5 Momentos Penosos del Cine
King Kong escala hasta la punta del Empire State, el padre Karras cae por unas escaleras tras expulsar al demonio del cuerpo de Reagan, el aire de una rejilla levanta el vestido de Marylin Monroe dejando al descubierto su sensual anatomía, Chaplin juega con un globo parodiando las intenciones de Hitler de dominar al mundo.
No cabe duda de que, desde su aparición, el cine nos ha obsequiado incontables momentos que han quedado grabados en la memoria de los amantes del séptimo arte por ser emocionantes, sublimes, aterradores, divertidos, impactantes, etc.
Por desgracia, como existe el blanco también está el negro, como hay un Yin hay un Yang, como hubo un Ludwig Van Beethoven también de algún lugar infernal salió un tal Maluma.
Es por ello que hoy, en un ejercicio catártico, me dispongo a recordar algunos de los momentos más penosos que me han tocado presenciar ya sea en una sala cinematográfica o en la intimidad del hogar. Esos que provocan quererte meter debajo de la butaca, hundir la cabeza en la bolsa de las palomitas, salir al baño confiado de que al regresar ya todo haya pasado o pedirle a la persona de junto que te pellizque para cerciorarte de que no se trata de una pesadilla.
Rocky 3
Momento: La guamiza entre Rocky Balboa y Thunderlips
Una cosa es que a los fans de Silverio Stallone les encante ver al señor rompiéndole la mandarina en gajos a quien se le ponga enfrente y otra es que, con tal de alargar la franquicia (y vaya que lo hicieron) escribieran un guion tan abyecto y ridículo como este. De pena ajena ver al semental italiano enfrentar en pelea de exhibición al luchador higadazo Hulk Hogan. Seguro más de un espectador se preguntaba mientras presenciaba tan extravagante espectáculo ¿En dónde quedó la seriedad de la primera entrega? ¿Esta es la continuación de aquella película nominada al Oscar? Sospecho fue sugerencia del histrión Burguess Meredith cuyo personaje Mickey (el entrenador de Rocky) muriera ¡Nadie sobrevive después de ver ese osote!
Indiana Jones y el reino de la calavera de cristal
Momento: Desde el minuto 5 hasta el final
Pertenezco a la generación que conoció el cine de aventuras gracias en gran parte a George Lucas y Steven Spielberg. Mi primer héroe fue Indiana Jones. Compré la trilogía en todos los formatos habidos y por haber. Tarareo la música de John Williams hasta cuando intento salir de un vagón del metro atascado. Sirva lo anterior, para dar a entender porqué me parece tan penoso todo el asunto. Después de una ausencia de casi 20 años, Indy regresaba con una secuela innecesaria que nadie pidió. Ya entrado en gastos fui a verla con mi padre y mi abuela, de menos recordaríamos los viejos tiempos, pero… ¡Qué demonios! ¿Qué hace el arqueólogo escondido en un refrigerador? ¿Nos equivocamos de sala? ¿Spielberg dirigió esto o solo lo produce? Nos volteamos a ver entre los tres con cara de WTF. Con la esperanza de que la película se compusiera, a medida que avanzaba la trama se me hacía un nudo en la garganta ¿Qué ingaos tiene que ver Indy con Pancho Villa? ¿En qué momento se les ocurrió que Mutt se columpiara con los changos? ¡Díganme que esto no está pasando!
Mi abuelo es un peligro
Momento: Que vergoña de abuelo (vergoña es vergüenza en italiano)
Si Robert De Niro no tuviera talento, uno entendería que acepte hacer cualquier bodrio pues el hambre es canija o quizá como Nicolas Cage, no se da abasto manteniendo a toda su parentela. Lo cierto es que ni uno, ni otro, la razón es un enigma.
El caso es que en esta película. El primer actor, sin tapujos hizo gala de una corrientez que ni siquiera los detractores del cine de ficheras podrían atribuir a Alfonso Zayas o Luis De Alba. Y no es que uno sea persignado, pero hay límites entre la picardía y la mera obscenidad. ¿De cuándo acá es gracioso que un vejete despierte a su nieto poniéndole su pene en la cara? Esa aberración ni en las películas porno.
El profesor chiflado 2: Los Klumps
Momento: La familia guarra comiendo
Suponga querido lector, que un día decide ir con sus hijos a ver una bonita película familiar. Una de Eddie Murphy, por ejemplo. Es la continuación de aquella en donde Eddie gracias a un excelente trabajo de maquillaje es transformado en un gordo de 200 kilos, seguramente es una bobada para pasar el rato, para que los más pequeños de la casa se rían ¿Qué tan mala puede ser?
El prólogo en donde el protagonista ve deformar su anatomía durante una boda es desastroso, pero lo que viene después es poco menos que deleznable. Murphy interpretando 5 papeles diferentes interactúa con él mismo durante una comida en la que los Klump no solo terminan avergonzando al pobre profesor chiflado sino, de paso, producen el mismo efecto en el espectador que cuenta con más de tres neuronas quien pagó para escuchar una retahíla de chistes escatológicos, obscenos, soeces, los cuales en el mejor de los casos funcionan gracias a las caracterizaciones del actor, no precisamente a su intención humorística. Al igual que la cinta anterior, me queda claro que los gringos tienen alguna fijación malsana con los abuelos.
Scary Movie
Momento: Su lechita y a dormir
En mi defensa diré que Scary Movie fue mi primera experiencia con los Wayans, una de las peores desgracias que le han sucedido al cine, creo que al mundo en general. Usted no está para saberlo querido lector, pero hace dos décadas, después de hacer labor para invitar a una chava al cine, fue justo esta mugre lo que fuimos a ver.
Una parodia de las películas de horror, algo así como ¿Y dónde está el policía? Algo así esperaba ver… ¡Madre mía! ¡Cuán equivocado estaba! Uno o dos chistes funcionaban si uno no se ponía exigente, la máscara de Scream con la cara de pacheco y párenle de contar, pero el momento más penoso es cuando en escena sexosa pseudo-cómica, Anna Faris después de comportarse como poseída por el demonio pone tan cachondo a su novio, al grado de que este “explote” lanzándola con un chorro blanco usted “ya sabe de qué” hasta el techo. Si cree que mi descripción es demasiado explícita y vulgar, imagínese lo que significa ver tan asquerosa imagen. Me queda el consuelo, de no haber sido yo quien eligió la película.
BONUS – Ernest goes to jail
Momento: Ernest se embarra con una pluma
Cuando apenas era un chamaco, me di cuenta de que hay progenitores que piensan que sus hijos solo por ser pequeños tienen mal gusto. Mientras mi papá me llevaba al cine a ver películas como Star Wars o Superman, tuve un amigo a quien le rentaban una serie de cintas asquerosas protagonizadas por un dizque cómico llamado Jim Varney. El tipo en cuestión era infumable, una especie de Jerry Lewis muy venido a menos cuya gracia presuntamente radicaba en hacer unas gesticulaciones horrorosas. El susodicho era tan repulsivo que hasta la fecha sigo preguntándome quién carambas ponía a ver a eso a un niño ¡Padres desnaturalizados! Cabe decir que cuando mi amiguito me volvió a invitar a su casa a ver esos despropósitos (para colmo de males se hicieron como 7 entregas) siempre le respondí que no podía y cuando insistía en prestármelas también me negaba, imagínense que alguien me encontrara en casa viendo una de esas infamias ¡Qué pena!
Como dato curioso, Jim Varney prestó a su voz al perro Slinky en Toy Story.
1 Comment
Jaja, es magnífico leerte, parece que t escucho, jaja.
La de Sly no es tan mala… Jijiji.