The Place Beyond the Pines, Gosling más allá de Drive

 

Gosling está cimentando su carrera con vistas a ser recordado como un gran actor de carácter, esto es raro en su generación. Disfraza de blockbuster pequeñas obras de arte que logran atrapar al público comercial, al público “culto” y su público cautivo (mujeres de todas las edades que sólo van al cine a ver al objeto de su afecto -platónico-). Es la segunda cinta de Gosling sobre ruedas y aunque esto se preste a interpretaciones apresuradas sobre una segunda parte de una posible trilogía, una  mirada más a detalle permite reconsiderar el tema.

La trama de la película servida en tres tiempos es un suspenso constante en el que la primera impresión del posible nacimiento de una saga se desvanece por una serie de ventos y giros de tuerca que logran borrar todo rastro de Drive, y más bien la breve introducción de Ryan como un patético acróbata cirquero que vaga a la deriva en busca de su destino sirve como hilo conductor hacia una historia mucho más complicada y hasta de denuncia social que se vuelve un entramado de historias que se anudan en el tormentoso pasado de Gosling.

The Place Beyond the Pines no sólo es un título, sino una sentencia. Más allá de los pinos esboza un paraje solitario, oscuro, húmedo, sórdido y aislado de la civilización que a su vez sirve como microcosmos para colocar cómodamente una lupa sobre el mudo sistema de castas que en nuestros días prevalece aún en las sociedades más “civilizadas”, en las que la sociedad cierra filas bajo la mirada alcahueta de la autoridad -que no la justicia- que nunca deja de jugar a policías y ladrones, donde una red de mentiras disfraza la miseria y frustración humana, caldo de cultivo para que una persona, cualquiera con tino suficiente para aprovechar un momento de dudosa gloria, se catapulte hacia un futuro promisorio fundado en su propia cobardía y ambición personal.

Pero la brevísima participación de Bryan (que incluye una de las más memorables persecuciones en moto del cine de arte que recuerde) tiene la fuerza suficiente para convertirse en el largo brazo del destino que firma y pasa factura a las castas involucradas dando una vuelta de tuerca a la historia. Este giro de tuerca es, por otra parte, previsible desde el inicio de la historia considerando que una de las premisas principales de la cinta es la búsqueda de identidad y, por lo tanto, del destino propio tan natural en todo ser vivo. La búsqueda de la razón de la propia existencia traspasa una generación y se hace presente en la tercera y última parte de la historia tan solo para cerrar el círculo y baja el telón sobre la vida es estos personajes al final reivindicados y libres de frente al futuro.

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