Cine barato: La peor cara de Serbia

Si pensamos un momento en qué sería lo peor que le podría suceder a un ser humano inmediatamente se nos vendría a la cabeza algo como la tortura, ahora si nos preguntamos específicamente por el mayor miedo de un padre de familia, este seguramente sería el daño que pudieran sufrir sus hijos o esposa. No hay mucho esfuerzo en darse cuenta de ello, es una hipótesis a la cual toda persona podría llegar y a partir de la cual se puede dar rienda suelta a la imaginación para crear diversas formas de dolor, hay unas fácilmente pensables como la muerte y otras que solo podrían surgir de mentes con claros síntomas de alguna sicopatía, un ejemplo de esto último es A serbian film.

Srdan Todorovic es una ex estrella del cine porno cuyo nombre “artístico” es Milos y que  actualmente vive junto a su esposa y su pequeño hijo. Los días para Milos son cada vez más complicados debido a la falta dinero para sustentar a su familia, por lo que decide aceptar una oferta de trabajo por parte de un “sofisticado” director de pornografía quien le promete que tras la grabación de la cinta su familia no volvería a tener nunca más incomodidades monetarias. Para Milos está claro que algo no está bien, pues el dinero que le ofrecen por el trabajo está fuera de lo común, pero motivado por la situación ya expuesta no le queda más que rodar el film.

Bajo esta premisa, a Milos se le obliga a realizar diversos actos fuera de lo común hasta para un actor porno, actos que incluyen tortura, muerte y por si fuera poco, niños. La cinta es un mix de escenas sadomasoquistas expuestas a modo de recuerdo por parte del protagonista, quien tras recobrar la razón reconstruye los hechos. Esto último carece de todo mérito creativo, pues siempre será fácil mostrar el típico “¿y qué pasa si…?” sobre una historia base, más aún si se muestran de forma independiente tal como un sketch de televisión, lo cual ya hemos visto en películas de terror que se enfocan en exhibir muertes variadas de cada uno de sus integrantes por separado (entiéndase Saw por ejemplo).

Este tipo de cine, que por lo demás es de bajo presupuesto, tiene un público especifico que es el que gusta del cine gore y también del B, pero un recurso fácil para lograr la atención del público más “exquisito” y “especializado” es agregar cuotas de arte baratas en la película, excentricidades que llamarán la atención de astutos cinéfilos que buscarán la quinta pata al gato en una obra que para un ojo estándar no tienen mayor explicación. Es así como el director logrará una gratuita defensa para su obra sin argumentar nada, solo entregando un producto incomprensible que se presta para la interpretación abierta de quien se jacta de entender más allá las complejidades de un film que no será del gusto masivo.

Recuerdo que a Von Trier lo expulsaron de Cannes por realizar unas “bromas” anti-semitas, recuerdo que en muchos países se prohíben filmes que manifiestan cierta intolerancia a minorías o manifiestan un punto de vista de la historia que difiere de la “historia oficial”, muchas veces obras como estas exponen un tipo de violencia fuerte contra determinadas etnias y suelen ser censuradas o objeto de público rechazo. Sinceramente prefiero ver una cinta que incluya violencia ideológica o ataques contra personas adultas que aquellas que muestran escenas sádicas contra menores de edad, y si los críticos, que suelen reprobar el odio racial en las películas (por mencionar algo), aceptan cintas como A serbian film argumentando la libertad de expresión, es porque están todos locos.

Hace poco tiempo en Inglaterra se le negó la calificación fílmica a The human centipede porque según las autoridades representaba una serie de burdas imágenes que no constituían algo que pudiera ser llamado “a movie”, no representaba un entretenimiento, ni un aporte, ni algo con pies y cabeza (sarcásticamente hablando), lo que para mí es comprensible, si una grabación como la de Tom Six pretende andar por ahí dando vueltas libremente, al menos que no espere que se le pueda calificar de “obra cinematográfica”, porque no por no limitar la “libertad de expresión” vamos a calificar algo que no cumple con un mínimo de racionalidad y congruencia como una obra del séptimo arte, de todas formas esto queda en manos del espectador y no es necesaria la intervención de un órgano oficial con autoridad supuestamente incuestionable.

Es así como podemos llegar a la conclusión que la llamada libertad de expresión, argumentada por muchos críticos para defender ciertas obras, cae en el juego del doble estándar del paradigma imperante según el cual, por ejemplo, mostrar una película con un contenido político podría ser mas reprobable que la de mostrar incesto sin consentimiento.

A serbian Film no es una gran película, por lo demás carece de diálogos y frases notables (no se como pudieron premiar su nulo guión por ahí), es una serie de actos destinados a crear impacto en el espectador utilizando la desagradable combinación entre la violencia y el sexo, lo cual representa la falta de capacidad de Srdjan Spasojevic por crear un film que brille por su calidad en vez que por su polémica, solo defendida por quienes creen ver un fin altruista entre las minimalísticas ambientaciones de sus escenas, en que solo se perciben tres colores en cada una a modo de darle un estilo en particular, emulando arte.

¿Y los festivales de cine? Los festivales de cine quieren figurar a costa de lo polémico (siempre y cuando no se toquen temas en contra de quienes los financian), me son irrelevantes sus criterios de premiación cuando solo quieren hacer ruido, como sucedió con este film serbio.

Nota: Se que se hizo ya un artículo en Cinescopia sobre este filme, pero acorde al estilo que nos distingue, ofrecemos puntos de vista diferentes.

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Equipo editorial de Cinescopia.


4 Comments

  • Pues no se si sea barato pero desde que se hiso la primer revisión de este film no me entran ganas de verla desde mi experiencia con Martyrs.

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    • Martyrs se me hizo mas ruido que otra cosa, al final no me parecio tan fuerte.

      Sobre A Serbian Film no la e visto ni la vere, le leido acerca de ella y considero que una persona sana jamas consideraria ese tipo de imagenes como entretenimiento.

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  • Algo similar a lo que usted cuenta me sucedió cuando vi “Irreversible”. Simpaticé con algunos diálogos y disfruté (si puede decirse…) de las actuaciones; no obstante, la sucesión de escenas violentas que conforman el final de la historia (pero el principio de la película) crean un impacto que se roba el film. El morbo desmedido hizo que se buscara en la cinta una explicación secreta y aparentemente “invisible” para el espectador regular. Un vicio común de la crítica. Curiosamente, “Solo contra todos” (anterior a Irreversible) resulta una obra igual de perturbadora pero de forma armónica. “El carnicero” nos introduce en una vida de desgracias y decisiones erradas; lo perturbador es encontrar que en el fondo, aun en un rinconsito, simpatizamos con un personaje que hace cosas terribles. El efecto no depende del impacto visual… es más, leer el guión bastaría para la congoja.
    En fin, excelente entrada y pido disculpas si acaso me fui tema. Saludos

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    • “El efecto no depende del impacto visual… es más, leer el guión bastaría para la congoja”
      Creo que esa frase resume mucho de lo que quise decir.
      Gracias por leer.

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