28 Years Later: Un Teletubbie en el fin del mundo

En esta ocasión, me parece más que adecuado comenzar este análisis con una frase considerada como vulgar en varios países de habla hispana, y es que la “falta de huevos” de un Danny Boyle y Alex Garland dan como resultado una cinta decepcionante y que, junto a solo un par de buenas decisiones, se encuentran también una decena de patéticos recursos y salidas de guion que convierten a 28 Years Later en un producto inflado, “impresionable” para los niños rata y cinéfilos promedio (esos que siguen pensando que el cine se inventó con su suscripción a Netflix), pero que dentro de su rubro SF y subgénero “zombi” resulta disfuncional desde varias de sus aristas narrativas.

Atención a la primera escena, donde el principio de la pandemia del virus de “la ira” se hace de nuevo presente tomando como punto de partida dos escenas que inmiscuye a los “Teletubbies” y a la religión. La primera, es claramente un manifiesto sobre el fin de la inocencia y el comienzo de la supervivencia; la segunda, es una clara referencia del discurso “dogma contra ciencia”. El problema de 28 Years Later comienza desde aquí, pues mientras los Teletubbies se convierten en una especie de premonición (propositiva o no) hacía la infantilización que sufrirá el relato, el contraste de la religión y la medicina nunca llegará a ser del todo desarrollada, quedando en un esbozo narrativo que será la constante dentro de una retacería de momentos que por desgracia también incluirán varias sandeces.

La disparidad de tonos es también un serio problema de su inconexión argumental. 28 Years Later nos lleva a una colonia de supervivientes con protocolos muy estrictos que incluyen variados rituales que sugieren la construcción de una nueva cultura y civilización. Boyle – Garland incluso mezclan estos momentos con el montaje de Henry V de Laurence Olivier para erigir el orgullo británico a través del símbolo de las batallas, el arco y la flecha, y así estipular su lucha en contra de su enemigo,el infectado “evolucionado”. Sin embargo esta interesante postura narrativa, que también incluye un trasfondo paternal, será interrumpida de manera abrupta para dar pie a su principal concepto: el coming of age

Quizá lo peor de 28 Years Later se encuentre en su segundo acto, pues Boyle – Garland relegan el aspecto del terror y la impresión de tensión para dar lugar a un “coming of age, ahora de grado maternalista, que deja completamente de lado la amenaza del infectado para construir una relación madre – hijo que no hubiera estado tan mal, de no ser por una seguidilla de secuencias completamente patéticas, absurdas y/o faltas de lógica interna que por momentos pareciera que estamos viendo “El Ejército de los Muertos” de Zack Snyder o “Soy Leyenda”, pero sin Will Smith

La asistencia en el parto a una infectada que reacciona de manera “racional” ante la ayuda, el paternalismo, también racional, de los para llamados “infectados Alpha”, y salidas de guion perturbadoramente mal escritas por parte de un perezoso Garland (con un comedy relief incluido en la interacción de un conveniente soldado sueco), hacen que la fugaz odisea de madre – hijo resulte no solo por momentos insufrible, sino también incoherente, traicionera a su tono de horror, gore y misterio, pero sobre todo muy, muy infantil

No es que estos momentos sean mal encausados por la dirección de Danny Boyle, sino que simplemente no cuentan con ningún trasfondo o estructura, siendo resueltos con diálogos que parecen remates de SNL, como aquel de “la magia de la placenta”, en referencia a cierto bebé nacido de una infectada. Sobreviviendo (literalmente) a este acto, hijo, mamá y bebé, alcanzarán su objetivo, y ese es llevar el forzado mensaje de aquel contraste entre el fanatismo y la ciencia, hacía un tercer acto que mejora gracias a dos elementos: su alegoría a “la muerte”, y Ralph Fiennes.

El fin de esta odisea también conlleva la aceptación del protagonista hacía con la inevitable muerte (en todas sus formas) y la temprana e impuesta maduración debido a las condiciones de su mundo (que también funcionan como una metáfora atemporal al nuestro, ahora en los albores de un conflicto mundial – nuclear). En este, Ralph Fiennes, con un dominio total de la pantalla y en un modo actoral donde el relato le queda demasiado chico, ejerce la presencia necesaria para que no solo –hijo madure y mamá trascienda-, sino también para maquillar de cierta manera todas la deficiencias narrativas. Su personaje también contendrá un misticismo que conlleva a una conclusión relevante, y en donde la combinación entre ciencia y el dogma espiritual son necesarios para la supervivencia del cuerpo, mente y el alma. Sin duda alguna Garland – Boyle tienen un buen cierre, pero no lo suficiente para justificar sus carencias

El epílogo de 28 Years Later es aún más alarmante, con una pandilla de Power Rangers y un cliffhanger de lo más espantoso, y el cual levanta la cloaca y su objetivo comercial de llevar esto a una trilogía, factor en el que quizá radique el porqué “tu película favorita del verano” no sea más que un pinche churro zombie de lo más olvidable (tal vez te duela aceptarlo), contrario a aquella joya del 2002 que llegó para revolucionar el subgénero zombi, y de donde no se desprendía ningún plan comercial, quedando en una ambigüedad que sumaba al terror de su propuesta

Con 28 Years Later queda confirmado que Danny Boyle y Alex Garland están exterminados. El primero sin dirigir una buena película en una década, y el segundo siendo uno de los guionistas “one hit wonder” más sobrevalorados de los últimos 20 años.

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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