Mindhunter: Los Expedientes Secretos Psicológicos

No cabe duda que con el pasar de los años Netflix se ha convertido en el principal proveedor de seriales televisivos, mismos que a diferencia de su filmografía original, se han establecido como referente de calidad y que por lo general presentan de medianos a buenos resultados en cuanto a su continuidad y penetración preferencial de la audiencia. Pues bien, la plataforma streaming extiende su estatus y reinado en el rubro con Mindhunter, serie compuesta por 10 capítulos creados por el guionista australiano John Penhall, y que ganó cierta relevancia promocional antes de su estreno gracias a la inclusión de David Fincher como productor y director de 4 de esos capítulos (los primeros y los últimos dos de esta primera temporada).

Basada en hechos reales, Mindhunter adapta la historia detrás de la investigación, conceptualización y consecuente clasificación criminal que llevó a dos agentes y a un equipo especial designado del FBI, a entrevistar a los asesinos más perturbadores de la historia para crear perfiles psicológicos a partir de su pasado, traumas y conductas, para así poder  aplicar dichos estudios a la praxis, donde se pretende usar dichas confesiones como un arma para atrapar y/o prevenir que estos asesinos existan.

La primera particularidad de la serie (definida por Penhall y Fincher en sus primeros capítulos), es como lo indica su concepto, la introspección psicológica del argumento y sus personajes. Estableciendo que este tipo de estudios conductuales eran algo “extraño” incluso para los años 70’s, la delimitación casi instantánea de sus personajes clave permite una exploración intimista hacia cada uno de ellos de una manera progresiva a lo largo de la temporada. La pareja protagonista, dos agentes que mientras logran establecer su proyecto, deben luchar por la comunión y empatía laboral entre juventud, experiencia, ideologías, carácter, complicaciones familiares y amorosas, se convierte en una especie de apoyo narrativo, un elemento “humanizador” dentro de un objetivo metódico que nutre de personalidad sin abusar o desviarse de su tema principal: los asesinos.

El confinamiento de este equipo especial al fondo del sótano de Quantico, su química de confortamiento ideológico, así como el desarrollo de su historia y el de sus casos, recuerda en mucha parte a lo que Chris Carter hizo en las primeras temporadas de X-Files, y aunque su argumento es totalmente diferente, el uso de recursos narrativos como el “cliffhanger”, ayuda a dar  una mejor solvencia y dinamismo durante los 10 capítulos, incluso teniendo como principal atractivo el desarrollo por segmentos (casi siempre como prólogo del episodio previo a la secuencia de créditos) a lo que parece ser la historia de uno de los más perturbadores asesinos en la historia norteamericana: Dennis Rader, figura que no solo funge como una hipnótica crestomatía previa a cometer su serie de asesinatos, sino también como el elemento de confirmación para más temporadas.

Y ya entrados en el tema principal, hablemos del atractivo y protagonistas accidentales de la serie: los asesinos. A través de los 10 capítulos, Penhall y sus 4 directores tienen perfectamente claro que aquellos momentos fungirán como el clímax de cada episodio, sin embargo la rica estructura de estas secuencias llenas de buen diálogo y una excelente impresión de tensión, tienen el doble objetivo de también servir como causales constantes en la evolución del comportamiento de los agentes y en el crecimiento de un proyecto que en su momento llegó a acuñar el concepto “asesino serial” (uno de los mejores momentos de la serie). Así, las inquietantes figuras de Monte Rissell, Jerry BrudosRichard Speck y en especial de Edmund Kemper (figura que bajo la fastuosa actuación de Cameron Britton se convertirá en un referente televisivo) van desfilando de una manera elegante y metódica para que los héroes apliquen la teoría en casos aislados y provean a la serie de esa agilidad narrativa que la hace tan perturbadora como entretenida (La duración entre 45 y 50 minutos promedio de cada episodio también es un gran acierto)

A diferencia de otros medios, esta crítica considera que el primer capítulo es torpe tanto actoral como directivamente, sin embargo este mal necesario no se volverá a repetir y permitirá que el novato Jonathan Groff tome las riendas de su personaje y de la serie en general. A él se unen Hannah Gross, Anna Torv y Holt McCallany, este último robando cámara con su interpretación. Sorprende que un cuadro actoral conformado por novatos y desconocidos pueda procrear una excelente química y desempeños, estableciendo las bases estructurales para lo que promete ser un gran desarrollo de los mismos.

A ritmo del Zodiaco de Fincher, la mano del director y productor “thriller” es obvia no solo por su calidad técnica y narrativa, los cuales permiten una representación meticulosa e interna de los pensamientos, sentimientos,  actos e investigación de los crímenes, sino también por los elementos ya costumbristas en una gran selección musical y el cuidado estético de su escenario y ambientación, pudiéndonos trasladar sin problemas a una de las épocas estadunidenses más violentas de la historia, y en donde al parecer la figura de Charles Manson coronará las siguientes temporadas.

En conclusión, Netflix, Penhall y Fincher han logrado concretar en esta primera temporada algo que promete ser una de las mejores series en la actualidad, pero para confirmar estas expectativas debemos esperar hasta fínales del 2018, cuando su segunda temporada se estrene de manera íntegra.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


2 Comments

  • ¡Excelente reseña! terminé de verla la semana pasada y, como dije en otro comentario, me pareció la mejor propuesta de Netflix este año. Uno de los grandes aciertos fue la construcción de la época, cimentada en un correcto montaje físico y, sobre todo, en un desarrollo coherente de los dualismos morales de aquellos años (la discriminación racial, el feminismo, las ideas hippies, etc). Aguardo la segunda temporada.

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    • Totalmente mi estimado, la ambientación y la construcción de los personajes deja un rico planteamiento para ofrecer mas trasfondo y complejidad a las siguientes temporadas
      Saludos y gracias por comentar

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