No sé si cortarme las venas o seguir escribiendo el título eterno de la película

Ya sé que se estrenó hace casi tres semanas, pero tengo muchas ganas de hablar de esta cinta y habrá gente que no la ha visto, además hay ciudades del país a las que aún no llega, así que les dejo mi reseña de “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas“.

 

Manolo Caro comenzó a formar este proyecto como una obra de teatro en 1997, eso explica al menos una de las situaciones a los que se enfrentan 2 de los personajes, porque en ese entonces la homosexualidad (en México) no estaba tan aceptada como hoy en día… ya verán de qué les estoy hablando.

Caro tenía pensado llamar a la puesta en escena “Moscas en la casa“, pero Shakira usó ese título en una de sus canciones (En el disco “¿Dónde están los ladrones?”, de 1998) y sus productores le pidieron que cambiara el título; optó por el peculiar y kilométrico: “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas“, a raíz de una conversación que tuvo en Argentina con un amigo de Gustavo Cerati poco después de que este último cayera en coma, el amigo usó esa frase para describir la pena que sentía por la tragedia de Cerati y Manolo Caro se dio cuenta que de eso mismo trataba su obra.

¿De qué va?

La premisa del film es sobre el proceso por el que pasamos todos para reinventarnos, ya sea después de vivir una tragedia, huir de nosotros mismos, aparentar lo que queremos que los demás vean en nosotros o intentar fervientemente (y/u obsesivamente) lograr algo, sin éxito.

La historia se desarrolla en el cuarto piso de un edificio en la Ciudad de México,  en el que viven:

Aarón y Nora -noten que los nombres son prácticamente palíndromos- (Raúl Méndez y Ludwika Paleta), una pareja de judíos con una relación totalmente rota y llena de obsesiones, sobre todo de Nora.

Julia y Lucas (Zuria Vega y Luis Gerardo Méndez), un par de amigos que se casaron sólo para “hacerle el paro” a Lucas, porque es gay y no quiere que su mamá se entere (como si las mamás no supieran). Julia es una cantante amateur que busca tener éxito y no lo ha conseguido.

Lola (Rossy de la Palma), una española que ha llegado a México después de huir de España, pero las razones por las que huye de allá las encuentra también aquí.

Felix (Luis Ernesto Franco) un ex jugador muy famoso de fútbol soccer, quien sufre un accidente en la cancha  y tiene que retirarse, por esta razón llega a vivir a este edificio y a partir de aquí desatan una serie de situaciones que unen y a la vez separan a los vecinos.

Todo comienza con dos disparos que posiblemente son por un asesinato provocado por una discución entre Nora y Aarón y el suicidio de Felix, luego nos cuentan en un extenso flash back cómo vivían los vecinos y cómo llegaron hasta ese momento.

El elenco de la obra de teatro es el mismo que conforma el reparto de la película, esto tiene un gran ventaja: todos los actores conocen a la perfección a los personajes, los interpretaron durante un año y medio, así que están muy bien trabajados. Evidentemente el lenguaje cinematográfico es muy distinto al teatral, pero me parece que está bien lograda la adaptación tanto de las actuaciones como del guión.

Engaños, obsesiones, violencia, represiones, frustración y muchos obstáculos más, son los que se exponen en la cinta.

Sí, es una historia con muchos tropiezos y los personajes que rayan en el chliché, incluso me sacó un poco de balance el hecho que “en pleno 2013”, un gay tuviera que llegar al extremo de casarse con una amiga para disimular sus preferencias, no me cuadra en el contexto social actual, pero si tomamos en cuenta que la historia se escribió hace casi 15 años, toma un poco más de sentido.

Los cameos de José María Yazpik, Cecilia Suárez, Mariana Treviño y hasta el de Anabel Ferreira hacen la cinta mucho más dinámica y entretenida.

Me parece que es una propuesta muy divertida y muy fresca. Te entretienes, ríes mucho, pero también te identificas con alguno (o varios) de los personajes y eso es lo que hace a una historia exitosa, cuando logra crear conexión con el espectador. Eso es precisamente lo que hace que una película o una obra de teatro me guste: que un personaje y yo tengamos lazos entre lo que somos o lo que yo quiero ser de ellos.

Es una muy buena opción para pasar un rato relajado, si no tienen ganas de analizar historias complejas.

El cine mexicano está tomando un nuevo aire, creo que esos tiempos de filmes sin sentido que han castigado a la industria desde más o menos el año 2000 (como Piedras Verdes o Perfume de Violetas) se están diluyendo y está recobrando fuerza con propuestas más dirigidas a lo que la gente quiere ver, menos “retrato de la realidad mexicana” y “cine mexicano para dummies”, por favor.

No digo que películas como ‘Heli’, ‘El infierno’ o incluso ‘Amores Perros’ sean un error, pero creo que ya no pensamos en “el cine mexicano” como las porquerías tipo ‘Corazón de melón’, ‘Cabeza de Buda’ o ‘Atlético San Pancho’.

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4 Comments

  • …un ex jugador muy famoso de fútbol “soccer”

    QUEEE??

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  • Oh eres un geniooo! Me da muchote orgullo escribes tan bonito que te creo toditoooo.

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  • Pues a mí también me gustó, no sabía que era el mismo elenco que en la obra. Sobre la discordancia con lo de Lucas, pues creo que muchas personas ya aceptan libremente su preferencia, pero creo que otros tantos aún con mentalidad más cerrada si hasta se casan con personas del género contrario y no precisamente con conocimiento ni acuerdo mutuo. Saludos!

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