Momentos De Terror Que Te Jodieron La Infancia: Drácula se revela

Ahí estoy yo, casual en la sala de mi casa a las diez de la noche, recostado en el sillón y sin supervisión familiar a mis 12 años (En serio ¡Gracias papás!) cambiando de canal de televisión a mi antojo y entrando en un conflicto ¿Ver Wild On y hartas chicas encuerdas y en bikini cuando E! valía la pena? ¿O dejarle en el glorioso C7 que en ese momento se encentraba pasando Drácula de Bram Stoker? Para mi fortuna mi calentura artística le ganó a mi hormonal y me decidí por la segunda opción, la cual al parecer, me solventría de manera muy tenebrosa y bizarra mis dos necesidades en aquella inquietante noche al conocer también a Monica Bellucci

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Me topo así con un cuento de hadas oscuro, lleno de simbolismos espirituales, sexuales e históricos, empapado de una lúgubre pero fastuosa ambientación y una arquitectura victoriana que por alguna extraña razón y a pesar de sus estructuras amplias (Una ciudad de Londres en su despertar cultural y un enorme y ancestral castillo de Transilvania) se trastornaba en espacios íntimos, diminutos, con recovecos y celdas, senderos de niebla y una inquietante cercanía entre sus personajes ¡Oh sí! El Conde Drácula por fin se me revelaría y las huestes de sus sensuales vampiresas adictas de sangre ¡Oh sí! La bestia se reflejaba no solo física sino subjetivamente, un tal Francis Ford Coppola utilizaría una serie de recursos en cámara rápida y de una perspectiva subjetiva para adentrarnos al psique de la criatura, pero ¿Por qué? ¿Qué esta criatura no era el villano de la historia? ¿Qué no debemos sentir solo terror al sentir y ver su amenaza? No. Entendería a la postre que Drácula de Bram Stoker sería el cuento de amor y horror por excelencia

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Y sería exactamente en el momento de la consumación de ese tórrido amor donde mi terror comenzaría, donde la criatura se mostraría tal y como es, imponente, escabrosa, pero no sin antes sacarme un susto de los veinte mil carajos, sacudiendo mi confort, mi hipnosis y de paso aventándome de aquel sillón sacrificando sí mi cómoda posición y a la postre, causarme un cansancio por la noche en que no dormiría y un par de pesadillas más.

Una secuencia portentosa donde se comulga el estilo y tono sombrío de su estructura tanto narrativa como cuas teatral. El espacio cerrado y la oscuridad sirven como escenario para el cara a cara de Van Helsing y sus secuaces contra la bestia. Más impactante aún resulta presenciar a la novia de la criatura en un estado de éxtasis sexual total sin saber que sucede a su alrededor. El sobresalto y el acto deben terminar de la misma manera, la conversión y el escape de Drácula es incluso ceremonial ¿Y su servidor? ¡Más jodido!

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


3 Comments

  • Algo parecido me paso a mi solo que mi madre si estaba y me obligo a ver la película. En esos momentos tuve una crisis infantil pero ahora se lo agradezco por llevarme por el buen camino.

    P.D: mi estimado hace poco le mande un mensaje a su face personal por que la condenada pagina no me deja agregarlo. Espero me lo pueda responder.

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