The Perks of Being a Wallflower, La Aventura de la Vida

Cada generación tiene su propio clásico instantáneo. Una obra que da cara a una generación anónima, nombre y apellido. Cada generación intenta destacar sobre su predecesora, tarea titánica si se considera que aparentemente en el mundo del arte ya todo está dicho. Los límites cada vez más elásticos de la longevidad hacen que el concepto la palabra “joven” signifique un amasijo edades, creando grupos heterogéneos que avanzan en bloque en búsqueda de una identidad propia con una cantidad tal de elementos que logran diluirse en su propia heterogeneidad, y así, nuestra confusa juventud, temprana y tardía, se vuelve una amalgama de elementos nuevos y antiguos, híbridos imposibles, covers musicales que se reinventan y repiten al infinito, spin-offs cinematográficos, remakes dominicales y superhéroes reinventados, un Uróboros artístico.

Eventualmente, sin embargo, surgen joyas que logran definir a cada generación, que logran sobresalir entre un mar de propuestas rimbombantes y se concentran en el núcleo del asunto: la lucha por ser, el arte de construir una vida con lo que tiene a la mano. Ya en el pasado hicieron lo propio John Huston (The Misfits, 1961),  Tom Laughin (Born Losers, 1967), Michael Nichols (The Graduate, 1967) John Hughes (The Breakfast Club, 1985), Mariev Kanievska (Less Than Zero, 1987) y ahora toca el turno a Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower, 2012). “Las Ventajas de Ser Invisible”, título en castellano es, definitivamente, la cinta que define a la juventud  perdida, sin punto de referencia, desesperada y sola, muy sola, casi abandonada pero valiente de los años 2000.

Producida por John Malkovich, Las Ventajas… trata sobre ser adolescente, pertenecer, sobre la violencia de poseer un cuerpo que cambia, la sorpresa de ser consciente, de tener una mente que despierta, el miedo de saberse en un punto intermedio entre un pasado que no hemos elegido y un futuro que depende de uno mismos, porque todos fuimos jóvenes y todos pasamos por este proceso. La película se ancla en un pasado ochentero que se reconoce como el prisma que descompone el exceso y se proyecta hacia un presente milimalista, los ochentas con su energía escrutadora de consciencias, padre una revolución silenciosa que parió personajes frenéticos y neuróticos, sensibles y visionarios cuyas obras musicales empapam el filme.

Stephen crea un mundo con personajes perfectamente definidos que fungen como ventanas hacia un universo interior habitado por miedos, esperanzas y abusos como temas universales. Es, sin embargo, además una oda a la libertad y todo lo bueno de ser joven, de ser inexperto, de saberse con la libertad de cometer todos los errores posibles porque es la única manera de aprender, de mejorar, de encontrarse. Es también una promesa de un mundo mejor, es sentir el viento en la cara mientras se conduce un auto a toda velocidad con los ojos cerrados, es confiar en el instinto, es el sabor de la victoria al admitir que aún en la lona siempre hay ánimo para levantarse… es aceptar que el destino no es gran cosa cuando se puede y se debe decidir la vida que se desea tener, saber que podemos bailar, amar, gozar, llorar, reír y volar, porque el cuerpo no es un ancla, no es un saco pesado que hay que arrastrar, es vida hecha materia moldeada por la experiencia torneada por el amor. El cuerpo es expresión de vida y la adolescencia no es mas que el primer paso de una carrera que antecede a un vuelo majestuoso… si se está preparado para vivir.

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6 Comments

  • Es muy buena opción. Lástima que, en pos de obtener una clasificación “más abierta a todo público”, se queden en el tintero muchas cosas oscuras del libro. Si pueden leerlo, dense esa oportunidad.

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    • En toda adaptación de libros se pierde mucho, ya para hacerla más accesible, como bien apunta estimado Mr. No, ya por cuestión de tiempo. Eso no merma la calidad de la cinta que, para mi gusto, junto con Take This Waltz de Sarah Polley dan un aire fresco y motivador a la pantalla. Gracias por su comentario y continúe leyéndonos.

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  • Totalmente de acuerdo y debo decir que ¡es genial! TODO en la película es genial, hasta el más mínimo detalle está bien cuidado. El soundtrack está genial, quizás no es de los mejores que he escuchado, pero la música es variada, muy llamativa y va acorde con las situaciones. La historia puede no ser nueva, pero está muy bien tratada, sin huecos y explicándonos que ocurre en la pantalla, pero sin llegar a dárnoslo masticado, pareciera que adaptaron la novela a tiempos más modernos. Chbosky es la muestra perfecta de que, cuando el director es también el guionista, se pueden dar grandes resultados.

    Pero el mayor punto fuerte de la película son las actuaciones: ni el Hijo de Poseidón, ni la maga amiga de Harry Potter ni el “motherfucker” de Kevin aparecen. Los 3 actores que conocí por estos papeles se deshacen de los anteriormente mencionados para otorgarnos personajes tridimensionales bien definidos. Logan Lerman, sin duda, hace EL papel de su carrera (puede que no tenga mucho currículum, pero dudo mucho que alcance algo similar), al entregarnos a un Charlie con inseguridades y tratando de explorar su mundo. Quiero hacer un espacio para decir que Charlie es un personaje con el cual me identifico mucho, lo que hace la película más disfrutable en mi opinión. Ezra Miller logra algo que, honestamente, nunca creí que ocurriera: que alguien de su condición (no se ofendan) pudiera ser un personaje lo suficientemente agradable como para sentir empatía por él.

    Sin embargo destaco sobretodo a Emma Watson, quién finalmente entrega credibilidad para decir que su carrera tiene futuro, pues tenerla como inspiración para el protagonista, y aparte verla con ese vestido de Rocky Horror Picture Show, es inimaginable (no me extrañaría si pronto hace el desnudo del que habló hace tiempo). Mención honorífica para ella, puesto que dijo una de las frases que más me han impactado:

    “Quiero asegurarme de que la primera persona que te bese realmente te quiera”.

    Gracias Emma.

    5/5

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  • Don El Cirujano, agradezco enormemente que complete la reseña apuntando fortalezas sobre los personajes, ya que pocas veces es algo en lo que me entretengo, y reseño la obra como un todo y un punto de vista emocional-psicológico-social, (si se me permite), de manera que sus comentarios rematan perfectamente este pedazo de obra maestra. Yo, como usted, como la gran mayoría de los mortales, seguro estoy, tenemos algo de Charlie. Personalmente me quedo con dos momentos, cuando Emma le regala la máquina de escribir a Charlie y, al igual que usted, cuando pronuncia las palabras que anteceden a aquél beso, indudablemente de amor. Hay que tener sangre de atole para no vibrar, reír y llorar como desquiciado con esta maravillosa odisea que, dicho sea de paso, da un giro a “Heroes” de Bowie, una película para dejarse ir y para volver a creer. La magia del cine materializada. Un abrazo sincero.

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  • jjacob: En tu comentario hubo un error muy minúsculo, vas a creer que soy un payaso, pero cuando tu pones: “cuando Emma le regala la máquina de escribir a Charlie y,” estas escribiendo “Emma” y el personaje de Emma Watson es Sam, aunque estén refiriéndose de como es su personaje no se escribe por su nombre propio, según el de la historia, creo yo

    Y en la receña hay otro error, tu pones: “La película se ancla en un pasado ochentero que se reconoce como el prisma…” La historia empieza en 1991, y aún que están los 80s tan cerca d esta fecha, de todos modos esta mal 🙂

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  • Estomado Estrello: sobre a la fecha tienes toda la razón y lo corregiré a la brevedad. Respecto al juego de nombres de referencia a los personajes/actores está permitido intercambiar los nombres a capricho, lo cual no constituye una falta. Gracias por la observación.

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