Él me nombró Malala: Libros y plumas para cambiar el mundo

 

“La educación es un poder para las mujeres, y eso es por lo que los terroristas le tienen miedo a la educación. Ellos no quieren que una mujer se eduque porque entonces esa mujer será más poderosa”

12241654_10153547265494713_6662310178477061603_n

Malala Yousafzai ha pasado a la historia por varias razones:

1.-Bajo el seudónimo de Gul Makai escribió un blog para la BBC en donde denunciaba las atrocidades del régimen talibán en el valle del río Swat en Paquistán. Un grupo de extremistas islámicos dictó que las niñas no debían de asistir a la escuela. Para conseguir esto se dedicaron a dinamitar escuelas hasta que obligaron a las niñas a quedarse en casa.

2.-Por estas declaraciones sufrió un atentado junto con sus amigas el 9 de octubre del año 2012 en el que recibió dos impactos de bala, uno en el cráneo y otro en el cuello.

3.-Sobrevivió al atentado del grupo TTP, pero recibió amenazas de Ehsanullah Ehsan quien afirmó que si regresaba a Paquistán la matarían. En un comunicado reiteró que la “sharía” está en contra de que las mujeres reciban educación.

4.-A los 17 años recibe el Premio Nobel de la Paz. Hoy es uno de los personajes femeninos más influyentes en el mundo y una activista que lucha contra la opresión femenina en su país y en favor de la educación de las mujeres en el mundo.

12243030_10153547265809713_6918711184980989554_n

El documental  “Él me nombró Malala”, realizado por Davis Guggenheim (“Esperando a Superman”, “Una Verdad Incómoda”) cuenta la historia de Malala partiendo de su casa en Inglaterra en donde vive desde su recuperación del atentado.

Guggenheim nos lleva por la nueva vida de la familia de esta joven activista, por su recuperación después del atentado y claro, por su activismo acompañada siempre por su padre. Su sentido narrativo se mantiene lejos del amarillismo y el morbo, antes que cargar el documental de escenas trágicas lo complementa con una bella animación con las reflexiones de Malala acompañando toda la trama.

“Hubo un momento en que las mujeres activistas pidieron a los hombres que lucharan por sus derechos. Pero esta vez vamos a hacerlo por nuestra cuenta”

11693905_10153547266099713_6780775301399194971_n

No existe la menor duda sobre el carisma de esta chica y su don para la oratoria,  parecen una cuestión nata. La sombra que la sigue es la influencia que su padre ha tenido en ella desde muy pequeña, y entonces llegamos al punto en que nos cuestionamos sobre el hecho de que ¿una activista nace o se hace?

Su padre la nombró Malala en honor a Malalai una mujer afgana. Cuenta la leyenda pastún que durante la batalla de Maiwand de 1880, Malalai llamó al valor del ejército afgano que huía de su similar inglés, al ir perdiendo la batalla. Sus palabras de aliento llevaron a las tropas afganas a la victoria, por desgracia, ella murió en el campo de batalla.

Malala es el primer nombre de una mujer que figura en el árbol genealógico de la familia Yousafzai con trescientos años de antigüedad (por tradición, los nombres sólo se escriben si el primogénito es hombre), porque su padre, Ziauddin Yousafzai lo plasmó ahí el día que la niña nació. ¿Nombre es destino?

11058214_10153547266284713_8367869607026410415_n

Aunque me declaro abiertamente seguidora de la filosofía y los ideales de esta jovencita, hay un par de cosas que no me gustaron del documental, nada que tenga que ver con la dirección, que dicho sea de paso tiene una mala línea cronológica y resta mucho peso a la cuestión de la adaptación de una familia paquistaní en Inglaterra; en donde se ve que la madre está llevando la peor parte.

“Si se quiere acabar la guerra con otra guerra nunca se alcanzará la paz. El dinero gastado en tanques, en armas y soldados se debe gastar en libros, lápices, escuelas y profesores”

Me da la impresión que el documental tiene toda la idea de redimir a Ziauddin Yousafzai, padre de Malala, quien es un gran orador también y un profesor que se encargó de influir con sus ideas “progresistas” en su hija desde muy pequeña. La madre no figura en este punto, Malala y Ziauddin son uno solo. No sé si existe cierto sentimiento de culpa por parte de su padre porque sus ideales inculcados llevaron a su hija al borde de la muerte, pero si no fuera por el documental yo no lo hubiera pensado siquiera. No niego que es algo de pensarse y el debate en este punto puede condenar la imagen de esta joven extraordinaria.

12194569_10153547266959713_3853319848321603736_o

Otra cosa que no me gustó fueron esos tintes de campaña política que acompañan la cinta. Las aspiraciones políticas de Malala quedan más a la vista cada vez, y no olvidemos que Malala es un binomio, y como tal funcionará toda la vida. No digo que sea malo, insisto, los ideales que este binomio maneja me gustan mucho, pero gustaría ver qué pasa si Malala se “independiza”.  Confío en que muchas cosas cambien con su labor.

Una voz que también se repite mucho en la cinta son los ideales del Islam, con la armonía y el amor en la cabeza de la lista. Parece que Malala  se ha propuesto quitar la mala imagen que los extremistas han dado a esta religión.

“Un niño, un profesor, un libro y una pluma pueden cambiar al mundo. La educación es la única solución”

Etiquetas:  


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*