Momentos Favoritos del cine: Thriller, nostalgia de treintones ochenteros

13 going on 30 es una película de comedia romántica donde el deseo de una adolescente por tener 30 años se hará realidad gracias al poder de unos polvitos mágicos; no, nadie se mete cocaína, pero el viaje en el tiempo sucede de manera casi fantástica y los resultados son parte de las piruetas a través de las cuales transcurre la historia.

Jenna Rink, personaje interpretado por Jennifer Garner,  es a sus treinta primaveras lo que muchas de nosotras podríamos haber imaginado en nuestras más tiernas adolescencias. Exitosa, trabaja en lo que quiere (una revista de modas), vive en un penthouse costosísimo, tiene un chofer con limusina, trabaja al lado de su “mejor amiga”, tiene un novio deportista famoso, un cuerpo delgado y rozagante de belleza y un armario para suspirar; sin embargo, la sombra de su pasado le sacude su encantadora vida para enfrentarla con su verdadero y gran único amor ¿quién? Pues su mejor amigo, Matt, Mark Ruffalo con quien compartió caramelos, el nacimiento de MTV, la era del video, la moda ochentera y el gusto por bailar Thriller de Michael Jackson.

Vamos, el paralelismo con aquella joya llamada Big, en donde el deseo de ser mayor fue hecho por Tom Hanks, es prácticamente necesario, aunque no por ello se obtienen los mismos resultados. Pese a ello, resulta una cinta divertida.

Ya sé, ya sé… yo,  la abogada del cine europeo, del cine de arte, de las joyas de la época dorada mexicana, la de Cannes y las buenas costumbres… pues hoy no, hoy me apetecen las palomitas y por tanto, mi momento favorito va dedicado al fragmento más representativo y mejor logrado (desde mi humilde opinión) de toda esta parafernalia de viaje en el tiempo.

A Jenna le pasó lo que a la mayoría de nosotros, los que ya hemos llegado al tercer piso (o rebasado). Estás en una fiesta, suenan las canciones de moda interpretadas por hombres y mujeres que podrían ser tus hermanos menores o incluso (qué miedo) tus hijos. Ahí está el beat, el ritmo, la letra pegajosa; la letra inentendible, y nadie baila… los más valientes, en todo caso, hacen como que mueven un poco la cabeza y el vaso con bebida oscilando de aquí para allá en un intento de danza.

De pronto, a alguien se le ocurre poner el meneaito, la macarena, el 1,2,3 todos para abajo; no rompas más mi pobre corazón, payaso de rodeo, las de Menudo o Timbiriche… se armó el bailongo.

En una escala mucho más exquisita que los ejemplos anteriores, el detonante en la película es ni más ni menos que Thriller, pieza maestra del rey del pop que podría considerarse como una especie de himno ochentero, uno que remite a la más gloriosa época de Michael Jackson, a una obra de arte contemporánea hecha videoclip y a un suceso que cambió por completo no solo a la historia de la música, sino de la cultura popular.

Y la cosa es que la escena es fabulosa. Ver a tanta gente haciendo la famosa coreografía, disfrutando y regocijándose en una nostalgia que todo permea, es algo que a mí me encanta y que lejos está de parecerme absurdo o ajeno.

¿Ustedes qué dicen?

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Cat Movie Lee    


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