Ruby Sparks: la nueva habitante de Hipsterville

¿Cómo te gustan?” es una pregunta con ligeros toques voyeuristas si sólo que hace con el afán de conocer las preferencias de nuestros conocidos, amigos, etc. Pero muchas veces se disfraza de herramienta para tratar de encontrarles una posible pareja a quiénes la dirigimos. ¿Qué pasa cuando nos cuestionamos eso a nosotros mismos? ¿Nos contestamos sin tapujos, sin editar lo que de verdad nos deleita? Y después ¿lo buscamos en otros?

Algo parecido le pasa a Calvin (Paul Dano), un joven escritor que alcanzó el éxito siendo aún más joven con la publicación de su primera novela. Es considerado un genio por esa ópera prima, y ahora todos parecen esperar su próximo trabajo. Pero él se encuentra en una especie de bloqueo creativo. Sin mencionar que también (o como efecto de su reconocimiento) tiene problemas para relacionarse con otros, y por ende, para encontrar novia.

En relación con ambos asuntos, su terapeuta le encomienda escribir una página sobre alguien que conoce a su tímido perro, Scotty, y le agrada tal como es. El protagonista tiene un sueño con una muchacha con esa característica. Su nombre, Ruby Sparks (Zoe Kazan, quién además es la escritora cinematográfica de la película). Consecuencia, comienza a escribir sobre ella.

Calvin se obsesiona tanto con su personaje al punto de no querer detenerse en la producción de su ya extenso texto. Entonces e inexplicablemente Ruby aparece en casa de Calvin, de carne y hueso, su novia, tal y cómo él la soñó, cómo él la escribió. Lo que parecía locura se vuelve realidad. La relación que empezó en papel, de igual manera tiene una buena dinámica en tercera dimensión.

El escritor deja de trabajar en Ruby, pues ahora la vive. Sin embargo, problemas aparecen cuando la Ruby que no es de papel y tinta comienza, en efecto, a vivir, a convertirse en una persona, a dejar de ser sólo un personaje en la vida de Calvin.

Ruby Sparks, la película, es una de las más recientes habitantes de Hipsterville. La estética de moda; personajes con apariencia y personalidad tan extraña como simpática; nostalgia por canciones y objetos de décadas pasadas (Calvin trabaja con una máquina de escribir Olympia y conduce un BMW convertible de los ochenta), son unos de los ingredientes del filme. Sin embargo, como en un platillo de cocina, a veces los ingredientes resultan ser demasiado; como mucha sal en una sopa, o mucho aderezo en una ensalada. Y tal vez el factor Hip está alcanzando su punto de saturación, incluso no sólo en el cine.

Las apariciones de Annette Bening y de (sorprendentemente) Antonio Banderas resultan agradables. Ya sea que transitemos por territorio Hipster o no, es posible que sea grato pasar a conocer a Ruby, sin que forzosamente se llegue a entablar una profunda amistad o enamoramiento.

Ricardo Peiro

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