La otra familia: ¿Buena o mala?

En esta ocasión el VERSUS tratará únicamente la reciente producción mexicana “La otra familia”, del director Gustavo Loza. A mí me toca el papel de defenderla, y al Sr. Alex Waters le tocará atacarla…

Antes de comenzar, he aquí una pequeña reseña de la película:

Una madura pareja homosexual (Luis Roberto Guzmán y Jorge Salinas) repentinamente se vuelve responsable de un niño de 7 años llamado Hendrix (Bruno Loza, hijo del director) por encargo de Ivana (Ana Serradilla) una amiga de la pareja, ya que Nina (Nailea Norvind), su madre, es drogadicta y lo abandona en repetidas ocasiones. Al principio la pareja no sabe cómo reaccionar ante la situación, pero después se encariñan con el niño al grado de querer adoptarlo como su propio hijo. La madre es obligada a entrar en rehabilitación, mientras su amante (Andrés Almeida) pretende vender al niño a una pareja heterosexual que no puede tener hijos y que su matrimonio se desmorona (Juan Ríos y Dominika Paleta). La madre huye de la clínica para recuperar a su hijo, decidida a hacer todo lo necesario para lograrlo…

En primer lugar, es de admirarse la valentía del director Gustavo Loza al aventurarse en tratar todos estos temas que son tan controversiales en nuestros días, destacando sobre todo la adopción homoparental, no sólo por tratar este tema tan delicado, sino por la forma en que lo expone asegurándose de ser entendible por todo mundo. Guzmán y Salinas  realizan un trabajo sublime con sus personajes Chema y Jean Paul: hay una excelente química entre ellos, no sobreactúan y sobre todo lo hacen  con una absoluta comodidad. Estos personajes reflejan la ternura y amor que sólo unos verdaderos padres le pueden dar a un hijo.

Otro de los temas tratados en la cinta con gran acierto es el de la polémica inseminación artificial,  con el dilema de si es aceptable o no, y si lo es al grado de complicarlo tanto casi al punto de parecer incesto. En mi opinión, la maternidad es un derecho que a ninguna mujer se le puede negar; la manera de concebir es decisión de cada quien y no le veo ningún problema mientras todos los involucrados estén de acuerdo con el procedimiento.

No podían dejarse de lado el narcotráfico y la drogadicción, que tantos estragos causan actualmente en nuestro país. En este caso está visto desde la perspectiva del consumidor y su proveedor más directo. Cuando el consumo alcanza el nivel de dependencia (como generalmente sucede) se pierde la noción de la realidad hasta orillar al adicto a no tener más control sobre sus acciones. El claro ejemplo es Nina (bajo la magnífica interpretación de Nailea Norvind) al descuidar tanto a Hendrix y dejarlo abandonado a su suerte, sin siquiera ser consciente de ello.

Por último, la contraparte de la exitosa relación homosexual de Chema y Jean Paul es la disfuncional pareja heterosexual conformada por Luisa y Agustín (Paleta y Ríos), quienes representan a todas aquellas parejas que buscan los recursos más desesperados para salvar su relación, como lo es la adopción de un hijo; o bien, se refugian en distractores tales como el adulterio.

Así bien, con algunos diálogos un tanto forzados pero efectivos, la película logra su cometido de evidenciar y denunciar la homofobia generalizada en la cultura mexicana, pero también nos muestra el lado humano y positivo de las familias no tradicionales. Cabe mencionar que, además, el humor característico de los mexicanos está presente en gran parte de la cinta, invitando al espectador a identificarse con los personajes y las situaciones cotidianas. En resumen, un excelente ejercicio fílmico y un gran avance para el cine mexicano en cuanto a la tolerancia y aceptación del colectivo LGBT.

Hasta aquí mi intervención, ahora le toca al Sr. Waters externar su opinión.

P.D. Para más información de la película, ingresa a su portal aquí.

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