Momentos Favoritos del Cine: Some Like It Hot

Pocas veces se tiene la oportunidad de reunir a tres grandes estrellas de la época, de personalidades completamente distintas y talentos que a fin de cuentas se mezclan tan armónicamente que nos regalan una de esas piezas que aunque de fácil y digerible trama, no por eso debería resultar menos imprescindible dentro de nuestro buen acervo cinéfilo. Todo dirigido por el gran Wilder.

Entonces tenemos la comedia romántica de 1959 Some Like its Hot (traducida a Latinoamérica como “Una Eva y Dos Adanes”), estelarizada por Marylin Monroe, la cual es el toque femenino y de glamour de la cinta; un Jack Lemmon que se siente ‘como pez en el agua’,  siendo de los tres el que más apegado se encontraba al género cómico, realizando una actuación tan natural, atractiva y divertida como las que acostumbra; y un Tony Curtis que siendo el galán de la cinta, no se queda nada atrás al demostrar sus dotes cómicos.

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La cinta en cuestión nos cuenta la historia de dos músicos Joe (saxofón) y Jerry (contrabajo) que accidentalmente resultan testigos de un crimen del que no tenían absolutamente nada que ver, pero cuya presencia en el acto los implica. A partir de ahí se verán obligados a huir del mafioso que cometió el crimen para que este no los asesine, por lo que ingresarán a una banda en la que solo están permitidas mujeres para así poder dirigirse a Florida. Ahí conocerán a Sugar, una dulce e inocente chica de la cual Joe terminará enamorado.

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A todo esto se verán envueltos en divertidos líos, obviamente por su condición de usurpadores del sexo femenino, llevándonos por situaciones hilarantes y llenas de chispa gracias a la química que muestran los actores en pantalla, hasta llegar finalmente a nuestro momento favorito de esta semana: La escena final de la cinta. –Ojo que si no han visto la película y pretenden verla, esto no particularmente arruinaría un final meramente predecible, solamente les adelantaría la conversación culminante del filme que es sencillamente digna del recuerdo.-

Para el desenlace de la historia, viendo cómo durante su transcurso, un magnate terminaría enamorado de la versión femenina de Jerry, la cinta nos regala una de las charlas finales en comedia más chuscas y memorables de la historia: Al exponerle Jerry al millonario hombre las razones por las cuales no puede casarse con él, siendo la última y definitiva su descubrimiento como un miembro del sexo masculino, el torpe simplemente le respondería un inmortal: ‘Bueno, nadie es perfecto’.

Ni hablar, ¡Ahora sí que el tonto es tonto porque quiere! Saludos 🙂

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Acerca del autor

Kim Tobias   @kimm_tobias  

Enamorada del cine clásico y los guiones astutos. También odio los finales felices... ["La estimulación visual es la razón del cine. De otra manera podríamos simplemente apagar las luces y llamarlo radio" R.A.]


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