Lovelace: Que gran “mamada”

En términos meramente vulgares y mundanos, en mi universo se le llama “mamada” no solo a la acción del mamífero de succionar leche de los pechos de sus madres, sino a una simple estupidez, aberración, sandez, imbecilidad y/o abuso de algún individuo o conjunto de estos hacia su prójimo y/o semejante. Así mismo, este mal uso de la palabra que se adquiere como un modismo rústico y grosero por parte de cierta sociedad latina de la que su cazarrecompensas es oriundo, también se suele adjudicar al acto sexual por vías orales, actividades en las cuales la protagonista de este film basado en un personaje real se especializaba.

Dejando claro la naturaleza de esta entrada y lo honestamente vulgar que suele ser su servidor cuando lo sacan de sus cabales, Lovelace se convierte en todo lo contrario a un placer cinematográfico, siendo una cinta que conglomera todas las debilidades de la industria hollywoodense poniéndolas al servicio de algo efímero; desde su contextualización, dirección y actuaciones y esa engañosa promoción del factor morbo que podría acarrear a algunos incautos, la biopic basada en hechos reales no es más que un caso de Oprah Winfrey adaptado de algún capitulo dentro de un libro de superación personal totalmente absurdo para la concepción cinematográfica que muy pesar de todas sus carencias, tiene la oportunidad de presentarse en pantalla grande gracias al rostro que la protagoniza.

 

Relato nada profundo

Basada en la vida de Linda Lovelace, fugaz actriz pornográfica que saltó a la fama gracias al polémico film Deep Throat de 1972, Lovelace implica desde su concepción algo totalmente pasajero: la vida de una chica maltratada y con serios problemas familiares que después de ser prostituida por su pareja y convertida en actriz porno, se supera y escribe un libro sobre su tortuosa vida, relato que a través de su tratamiento redundante y una dirección torpe se convierte en algo más que irrelevante y que basa su intento de sobresalir en las pocas capacidades histriónicas de su protagonista.

El guion es tan grosero como el título de este post. Obra de Andy Bellin, este individuo hace de la historia de Lovelace lo mismo que con su anterior ejercicio y debut Trust (2010), una deconstrucción de un tema complejo (el morbo de lo prohibido dentro de ciertos tabúes sexuales) para transformarlo en un cuento de niños sin ninguna aportación narrativa de importancia, haciendo a su desarrollo predecible y aburrido, que si bien quizá hubiera servido como producción de relleno televisivo con fines de superación personal, para el lenguaje cinematográfico significa insignificante y de muy mal gusto.

Por si esto fuera poco, el libreto solo es la punta de un iceberg a punto de desquebrajarse, pues la dupla de directores conformada por Rob Epstein y Jeffrey Friedman son los responsables de desarrollar un bosquejo mediocre de estructuración argumental que desemboca en una especie de narración atemporal con un muy mal uso del recurso flashback que solo maximiza las debilidades de la cinta y saca a relucir el origen televisivo de los responsables (Con mucha experiencia en documentales televisivos)

Al final de su arrítmico metraje (Tan solo 93 minutos que en estos ejercicios suelen hacerse eternos), uno sencillamente se pregunta por qué este tipo de producciones alcanza la pantalla grande cuando su naturaleza fílmica es perteneciente en todos sus rubros al formato de la televisión.

 

Seyfried y su gran y profunda boca

Como suele suceder en las biopic’s, el rubro histriónico suele resaltar en gran parte gracias a la fragilidad de este tipo de relatos, resultando en la explotación de las ventajas actorales de los inmiscuidos en asociación con los objetivos de los responsables en el banquillo de dirección. Desgraciadamente en este particular caso, aunque las actuaciones si logran ser el sustento necesario para aguantar esta especie de historia sobre pornografía para niños, la madurez de la protagonista al igual que su guion no logran lo necesario para poder encausar de buena manera la producción

Ya con tanta repetición empezamos a perderle el gusto al cuerpo de la Seyfried. Esta más que mediocre actriz basa su talento en el morbo del desnudo, actividad con las que nos ha deleitado durante mucho tiempo en su corta carrera, pero que en esta ocasión no es suficiente dadas las circunstancias y el origen real de su personaje. Aunque la bella rubia (en esta ocasión castaña) sufre una transformación importante en términos físicos, su interpretación se asemeja a una chica que quiere aprender a actuar más que a una actriz; digna de telenovela, su trabajo en muy pocos momentos brilla en gran parte gracias a la incorporación de su co-protagonista, un Peter Sarsgaard de siempre buen desempeño, pero que sufre nuevamente del encasillamiento en personajes abusivos que por sí solo merma su calidad  y trabajo recordando mucho a su papel en Boys Dont Cry.

Como la cinta en general, las presencias efímeras proliferan, comenzando por un ya insoportable James Franco y unos desperdiciados Robert Patrick, Juno Temple y Sharon Stone, tal vez siendo lo más destacable en el apartado el comedy relief provisto  irónicamente por los responsables de la producción pornográfica, personajes interpretados por Hank Azaria, Bobby Cannavale y Adam Brody que terminan pro ser lo más realista y llevadero de la cinta

 

¿Hay que verla?

Absolutamente no. Mientras los morbosos se llevan una gran decepción, los amantes del cine y/o del buen entretenimiento querrán de vuelta su dinero inmediatamente al presenciar una narración absurda que nos recuerda a las producciones del canal de tv Hallmark.

Por otra parte, aunque Seyfried regala su mejor actuación (Por más triste que esto parezca), el reparto carece de la emotividad dramática necesaria planteada en un guion fallido, haciendo que el apartado cómico accidentalmente se robe no solo el acto clímax sino todo el film, labor en donde los inexpertos directores aportan su grano de arena.

Para este caso mejor valdría la pena echar una revisitada a aquella polémica cinta llamada Garganta Profunda, una buena oportunidad para saber por qué Linda Lovelace  conmocionó no solo a la industria pornográfica internacional, sino al cine en general (Claro, nada con excesos y todo con medida)

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


3 Comments

  • Dije que no, pero necesitaba verla, no por morbo, sino por una deuda que Amanda tiene pendiente conmigo. Y ¿qué tal le fue?

    Me gustó.

    Darth Vader: ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOU!

    La dirección se nota que tiene mucho trabajo por mejorar, hay momentos en los que el interés se pierde y en los últimos momentos ya empieza a haber cámara en mano, pero logra mantenerse durante la primera mitad y si bien tiene un ritmo que después de un rato se hace pesado, no es para nada aburrido. Eso sí el flashback está mal usado.

    La historia… ok sí es predecible, pero ¿qué esperas de una película basada en una historia real? Claro que tiene que ser predecible, pero logra adentrar muy bien en la vida de dicha actriz, viendo los problemas con los que tuvo que lidiar y, si bien tiene muchos cabos sueltos y temas que necesitaban más tiempo, nuevamente logra mantenerse durante la primera mitad.

    Voy a saltarme la parte de las actuaciones y me enfocaré en lo que quiero: Amanda Seyfried. Luego de tantos y tantos y tantos tropezones y de películas en las que básicamente me terminé hartando poco a poco de ella, finalmente logra algo siquiera decente al poder adueñarse casi por completo de Linda Lovelace. Hizo un muy buen trabajo con respecto al resto de su carrera (por mucho), pero que se despida de Óscar.

    Esta película ha tenido muchas opiniones encontradas y lo entiendo, pero yo salí en general satisfecho con el producto final, que si bien no es malo se nota que pudo haber quedado muchísimo mejor. Sin embargo siento que el principal problema que tiene no sólo esta película sino todas las que tienen y tendrán esta temática, es que existe Boogie Nights y si viste primero la de P.T. Anderson mejor habrá que esperar a rentarla. Aunque bueno, también el problema puede ser mío pues el drama me es muy difícil de ver, no en el sentido de que no me guste (de hecho es mi género favorito junto a la comedia), sino de que me es muy, muy difícil saber si un producto es bueno o malo debido a la manipulación sentimental, por esta razón películas como I am Sam o Patch Adams no me parecieron tan malas, de modo que necesitaría ayuda para poder finalmente hacer esta diferencia.

    3/5.

    Ahora hay que esperarnos a ver como Ashton Kutcher destruye a Steve Jobs.

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    • Fijese mi estimado que Lovelace no se decide, es una pelicula que quiere abordar temas complejos pero se queda en el comienzo, e suna pelicula muy sobrada y debil de temas fuertes que cualquier niño de 10 años puede ver sin problemas. Las actuaciones empiezan bien pero despues son acartonadas y sin nada nuevo que resaltar, pero bueno, lo que me da gusto es que al menos perdono un poco a la pobre de Amanda que tanto tundimos aqui XD

      Fijese mi estimado que Jobs es mala, sin embargo es Kutcher el que intenta salvar la cinta a pesar de que en pasajes dramaticos nos remembra mas a su etapa comica. Le sorprendera que no lo hace nada mal e incluso resalta en toda la cinta, y se lo digo yo que odio al Kutcher con todas mis fuerzas. La critica la tendremos prontamente por aqui en Cinescopia asi que no se la pierda despues del estreno de la pelicuka

      Saludos estimado y oiga le tengo un encargo por twitter le mando un mensajito y ya usted me dice si gusta participar

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