Don Jon, comedia como un vaso con agua: refrescante, pero insípida.

La extensión de Joseph Gordon-Levitt como actor- guionista – director se torna en un ejercicio que refleja su clara influencia dentro del género de comedia romántica no convencional (Donde comenzó a darse a conocer en la pantalla grande) sorprendiendo de grata manera al construir un pasaje fuera del molde narrativo donde los diálogos, la sátira hacia un estrato social y la fresca premisa principal resaltan dentro de una estructura de rutina que al mismo tiempo también denotan la novatez directiva a través de trazos unidimensionales, carencias actorales y limitantes en su desarrollo que recaen en una redundancia de argumentos y secuencias que en momentos llevan a sobrecargar al film haciéndolo parecer más un capítulo de serie de televisión.

DON JON'S ADDICTIONS

A pesar de estas obvias fragilidades, las variadas virtudes llegan a sopesar al debut en el banquillo, haciendo de Don Jon una divertida, natural y original mezcla entre el retrato de una adicción y una vertiente romántica – cómica hilarante y sustentada en diálogos brillantes, honestos y característicos de la región que se describe, que sin duda para la comedia este año son como un vaso con agua natural para cualquier ser humano: refrescante y capaz de quitar la sed en el acto, pero insípido, inodoro, incoloro y olvidable una hora después.

 

El porno nos hace agua

Don Jon conlleva una premisa refrescante: Un “Don Juan” de Jersey vive en un cubo de confort donde los amigos, la familia, su fe católica, su dosis de sexo, su metrosexualidad, su casa y su adicción al sexo registran una rutina diaria en su semana. Levitt estructura un personaje que no necesita segmentos dramáticos o de meditación para esclarecer las emociones y comportamientos que causan un cierto balance en su vida, sin embargo, el director y guionista establece la problemática desde su inicio y presenta a su personaje sin mesura como un ente hipócrita y dividido entre dos verdades: la religión y su adicción al sexo, esta última estructurada como el antagonista y contrariado por sus valores y sociedad, pero no por su realidad. Entonces tenemos a un Jersey Boy antihéroe, carismático y dotado de líneas tan hábiles como hilarantes que se ven ensalzadas en la interacción con ciertos elementos.

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Don Jon cumple su objetivo. Quizá la mejor virtud de la cinta es que Gordon-Levitt deja la pretenciosidad y conoce sus debilidades auspiciadas por el debut. Si bien el montaje, la fotografía y los movimientos de cámara son en realidad amateurs (Aunque pudiéramos justificarlo como un retrato fiel a la sociedad conocida en el medio previamente por el ejemplo de MTV: Jersey Shore), el autor logra sortear una reiterativa historia cimentada desde su primera secuencia  a través de un ágil ritmo y un metraje con la duración exacta para no cansar con dicha repetición.

Don Jon también es insípido. El director intenta dotar a su acto final de un giro narrativo “no convencional” con el objetivo de redimir a su protagonista, sin embargo tal decisión somete al film a una “complejidad” nada conveniente para el tono mantenido; no solo falla en su objetivo pues lo predecible y cliché invaden el relato, sino que también deja de lado su principal virtud en el manejo de una comedia ágil y rápida que había logrado exponer el conflicto emocional y físico que sufre el personaje, dejando al final no un mal sabor de boca, sino simplemente algo sin sabor.

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Don Jon es inodoro e incoloro. Más bien plana en muchos de sus retazos mal montados y con una fotografía y manejo de luces desgraciados, pues Levitt decide enfocar sus esfuerzos estructurales en su personaje y solo en ciertos elementos que lo rodean como extensión de su tridimensionalidad, siéndole ajenos otros recursos tanto narrativos como actorales que resultan ser más ambientación que partes esenciales de la historia y que terminan por lastimar no solo al desarrollo del film, sino a ciertas figuras que quizá hubieran preferido mejor no participar.

 

Levitt Danza con Moore y Headly

Si pudiéramos tachar a la cinta con algún punto de pretensión indudablemente ese sería el del apartado histriónico. La delimitación de Jon congenia con el tono y sátira de la cinta, pues el personaje no necesita largos monólogos explicativos del porque o por quien es un cabrón superficial, incoherente y adicto a la fantasía y supuesta perfección sexual de la pornografía, dotando hábilmente a una gama de elementos de esa tarea.

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Así, el apartado simbólico religioso es de verdad hilarante e incluso desvergonzadamente ridiculizado por el libreto (Una presión social escondida para que la típica familia disfuncional funcione o bien una serie de reglas que sustituyen un arrepentimiento por una conformidad enfermiza), la pornografía funge como el motif y vehículo de toda la trama y finalmente tenemos al apartado de actuación, principal elemento de esta delimitación que en verdad brilla y explota un aire de comicidad exquisita gracias a las figuras paternas interpretadas por Glenne Headly y Tony Danza, este último un desparecido  cómico de la televisión de los 80’s y 90’s que aquí ve una excusa perfecta para mostrar su experiencia y talento en el género en la mejor actuación del film. Los dos cabecillas son simplemente el porqué de Jon.

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Moore demuestra con un pequeño y vital papel porque es la más talentosa actriz del reparto a pesar de un personaje bastante plano víctima de su desenvolvimiento hacia al acto final, pero la que en verdad debería de arrepentirse es Scarlett Johansson, no porque brinde una mala actuación (De hecho resulta todo lo contrario) o nos deje deseosos de verle en vestidos entallados y escotes que nos quitan el aliento ¡No! Sino porque su personaje en esta ocasión es una excusa narrativa que lastima a la cinta y que refleja las debilidades del autor al exponerla primero como el detonante del conflicto para luego relegarla a algo circunstancial y totalmente innecesario (Pero gracias por vestirte como Jersey Girl)

 

¿Hay que verla?

Don Jon es una comedia muy genuina que logra su objetivo durante dos terceras partes de su metraje, pero que muere sin misericordia en el intento por ir más allá de sus capacidades hacia su cierre. La influencia de Edgar Wright es demasiado obvia, pero deben reservar sus expectativas pues aquí no estamos ante otra 500 Days of Summer (Ni ante pornografía, sexo, desnudos o chichis de Johansson explícitos), sino ante un debut prometedor pero limitado, muy divertido pero con ansias de superarse mucho en un futuro.

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Su de estructuraciones hablamos solo hay una, todo gira en relación al protagonista y algunos elementos (La religión y el personaje de Danza) son verdaderamente expuestos con genialidad, pero nuevamente la presencia encasillada de Gordon-Levitt en este tipo de papeles llega a cansar e incluso alcanzaría a desesperar, sino es que el autor astutamente decide que su metraje sea de poco menos de 90 minutos.

En conclusión, Don Jon es olvidable, pero sirve para pasar un muy buen y agradable rato en compañía de su pareja y/o amigos en una tarde asoleada o en una noche por comenzar dentro de su complejo de cines favorito. Seguramente tendremos mas director Joseph en un futuro, pues la verdad para ser novato, no lo hizo nada mal.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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