We need to talk about Kevin: Necesitamos hablar de buen cine

Necesitamos hablar sobre arte; también necesitamos hablar de una problemática familiar y social perfectamente bien engranada al material cinematográfico  que se antoja real y constante en este mundo y que si bien, su fuente recae en la literatura (el cual no he tenido el gusto de leer), funciona perfectamente en la pantalla gracias una directora que logra captar la psique, la culpa y el acto sanguinario  en un relato estético (gracias a variados elementos durante todo el film) de narrativa concisa y provisto de un ritmo comparable a la misma brutalidad de su argumento.

Necesitamos hablar de Kevin es el tercer largometraje de la escocesa Lynne Ramsay, que nos sumerge en la concepción y subsecuente formación de un monstruo muy real, desde los ojos de su creadora, una madre que intenta sobrellevar su vida entre la culpa y la resignación debido a las obras de su pequeño engendro.

 

La encarnación de Kevin

Basada en la novela homónima de Lionel Shriver, la adaptación corre a cargo de la misma directora (un siempre grato acierto dentro del cine), la cual transporta la historia de Eve, una madre que debe lidiar con sus sentimientos de culpa y responsabilidad hacia lo que hizo su hijo adolescente Kevin, lo cual se traduce en la muerte de varios estudiantes dentro de la preparatoria en una masacre colectiva. Ramsay adopta el relato de forma madura, y no deja que el acto de violencia se convierta en el foco del morbo y motif del film, sino que por el contrario, deja que ese momento adquiera la misma importancia en una serie de recuerdos que la madre repasa e intenta desmembrar a lo largo de la película no solo para poder lidiar con su culpa, sino también para entender a su hijo.

Así Ramsay logra captar la pisque del mismo personaje, proyectando en pantalla aquellos momentos donde la madre cree y piensa que pudieron ser de suma importancia para poder justificar y entender la conducta de su monstruoso vástago: la concepción, nacimiento, formación, educación, relación y sus subsecuentes consecuencias.

Un certero y perfeccionista guion que en su comienzo quizá desespere al espectador promedio, debido a la presentación de varias escenas y secuencias a manera de retazos sin ningún orden cronológico aparente, lo cual no podría ser más lógico y funcional para la posterior narración de los hechos y recuerdos, pues al principio la directora a través de su lenguaje cinematográfico intenta comunicar al espectador que las ideas apenas se están ordenando, los recuerdos apenas están siendo procesados y puestos en un orden lógico, pues la madre está confundida, destruida y mutilada, comenzando un viaje emocional que culminará en la perdida de su todo. La directora logra compartir ese pesar para posteriormente llevar la historia desde dos ángulos: los mencionados recuerdos centrados en la relación con Kevin, y el momento presente, después de la sangrienta culminación de los actos llevados a cabo por el adolescente.

 

El color de Kevin

¿Qué se podría esperar de Seamus McGearvy en la fotografía? Nada más que perfección en pro de la obra. El director de fotografía de Atonement (Wright, 2007) nuevamente logra imprimir otro protagonista dentro del brutal argumento, el cual se torna en la figura del color rojo, un elemento siempre presente no solo en la imagen, sino también en el acecho a su protagonista. Desde el comienzo la dupla directriz nos deja claro que este factor será constante durante todo el metraje, convirtiéndose en el siempre presente miedo y consecuencia del acto que si bien, es relegado a un plano secundario dentro del argumento, siempre estará presente en la memoria del personaje y en su empatía hacia el espectador tanto en su imagen rojiza como en la aparición de dicho color como un personaje importante (El prólogo y la gigante mancha fuera de la casa lo dejan claro).

Una fotografía sencillamente excelente adaptada al formato de cine independiente, que deja bien claro al igual que el mismo film, que no se necesitan millones para hacer del lenguaje cinematográfico un festín, del cual pocos afortunados pueden disfrutar.

 

Kevin y su madre

Para este momento, Tilda Swinton merecida y justamente ya cuenta con dos nominaciones, una al SAG Award y otra al Globo de Oro como Mejor Actriz gracias a su desempeño histriónico, la cual junto a un joven y escalofriante Ezra Miller, se convierten en la dupla protagónica de un film que logra traspasar el síndrome “interpretación sobre film” que muchas otras cintas padecen. Ramsay obtiene ese equilibrio, siendo el guion y la impresión de un ágil ritmo herramientas para el fastuoso desempeño actoral y viceversa. Aunque la principal atracción en este rubro recae en la madura actriz, también habrá que destacar el trabajo de Miller, el cual logra impregnar en carne de Kevin, el terror psicológico que aborda a la protagonista y que funciona como motif de toda la trama.

Además hay que aplaudir al reparto infantil de la cinta (Dos geniales y espeluznantes escuincles de nombres Rock Duer y Jasper Newell), así como también a un siempre exacto John C. Reilly, el cual a diferencia de muchos actores de su generación, puede abordar el drama y/o la comedia con los mismos buenos resultados (Ver Carnage como ejemplo más reciente).

 

¿Hay que verla?

No hay que dejar pasar la oportunidad de hacerlo. Si usted es un cinéfilo exigente que gusta del buen cine independiente, sabrá reconocer en We need to talk about Kevin un relato cinematográfico de gran valía que se soporta en un sólido guion, dirección, fotografía y actuaciones que no debe dejar pasar.

Sin duda hay que seguir a Ramsay muy de cerca, pues su acercamiento al cine americano ha rendido frutos dentro de la crítica y del gusto del público, las dos principales características que se necesitan para que esta cinta reciba un par de nominaciones en cada entrega de premios ya cercanas.  Como mención aparte, también el amante de la música quedara complacido, pues la directora se hace de una excelente selección musical para acompañar sus imágenes que no traicionan la esencia de la cinta y que inclusive en la mayoría de los casos, logra ensalzarla.

Definitivamente una película correcta y abrumadora, bien dirigida y sin ninguna pretensión que se ha posicionado entre lo mejor de este ya moribundo 2011.

 

Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


4 Comments

  • Tengo muchisimas ganas de ver esta pelicula, pero dudo que llegue a mi ciudad, tendre que recurrir a otros metodos.

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  • Mi muy estimado Fett, como bien dice: We need to talk… no es cualquier película, y nada hay que agregar al minucioso análisis que hace de ella el cuál, además, es una herramienta de gran ayuda para que iniciados aprecien esta hermosa y provocasora pieza. Aplaudo su gran destreza para desmenuzar, explicar y hacer digerible para el público en gral los elementos que hacen de ésta una excelente opción entre una oleda de cintas más bien mediocres. Advertidos quedan, We need to… Una peli que definitivamente sacude consciencias y hay que ver.

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