5 Películas para recordar a Charles Chaplin
Charles Chaplin (1889-1977) Más que un cómico, es uno de los más completos artistas de la historia del cine. Dos figuras en una, porque fue uno como hombre, como ser humano con las virtudes y defectos propios de la especie; y fue otro a través de su mítico Charlot, personaje que no sólo se dedicó a regalar sonrisas y carcajadas, sino que mostró su lado mágico y poético al parejo de su crítica social.
Cinco películas para recordar al genio monocromático de pocas palabras, no podría decir que las más representativas, aunque cada una tendría sus razones para serlo; tampoco puedo decir que las mejores o las que más me gustan porque me quedaría corta. Aquí no habrá mayor o menor, están ordenadas por fecha más por señalar una evolución, que por dar una preferencia sobre alguna. Todas ellas son largometrajes y Chaplin figura en los créditos como: actor, director, guionista, productor y compositor (con excepción en este último punto para ‘The Kid).
The Kid (1921)
Más que con palabras quisiera describir con risas lo que fue ver esta película, aunque la historia es triste yo le quedé a deber a Chaplin mis lágrimas, sencillamente fue imposible soltarlas, bueno tal vez de risa sí me salieron un par de ellas.
‘The Kid’ (El chico) se comenzó a filmar sólo diez días después de que Charles Chaplin perdiera a su hijo a tres días de nacer, en el inicio de ‘La Gran Depresión’ y con la crítica encima por su terrible matrimonio con Mildred Harris.
La historia comienza cuando una madre soltera (Edna Purviance), se ve en la necesidad de abandonar a su hijo (Jackie Coogan) en un lujoso auto, asumiendo que una familia adinerada podría criar a su bebé. El auto es robado con el niño abordo y los ladrones abandonan al pequeño en la calle en donde Charlot (Charles Chaplin) lo encuentra. Aunque Charlot hace varios intentos por deshacerse de él, finalmente decide quedárselo. El vagabundo y el niño se abrirán paso en la vida de manera nada legal, pero muy divertida por los siguientes cinco años.
Es difícil asimilar cómo Chaplin transforma tanta crudeza en tan bella obra, su vida había girado entre orfanatos y tragedias, cambió el dolor por la pérdida de su hijo, por el empeño y dedicación para filmar esta película por nueve meses; repitiendo y repitiendo infinidad de escenas hasta encontrar la perfección en ellas.
Se dice que el cine mudo y su formato en blanco y negro obligan al espectador a concentrarse más en las imágenes y en la música para entender lo que está pasando. Yo le puedo asegurar que a esta película no le hacen falta palabras, hasta los letreros están sobrados, aunque esos letreros forman parte de la esencia de este tipo de cine, las expresiones de los actores y sus acciones no necesitan traducción.
The Circus (1928)
Con ‘The Circus’ Chaplin gana el Oscar por dirección, actuación, guion y producción, mismo que le sería negado y que más tarde intentaran compensar con un Oscar Honorífico.
En esta aventura Charlot (Charles Chaplin) es confundido con un carterista y en otra de sus graciosas huidas, se cuela en un circo en donde sin proponérselo se roba el show. Ahí se enamora de una joven (Merna Kennedy) hija del propietario del circo (Al Ernest Garcia), quien contrata a Charlot, pero sin decirle que él es la atracción principal.
No hace falta contarles todas las peripecias por las que pasa Charlot, porque la receta de Chaplin le sigue funcionando a la perfección: “Para hacer una comedia sólo necesito una chica guapa, un parque y un policía”. Lo que es sorprendente es la interacción que en esta película tiene con los animales del circo, pasando por gato, perro, burro, tigre, león y monos, me encantaría ver el “detrás de cámara” de estas escenas.
Hay un detalle que llama mi atención en estas películas, ya me había causado algo de estragos en ‘The Kid’, pero esta vez me resultó más impactante. Si bien el tiempo en que fue filmada esta película queda plasmado en la ausencia de sonido y color, también se muestra en la presencia del uso común de la violencia hacia niños y mujeres. Los golpes y maltratos que el dueño del circo propina a su hija me hicieron mella en el placer de estar viendo esta cinta. No porque sea algo que ya no existe en la actualidad, sino porque era algo normal, a nadie parecía importarle gran cosa que se maltratara a la chica de esta manera. El padre perdía los derechos de golpearla al momento que contraía matrimonio, ahora el derecho de los golpes era del marido. En serio que esto llegó a ser un “negrito en el arroz”.
Una película complicada en la producción y sin escaparse del toque de tragedia que acompañaba a su realizador, ya que sucedieron varios problemas y retrasos, un incendio en los estudios, la muerte de la madre de Chaplin, un divorcio más y hasta problemas fiscales; sin embargo, nada de esto se asoma siquiera a lo que vemos en la última película muda de Chaplin. Toda una secuencia de carcajadas con acentos de tragedia coloreados en una bella fotografía que representa la difícil vida de los trabajadores de circo. La última escena es preciosa, vale por un triste final y un nuevo comienzo. Tal parece que para Charlot la esperanza nunca muere.
City Lights (1931)
Con el inequívoco mensaje de que “El amor es ciego”, Chaplin comenzó a hilar la historia de esta película, pero parece que también quería demostrar que además de ciego, el amor es mudo. Como bien podría decir mi abuelita: “se montó en su macho”, y en pleno auge del cine sonoro hace una película muda, al menos los diálogos están en silencio, aunque la película cuenta con algunos elementos sonoros, que no hacen más que reafirmar su razón de hacer cine mudo.
‘City Lights’ (Luces de ciudad), nos muestra al adorable Charlot (Charles Chaplin) enamorado de una vendedora de flores ciega (Virginia Cherrill), quien lo confunde con un millonario. Todo esto por el buen acierto del poco sonido de esta cinta, en donde el ruido de la puerta de un auto es lo que la lleva a pensar que Charlot acaba de bajarse de él, cuando en realidad el auto pertenece al millonario alcohólico (Harry Myers) a quien Charlot salva del suicidio; por lo que éste se siente en deuda con él, pero sólo cuando está borracho, porque sobrio se le olvidan sus promesas y entre él y el mayordomo (Al Ernest Garcia) lo harán pasar las de Caín mientras trata de ayudar a la chica.
En esta cinta el efecto del tiempo fue muy marcado, ya que hasta este momento fue su película más larga, y con seguridad fue demasiado larga para la época, lo cual para mí no significó un desvío, sólo sentí que ya me había reído bastante y la película no terminaba.
La música es muy peculiar, una sola canción acompaña toda la historia de amor, “La violetera” de José Padilla, resultó ser motivo de conflicto ya que nunca se le mencionó en los créditos, cuando alguien tuvo a bien informarle se llevaron a cabo los pleitos correspondientes.
El final, como siempre, es genial, por la sencilla razón de que pareciera inconcluso, no dice mucho pero al mismo tiempo dice todo, dos líneas de diálogo, el primer plano a las expresiones de los actores para afirmar que el amor es ciego cuando es dulce, pero a la vista puede ser muy cruel, aunque todavía estemos con la sonrisa en la cara.
Modern Times (1936)
‘Modern Times’ (Tiempos Modernos) es tal vez su película con más tintes sociales, aunque él nunca lo reconoció abiertamente, pero como su arte nunca necesitó palabras, un par de escenas son suficientes para dar muestra de su postura a las condiciones sociales de esa época.
Considerada una película futurista por todos los efectos especiales que incluye, o al menos por todos los adelantos tecnológicos que promete. El circuito cerrado de televisión, la vigilancia electrónica… ¡un Big Brother!
A una distancia de cinco años de ‘City Ligths’ en donde se negó a hablar a pesar de que la tecnología ya permitía el sonido en las películas, ahora levanta un poco la prohibición. No escucharemos los diálogos de los actores, pero vendrán de altoparlantes, voces a través de la radio, cantantes y sonorización de las maquinas. Charlot seguirá negándose a hablar pero nos regala una canción maravillosa. La voz de Chaplin aparece por primera vez en una película nada menos que cantando, pero se dio el lujo de cantar en una lengua que no existe conocida como “Charabia” una mezcla de francés e italiano. ¡Divina!
La chica que lo acompaña esta vez, Paulette Goddard, es de una belleza extraordinaria, me pareció una cara rara para la época y con ese toque salvaje que le da pues más aún. Charlot como siempre irá al rescate de la bella y desamparada para hacernos reír con sus sacrificios.
‘Tiempos Modernos’ es una mezcla de cine mudo y sonoro, un adelanto en la tecnología y un grito en silencio al aplastante avance de la producción en masa y el abuso de la clase trabajadora. La escena en donde compara a los obreros con un rebaño de ovejas es icónica, hasta el día de hoy se sigue usando como un reflejo de la sociedad de masas, en donde la oveja negra siempre será la oveja negra, no importa que la tachen de loca.
The Great Dictator (1940)
‘The Great Dictator’ (El Gran Dictador), inició su rodaje a tan solo ocho días después del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Con este marco Chaplin presenta una sátira al nacionalismo de Adolf Hitler. Estados Unidos estaba en una postura neutral hasta ese momento, por lo que la embajada alemana y su misma productora, United Artists, ejercían toda la presión posible para detener la producción de esta cinta.
En el periodo entre guerras Charles Chaplin interpreta dos personajes, a un soldado judío que pierde la memoria después de la guerra, ganándose la vida como Barbero, y a Adenoid Hynkel, dictador de Tomania. La chica bonita de la película vuelve a ser Paulette Goddard (Hannah), su esposa en ese entonces. Ambos viven en un gueto soportando el racismo y la opresión del ejército nazi.
Chaplin hace una crítica descarada a Hitler y a sus más temidos militares Joseph Goebbels representado por Henry Daniell como Garbitsch y Hermann Göring por Billy Gilbert como Herring. Incluye también en su crítica a Benito Mussolini interpretado por Jack Oakie como Benzino Napaloni, dictador de Bacteria.
Una película prohibida en toda la Europa ocupada, sin embargo se dice que el mismo Hitler la vio al menos dos veces. ‘El Gran Dictador’ se estrenaría en el viejo continente hasta 1958. En España se volvió a censurar durante la dictadura de Franco.
‘The Great Dictator’ no puede dejar de ser una cinta llena de anécdotas, es impactante para ser una película cómica, confieso que me reí mucho con ella, pero también me dio mucho trabajo manifestar con risas algunas escenas. En definitiva, no es lo mismo haberla visto antes de conocer los horrores que traería consigo la guerra, que después de los acontecimientos. El mismo Chaplin dijo que: “de saberlo, no hubiera realizado la película”.
La primera película de Chaplin totalmente hablada, y si el hombre tanto se negó a hacerlo en anteriores ocasiones, con esta cinta grita toda su inconformidad a los horrores del régimen fascista y nacionalista de Hitler. El idioma que Adenoid Hynkel utiliza en sus discursos, es un idioma inexistente, fue improvisado por Charles Chaplin con el fin de ridiculizar a Hitler y echar al suelo su oratoria, señalando que lo que dice son palabras vacías, que el público se rinde al ritmo y a la sonoridad del discurso, y no a su significado.
Todas las presiones para no filmar y no estrenar esta película no disuadieron a Chaplin, al contrario, parece que fue esto lo que más lo movía a hacerlo. Llegó a afirmar: “La voy a proyectar ante el público, aunque tenga que comprarme o mandarme construir un teatro para él, o aunque el único espectador de la sala sea yo”. ‘The Great Dictator’ se entrenó en los teatros Astor y Capitol de Nueva York el 15 de octubre de 1940, coincidiendo con la entrada en París de las tropas nazis.
La película fue nominada a cinco premios de la Academia más no recibió ninguno. A pesar de la proyección internacional que alcanzó el filme, Chaplin nunca se libró de las presiones y acabó siendo una víctima más de la “cacería de brujas”. Expulsado de Estados Unidos el 18 de septiembre 1952 se instaló en Suiza hasta su muerte. Chaplin podría no ser inmortal por sus películas, lo podría ser únicamente por el discurso que incluyó como cierre de esta cinta, sus palabras movieron fibras en todo el mundo, tenía algo que decir y decidió romper el silencio para decirlas, aunque eso le costara el exilio.
http://www.edu.xunta.es/centros/ieschapela/gl/system/files/texto_castela.pdf
¡Dios no permita que mi capacidad de asombro desaparezca nunca! En este caso el Dios que imploro se llama Charles Chaplin, y en su genialidad descansa mi deseo. Mucho aprendí de este magnífico personaje a través de su arte. Chaplin no es para mí el “Rey del Cine Mudo”, su grandeza va mucho más allá de eso. No tuvimos la suerte de que Charles Chaplin fuera eterno, pero sin duda podemos celebrar el hecho de que será para siempre.