a comer lo que parece ser basura y otros actos de vileza en el que participan hombres y mujeres por iigual. Y por supuesto, no falla la doble moral: se tortura a Alejandra bajo el argumento de ser una “puta”, mientras que sus victimarios no se distinguen precisamente por ser muy castos. No hay remordimiento, nadie acepta culpas y sobre todo nadie hace nada por ayuar. Hay un mínimo atisbo de conciencia cuando el tormento se hace público, pero como tantas cosas en la vida real, ocurre muy tarde…

Aqui no hay concesiones. No hay miramentos. El cineasta logra presentar este retrato sobre cuán despiadados pueden ser los jóvenes a quienes se les suelen atribuir cualidades morales superiores solo por su corta edad y no por los hechos, sin caer en melodramas barbaratos ni frases grandilocuentes. Mal, insisto, en estado puro, en que la misoginia y la doble moral flotan en el aire. También tenemos a una bella actriz interpretando a la víctima, pero aquí sí es creíble que sea acosada en lugar de pretendida por media escuela pues su video sexual la convierte en una “ramera indigna”.

 

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Con un final desgarrador (que no describiré pues a diferencia de Carrie éste no es por todos conocido), Después de Lucia nos deja no solo con una sensación casi indigesta de presenciar tanto mal, si no con la impotencia de saber que estos casos son reales, cotidianos y por desgracia peores en la vida real, como eventos recientes lo muestran.

 

Conclusión

 

Ambos son retratos sobre el acoso escolar con tendencias claramente opuestas. Si bien Carrie fue concebida como un divertimento fugaz para adolescentes y no como una propuesta de pretenciones artísticas como Despues de Lucía, es evidente que la directora Kimerly Pierce desperdició una oportunidad única de ofrecer un retrato terrorífico no solo por el elemento sobrenatural si no al exponer la vileza humana. En Boys Don´t Cry demostró su habilidad para retratar la intolerancia y la violencia inútil y sin sentido que el ser humano puede generar; se extraña enormente esta visión por parte de una prometedora directora. Al haber debutado con una película tan sórdida y que describió sin tapujos un horrendo crimen de odio por cuestiones de orientación sexual, decepciona que nos haya recetado una versión tan simplificada de un clásico de horror en el contexto de la crueldad humana. Mezclando elementos sobrenaturales con un retrato más cruento y desgarrador del bullying pudo lograr una verdadera reinterpretación de este clásico del cine de terror, pero al optar por un camino suavizado, gleeficado y twilighficado, perdió una gran oportunidad.

Después de Lucía, en cambio, resalta como un escalofriante y realista retrato del acoso escolar, sufrido en silencio y ante la más increíble pasividad de padres y maestros por un número vergonzosamente alto de inocentes. Indigna la indiferencia de las autoridades y la inmunidad de los jóvenes delincuentes, al no estar el bullying tipificado como delito, quienes rara vez reciben la mínima sanción.

Si se desea un retrato fiel sobre el bullying, Después de Lucía es una opción excelente y sin dejo alguno de nacionalismo, debo aclarar. Carrie no es más que un divertimento insípido que tampoco produce terror. Incluso si lo que deseamos es ver, al final, una catarsis ante tanta injusticia, sin revelar el final diré que Después de Lucía también vence en este último rubro.

 

 

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Acerca del autor

Dr. Dark    

Médico de profesión y cinéfilo de corazón. Amante del buen cine y destructor del que no lo es.


9 Comments

  • Hay un error en la página que no deja visualizar por completo el texto.

    Yo ví solo la original de Carrie y es un retrato más crudo sobre el bullyng que el remake del que muchos tachan como drama adolescente. Y en cuento a Después de Lucia, me pareció impactante y realista y el final a mi gusto es muy bueno. Creo que es un radiografía social basante acertada.

    Un saludo

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  • Muchas gracias por su comentario. Efectivamente hubo un error en la página. Volveré a subir el post a fin de que pueda ser visualizado por completo.

    Ciertamente la versión actual de Carrie palidece ante su original en cuanto a crudeza, pues esta nueva versión presenta un bullying tan simplificado y suavizado que resulta inverosímil. Lo único divertido es, en todo caso, presenciar a una Carrie mucho más poderosa que en sus contrapartes previas. Saludos y espero verlo pronto por aquí de nuevo.

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  • Como bien dices Doc. la Carrie de hoy fue dulcificada a comparación de la anterior.
    Después de Lucía no se me antojo verla, por qué? Pues porque a veces, como bien señalas, la realidad supera la ficción. No le quito mérito a la película, al contrario, destaca por como ejemplificar el llamado bullying, sin embargo a veces uno prefiere escaparse con algun blockbuster palomero.
    Thanks x el artículo.

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  • Hola! Muchas gracias por el comentario. Es verdad que Después de Lucía es un relato no apto pjra sensibles pero ciertamente te la recomiendo pues, sin revelarte el final, diré que todos quienes odiamos el bullying salimos satisfechos. Un saludo

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  • Touche. Solid arguments. Keep up the amazing effort.

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