Salyut-7: ¡Saquen el vodka! Esto sí es cine ruso que vale la pena ver

En los últimos años nos han llegado de manera inexplicable cintas rusas de ciencia ficción que nos han dejado un mal sabor de boca y no solo eso, han raspado y de fea manera la imagen que tenemos de la perfección rusa.

Ejemplos como la nefasta Guardianes nos llevaron a preguntarnos el año pasado porqué papá Putin permitía que esas cochinadas salieran de Rusia enarbolando su bandera. Bueno pues la deuda queda subsanada con Salyut-7 del director  Klim Shipenko. Lo mejorcito de Rusia en los últimos años, o al menos de lo que nos ha tocado ver.

Basada en hechos reales.

Tal vez usted querido lector recuerde un poco sobre la estación espacial rusa en plena guerra fría en 1985. Un año antes, en 1984 Rusia y el bloque comunista habían boicoteado los Juegos Olímpicos de Los Angeles y 4 años atrás Estados Unidos hacía lo mismo con los de Moscú 1980. El conflicto socio-político entre ambas potencias estaba a la orden del día y la URSS como todos sabemos había ganado la carrera espacial, sin embargo los americanos fueron los primeros en pisar la luna (eso dicen) y los rusos les seguían muy de cerca los pasos. En esos años de conflicto político y escaramuzas militares se hablaba mucho del Proyecto Guerra de las Galaxias y la URSS no podía quedarse de brazos cruzados.

¿De qué va la crisis del Salyut-7?

En 1985 la estación espacial Salyut-7 sale del radar y es imposible contactarla, se ha convertido en chatarra espacial. En un intento por evitar que los americanos se ‘apoderen’ de chatarra que pertenece a suelo ruso y que dicha acción desencadene una guerra, los soviéticos deciden enviar 2 cosmonautas para que traten de averiguar qué sucedió y en última instancia puedan dirigir la caída de la estación en el mar.

Los seleccionados para tal misión son Vladimir Fyodorov (interpretado por Vladimir Vdovichenkov, el cosmonauta original era Vladímir Dzhanibekov) y Viktor Alyokhin (interpretado por Pavel Derevyanko, el cosmonauta original era Víktor Savinyj), el primero como comandante de la misión y el segundo como el ingeniero encargado de analizar y solucionar el problema de comunicación de la estación espacial.

Todo debe hacerse en menos de dos semanas pues los americanos amenazan con llegar primero y reclamar (invadir en el espacio) la chatarra rusa como suya.

Cabe señalar que el cosmonauta Vladimir se encontraba inactivo pues en su última misión tuvo un titubeo que casi le cuesta la vida a su compañera cosmonauta, la primera mujer que realizaba una caminata espacial.

El resto del elenco se conforma por:

Aleksandr Samoylenko

Lyubov Aksyonova

Mariya Mironova

¿Es buena?

Sí, el tío Putín seguramente da su aprobación. Ha sido en su país la mejor película de 2017 en la ceremonia de los Golden Eagles, el equivalente ruso de los Oscar.

Desde el inicio tenemos una preciosa fotografía que nos muestra la belleza de nuestro planeta desde el espacio. Pero al igual que muchas películas que hemos visto sobre el tema son los conflictos personales los que le dan sabor a ideas como esta.

Así tenemos a amigos enfrentados en el espacio con más problemas que soluciones en donde las diferencias y celos profesionales pueden llegar a causar no solo su muerte sino hasta una guerra mundial. El desarrollo de la película es bueno, dando ciertos vistazos a la compleja personalidad del cosmonauta Vladimir, que solo Dios sabe si en verdad el tipo era así de seco y práctico.

Hay algunas escenas que están diseñadas para mostrarnos la perfecta capacidad de mando de la nave del comandante Vladimir en comparación con el resto de los cosmonautas, que pudiera parecer muy rápido y furioso que valen la pena ser vistas.

El ritmo es ágil de modo que los momentos de reflexión en tierra no se sientan lentos sino necesarios. No hay escenas que se extiendan demasiado por lo que cada diálogo cuenta y tanto las actuaciones como los efectos especiales lo mantienen a uno al filo del asiento pues esta misión parece que va a tener un final trágico.

Y con todo lo serios que suelen ser los rusos es divertida la escena donde se topan con los gringos en el espacio. Es mero patriotismo ruso… y es bienvenido.

En resumen, es una película entretenida que muestra el lado nacionalista y el orgullo ruso de la misma forma que los norteamericanos lo hacen con los cientos de películas basadas en hechos reales. Sin embargo, esta merece su lugar propio y sin comparaciones,

Si anda buscando expandir sus horizontes más allá del cine gringo, esta es una excelente opción que no lo defraudará.

¡Hasta Pronto!

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