Psychoscopia Presenta: El Miedo Según la Iguana

Después de quién sabe cuanto tiempo perdido en los confines de la vida del estudihambre y las responsabilidades que implica el mundo audiovisual, su servidor y camarada está de regreso para hablar de uno de sus géneros favoritos en el día que mejor lo amerita. Antes de proceder, les pido de favor que reproduzcan la canción debajo de este párrafo mientras leen para que su disfrute sea mayor y se me ambienten más sabrosamente. (nomás que aguas con los oídos, hay una parte en que el volumen se avoraza.)

 

Mi amor por el cine nació prácticamente antes de conocerlo. Desde pequeño, me sentía fascinado por las historias en general, fuese el medio que fuese. Desde mi inocente y burda interpretación de los cuentos populares a través de sus dibujos cuando aún no sabía leer hasta el curioso análisis que desarrollaba con ciertas canciones, siempre me enajenaba de la realidad durante horas, imaginando el desarrollo más allá de lo que se percibía en primera instancia. Cuando por primera vez mis ojos conocieron la magia del séptimo arte, la fascinación del pequeño niño iguana fue llevada al límite, pues dentro de un espacio audiovisual de 90 minutos se conjugaban todos los elementos posibles dentro del arte en general para contar una historia y más que eso. Desde entonces, en mi lista de películas favoritas cuento siempre aquellas que llegaron a despertar dentro de mí una reacción, una emoción, siendo entonces que dentro de esta lista exista un apartado especial para las películas de Terror, de las cuales les hablaré a continuación, meramente de 5 de aquellas que dejaron una marca tan grande y poderosa dentro de mí que influenciaron fuertemente en mi percepción del cine como arte y el miedo mismo (sí, tan así). Así que, comencemos, con lo que, a lo largo de mi escamosa infancia, comprendí como “El Miedo Mismo”.

 

In The Mouth Of Madness (1994, John Carpenter)

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Miedo es el terror sin forma, el horror sin nombre, el caos en forma de versos y sombras sugestivas que destrozan poco a poco tu cordura, al hacerte perder la noción de lo que conoces como real y ficción.

Mas que miedo, la maravilla de esta cinta consiste en haber logrado lo que pocas habían hecho con anterioridad: Adaptar la obra de Howard Philips Lovecraft con elegancia y respeto. Las historias de Lovecraft utilizan un terror poco usual, al utilizar entes macro-cósmicos/extraterrestres en lugar de los típicos espectros y demonios de la literatura de ficción, con un éxito asombroso, pues la narrativa del maestro junto con su léxico tan sabroso hace que no sea necesario estar realmente presente para sentir en carne propia el miedo, sino que la mera sugestión de elementos tan complicados y situaciones tan irracionales hacen que, tú como lector, comprendas no solamente el sentir del personaje, sino que entiendas tu propia posición como criatura pequeña e insignificante al lado de la inmensidad del lo infinito, como si de verdad estuvieras a punto de ver directamente a los ojos a la locura misma, a la más aberrante demencia, esa que no tiene forma y sin embargo, tiene sombra, que es lo destroza tu psique poco a poco. El acierto del maestro Carpenter al adaptar los elementos del universo Lovecraftiano es el plasmar las sensaciones de sus protagonistas, su percepción sobre la cordura y la locura, la incógnita mortal que los consume al no poder diferenciar que es real y que no, en lugar de intentar tontamente el plasmar directamente a criaturas como el todopoderoso Cthulhu como principales motivos de horror, además de que, el recreara a las criaturas que aparecen a lo largo de la cinta con efectos especiales tradicionales en lugar de generarlos por computadora ayuda bastante.

Aquí, el verdadero protagonista, el verdadero creador del miedo no es un monstruo, no es una criatura con efectos visuales baratos y claramente falsos, es la duda misma, la incógnita y la desesperación.

 

 

Evil Dead y Evil Dead II (1981, Sam Raimi)

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Miedo es el desconcierto ante lo desconocido, la impotencia de enfrentarse ante una forma de maldad tan cruel que raya en lo risible y terrible a la vez.

La vi a los 12 años. No le echen la culpa a mis padres, son unas personas muy atentas y responsables, pero tienen la mala costumbre de olvidar las cosas. Y yo, de ser terco. Cuando me ORDENAN que no haga algo, siento el estúpido, estúpido impulso de hacer lo opuesto (también, si me dicen que no salte a un pozo, tampoco estoy tan tapado del coco, digo). La primera vez que las vi (si, corriditas… y en la noche, ‘pa acabarla de amolar), terminé con la boca abierta. No cabía en mí el asombro, nunca antes había visto una conjunción tan excelsa y equilibrada entre algo ridículo que fuese tan macabro a la vez. El personaje de Ash Williams (interpretado por el siempre simpático Bruce Campbell)  tenía también ese estilo tan curioso que transmitía empatía entre lo chistoso y desesperante de la situación, todo al mismo tiempo. Claro, la referencia a Lovecraft en la forma de un genial Necronomicón contribuyó notablemente en mi agrado hacia las cintas (cuya tercera parte deja de lado el horror para enfocarse en la acción y la comedia. Pero igual es genial). A continuación, una de las escenas que aún resuenan en mi cabeza con ese peculiar cariño tambaleante que caracteriza a esos recuerdos traumáticos pero sabrosos y divertidos.

 

Halloween (1978, John Carpenter)

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Miedo es la maldad sin rostro, la ira implacable y la tensión ante la impotencia de enfrentarse a un ente que es más que un simple individuo.

Sí, el maestro Carpenter jodió mi infancia. Me tocó ver esta cinta en un maratón televisivo donde pasaron además, las siguientes 3 películas de la saga (extraño al antiguo Canal 5), consolidando entonces mi fascinación y horror ante el ente conocido como Michael Myers originalmente, The Shape. Vi los remakes de Rob Zombie y he de admitir que fueron de mi agrado, sobretodo en comparación con los respectivos remakes de Jason y Freddy Krueger. Sin embargo, ni los remakes, ni las 7° secuelas a la saga original superan a la primera. Incluso, el nombre del personaje es diferente y ESA, es una de las características que remarcan el estilo de la película. Vean esta escena, la inicial, para recuerden a que me refiero.

El asesino puede ser cualquiera. La maldad puede salir del lugar más inesperado. Y realmente, de donde sale o qué es la maldad no es importante. Destruye y aterra, y eso es lo que importa. En esta primera versión, sabemos que su nombre es Michael Myers, pero eso no importa (el que en los créditos esté con el nombre de The Shape para referirse al personaje adulto lo demuestra). La máscara blanca, de un rostro común y corriente, sin emociones, esas cuencas oculares oscuras, todo es parte de la esencia básica del personaje, que posteriores versiones pasan por alto y olvidan, quitándole poder. Se pierde el significado de la máscara, esa pureza creada por un misticismo sutil, que no necesita ser contado.

Y bueno, cuando un bastardo de casi dos metros te persigue, con cuchillo en mano y ese aspecto tan neutralmente amenazador con obvias intenciones, como que lo último que te importa es quién carajos es. Te va a matar, te va a convertir en brocheta y lo único que quieres es desaparecer lo más lejos posible del cabrón en lugar de ponerte a preguntarle porque anda de malas. Además de que el méndigo es mañoso, mañoso como nadie, demostrado por ejemplo en la escena de la sábana. Los que la han visto, sabrán a que me refiero y los que no, ¿Qué esperan para verla?

 

 

The Silence Of The Lambs (1991, Jonathan Demme)

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Miedo es, ver directamente a los ojos del mal y saber que no hay escapatoria. Es ver directamente la mirada del cazador y sentirte como la más inútil y frágil presa, consiente de tu destino ante el depredador más cruel.

El personaje. Es el personaje el que hasta la fecha me provoca ñáñaras. Hannibal Lecter no solo es uno de los asesinos del cine más famosos, sino que también, uno de aquellos cuyo legado no ha sido tan ridiculizado como los otros enmascarados (aunque ellos son del género slasher), con ridículas e interminables secuelas (No, no existe Hannibal Rising). La actuación de Anthony Hopkins como el letal pero refinado Dr. Lecter y esa presencia tan absorbente hacen de la trilogía y en especial de esta primera película donde Hopkins lo interpreta (segunda en orden cronológico) un must be en la colección de todo fanático de lo macabro.

Podría dedicarle párrafos y párrafos a la descripción y explicación de porque mi fasinación por el personaje, pero la opinión de Stephen King es más que acertada:

Hannibal Lecter es el Drácula de la era de los celulares y los ordenadores

 

The Shining (1980, Stanley Kubrick)

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Miedo es, que un ser cuya imagen te refleje el más puro amor y seguridad, cuya función te sea tanto de guía como guardián intente asesinarte de la forma más brutal posible, obviando el sadismo en su voz y la demencia en la misma, junto con su mirada.

Una de las escenas más emblemáticas de la cinta (en la cual se hizo famoso el uso del steady-cam) es en la que el pequeño Danny Torrance pasea con su triciclo por los pasillos del tenebroso Hotel Overlook, cuando de pronto, se encuentra ante la macabra visión de.. bueno, véanla por ustedes mismos.

El impacto que causo en mi esa escena, la primera vez que la vi fue tal que reaccioné de la misma maldita manera que el personaje de Danny Lloyd, huyendo despavorido en busca de un lugar mejor (Júzguenme si quieren, no recuerdo mi edad pero fue antes de 4° de primaria). La dirección de Kubrick (como siempre, bárbara) con la música de Wendy Carlos y Rachel Elkind y sobre todo, de las obras de Krzysztof Penderecki (altamente recomendadas para acompañar la lectura de algún libro macabrón) junto con una interpretación excelsa de Jack Nicholson interpretándose a si mismo llevado al límite dan como resultado una hermosa variante en el género, una cinta del más puro horror, que no utiliza el tan aclicheado truco del “gato que brinca” (como llamámos mi hermano y yo al cliché de los sobresaltos con audio), sino que usa un miedo más sutil, inquietante, incómodo y molesto, un miedo que repta poco a poco por tu columna y sube hasta tu garganta, apretándola poco a poco en conjunto con el nudo en el estómago que va creciendo y apretándose al son de la demencia y la claustrofobia. Hasta la fecha, mi favorita del género.

 

Bonus Televisivo

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Miedo es, un payaso hijo de p#t@ que puede transformarse en cualquier cosa a la que temas. Punto.

El personaje, ¡El maldito personaje! No fue la cinta lo que provocó que no pudiera bañarme cómodamente por más de dos meses, sino la extraordinaria actuación de Tim Curry como el Payaso Pennywise, sacado de las páginas de la obra homónima de Stephen King, la que contribuyó a una explosión de coulrofobia en aquellos ayeres. El méndigo payaso no tenía otra chamba que descabecharse chamacos (y uno que otro adulto metiche) a base de sustos y desmembramientos, atascándose de víctimas durante un periodo para luego dormir por 27 años. La pura vida.

Al leer la novela, pude ver al personaje como algo más, un ente que se alimenta del miedo, en lugar de la carne, razón por la cual desmiembra a los chiquillos, en lugar de comérselos completamente y de hecho, por eso escoje a los niños por sobre los adultos, pues sus miedos son más puros. Cosa que no contribuyó al pequeño trauma en contra de este cabrón.

Oh, por cierto, recomiendo leer la novela original con el soundtrack de The Shining. Hace de la experiencia algo más terrorífico.

 

Concluyo así mi pequeño recuento de lo que es y fue para mí el miedo, no sin antes pedirles, camaradas, que me compartan: Para ustedes, ¿Qué es el miedo?

Sak Taak’In Fuera.

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Cinescopia   @Cinescopia   cinescopia.com

Equipo editorial de Cinescopia.


7 Comments

  • Gran regreso mi estimado colega. Yo se que no podia dejar a su Carpenter fuera, un maestro del género sin duda

    Otra de las razones de mi trauma infantil es ese carajo payaso, estoy de acuerdo con usted, despues d ehaberla visto un poco mas grande concuerdo que el relato titubea un poco (Me imagino por la naturaleza de miniserie que le pusieron en tv), pero la actuacion de Tim Curry es magnifica (Al cual tambien recuerdo por Fantasy) con frases que bagaje cultural que aun retumban en nuestra mente como “Todos Flotan”, misma que he llevado conmigo a traves de toda mi juventud por un chiste local entre mi grupo de social de referencia

    Le mando un cordial saludo y le felicito por este especial

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    • De hecho, casi ponía otra de él, del maestro Carpenter, pero se me hizo mucho y mejor puse al Dr. Lecter XD

      Con el payaso me pasó igual y fue peor cuando por fin pude conseguir la novela, me volví a sentir escuincle (y más por la temática macrocósmica q maneja, casi al estilo Lovecraft) ahí le recomiendo leerla si puede (la tengo incluso, ahí verá si se la presto) con el soundtrack del resplandor, ese si no le debe faltar

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  • Que lista tan chingona, todas las enlistadas son grandes causantes de traumas infantiles, sobretodo la del payaso, maldito Tim Curry durante años tuve miedo a los desagues y a las alcantarillas.

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    • Me alegra que le haya gustado la lista, camarada, aunque dejé varias fuera por cuestiones de tiempo y espacio (y porque por poco y era más bien una lista del Maestro Carpenter que horror en general)

      Comparto su sentir por el payaso hijo de la torcida y los efectos causados. Si llegase a conocer a Tim Curry en persona, no sabría si felicitarlo primero por esa actuación tan escabrosamente magnífica o patearlo en los tanates en nombre de tantas generaciones de niños y no tan niños.

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  • Orale! Esta lista son las películas que estaba pensando poner, como Eso, In the Mouth of Darkness, Evil Dead pero decidí que no me habían dañado lo suficiente como las que elegí, pero aun así están muy buenas.

    Mi favorita de este bloque sería In the Mouth of Darkness, que maneja todo tipo de elementos de terror para derretirte las neuronas.

    De lujo!

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