The Wings of Desire, no estamos solos

Tan solo la semana pasada leí cerca de 6 artículos tratando de explicar las razones para el apabullante éxito de redes sociales, específicamente Twitter, autores tan diversos como opiniones existen al respecto, las cuales incluyen una gama de puntos de vista sociológicos, psicológicos, arqueológicos y hasta tecnológicos, sin embargo, independientemente del punto de vista del autor casi todas las opiniones pueden dividirse en dos: las piensan que el uso masivo de redes sociales ayuda a contrarrestar  un sentimiento de soledad principalmente relacionado con habitantes de grandes ciudades, y quienes opinan que el papel de estas redes únicamente se limita a funcionar como válvula de escape para liberar el estrés de la vida moderna.

Desde mi particular punto de vista, Twitter es una radiografía masiva de sentimientos y puntos de vista personalísimos de la cotidianidad que de otra forma nos sería ajeno y que ya no únicamente nos permite navegar entre un universo de información, sino ahora además, gracias a esta maravillosa herramienta podemos percibir el mundo a través de los sentidos auténticos desconocidos que nos comparten su percepción de la realidad, información, opiniones y en casos extremos hasta enamorarnos.

Ya no estamos solos. Mientras se cuente con una conexión a Internet nuestras ideas siempre tendrán una puerta abierta hacia otras tierras en las que alguien siempre les dará utilidad.

Sirva esta introducción para dar una mirada moderna a la maravillosa e introspectiva The Wings of Desire del director alemán Wim Wenders (París/Texas), que muestra un mundo interior de los habitantes de una Alemania invadida por un ejército de ángeles, mudos testigos de su devenir diario. Inquietos observadores anhelantes de una pizca de inmortalidad estos seres celestiales ayudan, consuelan pero sobre todo acompañan. Cargada de una atmósfera etérea y movimientos de cámara que  reflejan la visión de ambos, en blanco y negro para ángeles y a color para mortales, las reflexiones diarias que desnudan el alma de los berlineses se vuelven cada vez más adictivas conforme avanza el filme.

La realidad se funde cuando descubrimos que Peter Falk (Columbo) interpreta a un actor que viaja a Berlín para rodar una película es, además, un desertor de este ejército celestial dispuesto  a ayudar a otros ángeles a probar un trozo de mortalidad. Ayuda que acepta Damiel (Bruno Ganz, Colors in the Dark) un ángel quien ha decidido que es tiempo de “sumergirse en el río”, de jugarse el  todo por el todo y adentrarse en los secretos de la vida humana.

El deseo de Damiel no está exento de un interés por demás terrenal, tal como los “tuiteros” que diariamente se enamoran de otros “tuiteros” dejando de lado la distancia, diferencias culturales, edad y religión, y  que un día se atreven a sortear todos estos obstáculos para realizar su amor, Gamiel encuentra en la solitaria Marion (Solveig Dommartin, J’ai Pas Sommeil) a su alma gemela, su motivo para -literalmente- vivir.

El argumento de The Wings of Desire no suena nuevo porque es la historia original que sirve de base para la patética y ñoña versión norteamericana City of Angels (Nicholas Cage & Meg Ryan, 1998) carente de cualquier ápice de profundidad, belleza y emoción. The Wings of Desire, por otra parte, logra profundizar en el pensamiento, soledad, alegría, desesperanza -la escena en que Cassiel (Otto Sander) ayuda a un suicida es escalofriante- de unos berlineses que a cada paso, a cada gesto se cuestionan su propia existencia, su pasado, su presente y su futuro, que alcanza la universalidad.

A pesar que Gamiel y Marion jamás han cruzado palabra o aún intercambiado una sola mirada se conocen desde hace tiempo, eran felices a distancia, sabían que se encontrarían, sabían que sus vidas estaban destinadas a unirse, y llegado el momento se descubren como niños en un mundo mágico hasta entonces sólo contado. Como adolescentes despertando a la vida, como viejos amantes separados por el tiempo y la distancia esperando reunirse. El argumento final de Marion es contundente: la espera terminó, los caminos se cruzaron y se dirigen paralelos a un destino común.

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Cinescopia   @Cinescopia   cinescopia.com

Equipo editorial de Cinescopia.


2 Comments

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