Santa Clarita Diet: Asquerosamente divertida

Mientras la cartelera de estrenos cinematográficos no tiene nada que valga un boleto de entrada, mucho menos las palomitas, reconforta saber que al menos en las plataformas digitales podemos encontrar consuelo a esos fines de semana sin mucho que hacer.

No intento decir que Netflix sea la panacea para toda ausencia de buen cine, digo, también tiene su sección de cochinero, pero cuando pega con algo, pega con ganas; y resulta que con “Santa Clarita Diet” me enamoró por completo.  La serie  estrenó en  febrero pasado su primera temporada, misma que devoré en un solo día, y aunque ya se confirmó  el estreno de la segunda edición para el 2 de enero de 2018, la esperanza que sea igual de buena que la primera me da ánimos para sobrellevar la larga espera.

La trama gira alrededor de un matrimonio de agentes inmobiliarios, Sheila (Drew Barrymore) y Joel Hammond (Timothy Olyphant), los cuales tienen una hija adolescente  (Liv Hewson)  y viven como una típica familia americana de clase media en Santa Clarita, California. Un día Sheila sufre una extraña transformación que despierta en ella el incontrolable deseo de comer carne humana. Sheila es un zombi.

Pero no salga huyendo antes de que le termine de contar, ha de saber que no soy fan de los zombis para nada, pero esta serie está muy lejos de ser una más del montón en el mundo de los muertos vivientes. Sí, es cierto que es totalmente asquerosa al principio, tendrá litros y litros de sangre y vómito suculentos, pero es tan simpática que conforme avanza se irá adaptando a la singular dieta de Sheila, tanto que diez capítulos le parecerán poco.

Todo un renacer para Drew Barrymore, a quién parece que los años la han convertido en una mujer más relajada. Por su parte Timothy Olyphant parece aprovechar la oportunidad de un protagónico para lucir todo el encanto del que es capaz; chicas, lo van a adorar, estoy segura, y es que parece que esta serie de temática zombi está diseñada precisamente para las mujeres. Es decir, no hay un momento en que le dé por hacerse bolita del susto, aunque la temática es así como terror gore,  pero el humor negro se impone y se instala perfecto en la vida de un ama de casa cualquiera.

Drew Barrymore en su personaje de Sheila,  ha despertado junto con su voraz apetito caníbal un amor y una extraña pasión por la vida. Sale a hacerle frente a la edad difícil de su hija, a canalizar el nuevo deseo que siente por su marido, a divertirse con sus amigas, es la zombi con más ganas de vivir que he visto en mi vida, además es maravillosamente cínica la muy ingrata.

Esta producción original de Netflix, creada por Victor Fresco (Better Off Ted) mezcla entre sus ingredientes una adorable zombi, un toque ligero de gore, altas dosis de Dramamine para contener la náusea, un marido simpático a prueba de todo y un mucho de humor de oscuras tonalidades. ¿El resultado? Una adorable y divertida comedia que tal vez lo llevará a recurrir a la bolsita para el mareo, pero que al final lo dejará más hambriento que nunca, porque con el  último episodio se sentirá morir ante la larga espera de la segunda temporada.

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