Hecho En México: Nacionalismo MTV

Pionera de una nueva en la radio en México a finales de los 80. Así sus orígenes, Lynn Fainchtein una vieja conocida nuestra ahora produce produce este “docu-musical” cuyo fin aparente es destacar los aspectos positivos de la cultura  mexicana. Sin embargo, no es la primera vez que la experta en música incursiona en este género cinematográfico buscando dar voz a un segmento de la población con una visión muy particular de lo que es ser mexicano. En 2007 produjo un… ¿documental? dirigido por el locutor Olallo Rubio, y en 2010 también escribe otro documental llamado 0.56% ¿Qué le pasó a México? Así Lynn ha encontrado una nueva vía para expresar sus, muy respetables, ideas de izquierda, a veces populistas, siempre radicales y a menudo viscerales.

Si la productora algo defiende con pasión es sus creencias políticas y sociales, lo que a veces la lleva a tener una actitud  intolerante hacia opiniones distintas a las suyas. Hasta aquí un poco del contexto en que lanza esta producción. Es importante explicar los cimientos sobre los que se construye esta pieza, porque los primeros cuarenta minutos de proyección son un regocijo, un banquete servido para un sector de mexicanos que han desarrollado una visión, desde mi experiencia personal, no sólo un tanto equivocada de la identidad mexicana, sino que además siempre que les escucho quisiera saber quién o en qué momento se les nombró representantes de lo que consideran “los más necesitados”.

Y no es que niegue la terrible realidad que enfrentan países en vías de desarrollo como México, lo que me llama la atención es la simpleza con que no sólo en esta cinta sino que generalmente abordan temas tan complicados como lo son el poder, la economía, el arte y en general la compleja identidad mexicana. Amantes de la teoría de la conspiración (ahora son los medios, no el gobierno para variar) tenemos en cuadro a Daniel Giménez Cacho hablando con tono solemne de cómo somos los mexicanos, lo que necesitamos y cómo somos manejados por los medios de comunicación (así es, según él no tenemos voluntad propia, no sabemos leer y nuestras neuronas están incapacitadas para realizar una sinapsis efectiva) y esto lo sabe… pues porque lo sabe y ya.

Al club de Toby de Lynn se une un adusto y grave Juan Villoro, quien más que emitir una opinión sentencia, abunda y detalla la realidad y origen de (cualquier) crisis nacional. ¿Y qué sería de una cinta de esta naturaleza sin la cada vez menos coherente y sí muy advenediza Elena Poniatowska filosofando sobre (el final) la vida?  Y de allí “pa’l real” un desfile de artistas, de enorme calidad  hay que decirlo, pero que no dejan de ser un cliché gastado y “posón” del jipi fresón que cree que la señora que le ofrece chicles en un bar de la Condesa (o mejor aún, de Polanco porque la Condesa ya “está muy vista”) representa al sector más desprotregido del país y cuyo acercamiento a la realidad nacional, en la mayoría de los casos, es através de libros de filosofía e historia y algo de política, el noticiario de Aristegui o “La Jornada”, así como discusiones acaloradas ante una botella de merlot con amigos que insisten en que “a este país se lo está llevando la chingada comparado con Londres, Estocolmo, China o hasta la India” y terminan con un airado “muera el capitalismo” porque eso sí, desde sus cómodos departamentos en Polanco, residencias en San Ángel, o lofts en la Roma son hacedores de verdades. Es éste un grupo de nacionalistas neo-jipis que se autoerigen como nuevos redentores del país, fieles discípulos de nuevos mesías liberadores de las Américas destinados a concretar el sueño bolivariano, o eso dicen ser.

La música del documental está espectacularmente mezclada, producida y mezclada con las imágenes que se presentan, aunque de lenguaje cinematográfico sea ajeno para el director británico Duncan Bridgeman quien entrega una pieza colorida (otro cliché, México es colorido e indígena) digna del Top 10 de cualquiera de los canales de la cadena MTV. Así se cumple la fórmula, un grupo de artistas (mainstream casi todos, obviamente) queriéndonos convencer de que los medios de comunicación nos controlan y es mejor pensar como ellos (los artistas) porque su sensibilidad y conocimiento sí es la neta, o sea, desean  que ya no seamos controlados por los otros, los malos, que ya manejan nuestra voluntad, mejor que nos controle el arte, SU arte, porque su voz si refleja al mexicano moderno, al mexicano indígena, pero sobre todo al mexicano olvidado, para ellos México es uno, aunque no sea así.

La fórmula incluye a un director extranjero que nos de una visión “imparcial” de nosotros mismos porque no somos capaces de reconocernos, personajes populares, Gloria Trevi y Alejandro Fernández que representan esa otra parte, la de uno de los productores, digo, el enemigo favorito… Televisa. Buenísima música con harta mala palabra porque claro, así somos los mexicanos, incapaces de expresarnos sin maldecir, mentar madres y descargar nuestra furia contra el “otro enemigo favorito” los Estados Unidos o eso quieren que creamos.

Y es aquí cuando resulta chocoso el asunto, ver a un airado Giménez Cacho acusando, señalando y juzgando indirectamente a los productores ejecutivos del documental: Emilio Azcárraga y Bernardo Gómez Martínez que para quien no lo sepa, es Vicepresidente Ejecutivo de Grupo Televisa. El mismo discurso aplican para el problema de la migración ilegal hacia los Estados Unidos, siempre reprobable el trato que se le da a nuestros paisanos pero la voz de los artistas suena a una rica tradición fincada en “Nosotros los Pobres” y “Ustedes los Ricos” (“ellos tienen el dinero pero no el corazón”) donde los pobres son buenos por el simple hecho de ser pobres y los ricos son malos tan solo por ser ricos y la letra de las canciones apuesta a una muy peligrosa actitud revanchista, amenazante y hasta desafiante.

La segunda parte del documental es mucho más equilibrada y honesta, sin embargo pareciera que el guión va por un lado y las imágenes por otro porque mientras el discurso de los artistas que intervienen dando opiniones sobre la nueva realidad mexicana (Diego Luna entre otros) las imágenes parecen estancadas en una especie de nacionalismo basado en el orgullo de se indígena (ojo, ya una vez lo dijo el maestro Sergio Zurita con la boca llena de verdad, que levate la mano quien tenga rasgos 100% aztecas, huichol o yaqui, somos mestizos y nuestro físico y apellidos así lo delatan) pocas son las imágenes de ciudades que se observan y sí mucha provincia que da una sensación de paz y conecta con nuestra mexicanidad que siempre remite a esa melancólica visión de las películas mexicanas costumbristas de los años 30s y 40s. No pude ver imágenes importantes de ciudades tan importantes como Guadalajara, Monterrey, o incluso Chihuahua. Los aspectos técnicos están a la altura de lo que pudiese esperarse de una producción de este tamaño, con una fotografía excelente pero sin imágenes memorables que causen gran impacto.

Plausible sin duda el esfuerzo que hace Hecho en México para tratar de levantar el ánimo nacional, lo malo es que la intensión suena falsa. Las imágenes son de una belleza a veces simplona pero siempre honesta, la música, cuando no entra en “politequerías” es muy disfrutable, alegre, sentida, jocosa y mayormente amable es buena idea verla en cine, pero igual se puede esperar su llegada a DVD… no merece la pena en BlueRay  ya que no deja de tener un sabor a… “De Panzazo“.

Unos tips: esperen el momento Lila Downs, gloriosamente absurdo y sensiblero. Ojito en la versión de la canción huichol Cusinela, extraordinaria, dinámica, con una composición impactante y una letra harto misógina, pero sintomática sin duda.

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7 Comments

  • Es muy molesto ver este tipo de documento visual que trata de “representar” algo tan complicado como la identidad nacional, y mas utilizando, “personajes” de la vida televisiva o “representantes” de la música y del cine y de la cultura netamente con una postura privilegiada. En el caso de la música es mas desesperante. Artistas de cartón que se creen intelectuales, tipos como natalia lafourcade, gloria trevi o la mismísima lila Downs (pa apellidos mexicanos). Documentales impecables técnicamente hablando pero vacíos, muy vacíos.

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    • Don Alex muy de acuerdo con su comentario y como persona con apellidos extranjeros y orígenes lejanos a esta tierra que tanto quiero (sin cliché y orgullosamente mexicano) me atrevo a decir SIN ningún tipo de complejo que la pieza en cierto momento incluso adquiere un tinte neo-Hernán Cortez en reversa, es decir… medio Hidalgo, o eso me parece. Un fuerte abrazo.

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  • Hola coincido contigo en la critica, el mismo discurso político de años y años ya como que cansa y no puede ser que no se pueda evolucionar, y lo mismo para como la gente ve al mexicano; en serio no hay otro punto de vista, ese estereotipo que muchos se tragan pero que no sirve mas que para dar vueltas en circulo y caer a lo mismo, que no te deja evolucionar como sociedad, yo creo que el mexicano es mas que esto mucho mas, pero no se hasta cuando veremos en una sala de cine ejemplos diferentes(creo q hay muy contadas excepciones), saludos :).

    Buena la música y algunos de los personajes, no deja de ser “Bonita”

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    • Ruperth, en efecto es un discurso agitado que no habla más que del intenso atraso que hay materia de libertad de expresión en México, aunque no me haya gustado el tono del documental me gusta la pieza como una voz más (aunque diga lo mismo) sobre lo que hay que decir de este bellísimo país. El atraso a que me refiero es que, si Lynn no sacó un material como este anteriormente es porque efectivamente había muy pocas oportunidades de presentarlo a nivel masivo, y es ahí donde encuentro cansada y pasé la visión de estos pseudointelectuales, siempre quejándose de la falta de libertad de expresión y siempre expresando sus ideas en todo medio que se deje. No es posible ser más incoherente. Gracias por su comentario, espero continúe habiendo retroalimentación.

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      • Hola si, tiene sus cosas a mi me gusto mas después de que se dejaron de la politiquería cansada y culpas, cuando ya dejaron de tocar esos temas fue cuando vi cosas mejores, esta bien hecha, entretenida, Bien 🙂

        Por otro lado me gustaría q el cine hecho en México fuera diferente, mas serio mas pensado, con buenas historias no puede ser que en un país como el nuestro no existan infinidad de historias para ser contadas en el cine, por personas con capacidad, digo o no se, tal vez esas historias no les interesan a las gentes del cine aquí, saludos.

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        • Aclaración de mi comentario anterior jejeje: “interesan a las gentes del cine aquí” me refiero a México, quedaría: “interesan a las gentes del cine(industria) en México”.

          saludos.

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