En la Estrada de Cinescopia: El Decálogo

Que honor tener la visión de nuestro corresponsal, amigo y colaborador Israel Jacob sobre una de las mas importantes obras de uno de los directores más significativos del anterior siglo, una eterna recomendación para todo aquel que se diga cinéfilo y un referente de toda videoteca de cualquier coleccionista. Para este nuevo año una excelente opción para comenzar con buen cine…

El Decálogo

Por Israel Jacob

@Israel_Jacob

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Entre otras cosas, el fin de año se caracterizó por la falta de buenas producciones, y las pocas que hay ya han sido acertadamente reseñadas por El Fett.

Así que, aunque oficialmente las celebraciones navideñas han terminado, según mi percepción, la temporada en que el grueso de la población mexicana predominantemente católica se encontró más sensible y receptiva, es el intervalo que transcurre entre nochebuena y nochevieja; abundar en los motivos sería redundante, tan sólo mencionaré que la esperanza, fe y nostalgia por el año que termina pueden ser tremendos motores para operar cambios profundos en nuestro estilo de vida, es por eso que echo mano del genial Krzysztof Kie?lowski (Tres Colores (Trzy Kolory, 1993-1994) y su obra “El Decálogo” (Dekalog, 1989).

Esta serie de 10 cortos (un corto para cada mandamiento), busca que el espectador se reformule el alcance y aplicación de un puñado de preceptos morales creados hace más de 3 mil años que subsisten hasta nuestros días como código de conducta que busca regular la convivencia entre individuos, y que se derivan de las creencias religiosas compartidas por la mayor parte del mundo occidental. El mayor acierto de Kie?lowski es el planteamiento de una serie de interrogantes abordadas desde un aspecto más ético que religioso, y un tratamiento de personajes con tantos matices como la contradictoria naturaleza humana los permite. Los personajes de Kie?lowski son profundamente humanos e imperfectos, y es precisamente ahí en donde radica su belleza y facilita la empatía con el espectador, sus pasiones y dudas son honestas, sus planteamientos lejos de ser sacrílegos, revelan personas que intentan trascender, sanar y reivindicarse. Son personas que buscan siempre hacer lo correcto, y muchas veces al hacerlo ya transgreden un mandamiento, ya hieren a quien aman, o en el peor de los casos, se dañan a sí mismos. No hay víctimas ni victimarios, los actores juegan, toman sus decisiones y se responsabilizan por ellas, aquí los mandamientos no construyen vidas, son los personajes quienes dan sentido a cada precepto y lo dimensionan. No hay destino, sólo consecuencias.

Aunque Krzysztof nunca habló abiertamente de su fe, su obra indudablemente se vio permeada por la profunda tradición religiosa de Polonia, su país natal, y es ese contexto el que proporciona la materia prima para abrir la discusión sobre la vigencia de los 10 mandamientos en una sociedad cada vez más consciente de sus propios alcances y libertad de elección. En “El Decálogo”, la frontera entre lo divino y lo terrenal se desdibuja, los personajes quieren libertad, desean ser libres incluso de ellos mismos, quieren decidir y asumir las consecuencias de sus fracasos para así demostrar cada vez que sí pueden levantarse, que son autosuficientes, desean ser evidencia viviente de que la razón ha derrotado al obscurantismo, al fanatismo; el único poder que necesitan es el de la razón. Y no es casualidad, Polonia no únicamente tiene una larga tradición católica, también fue bastión de la otrora poderosa Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, con todo lo que ello supone.

Es Polonia, hambrienta de libertad y progreso, coartada por su tradición, es Kie?lowski, tan divertido y superficial en sus respuestas y tan profundo en su obra. Es “El decálogo” nada tan profundamente religioso en su origen, y seglar en el tratamiento.

Aquí la propuesta, una película llena de matices y elementos técnicos sobresalientes (mención aparte a la maravillosa música de Zbigniew Preisner), para que, durante este aún vigente maratón Guadalupe-Reyes se opere ése cambio que quizá muchos de ustedes está buscando, y para que éste más. Un saludo sincero y mis mejores deseos para este 2012.

Acerca del autor

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Equipo editorial de Cinescopia.


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