A Quiet Place: Part II, más ruidosa que su antecesora

Las imágenes de un pueblo en silencio y aparentemente abandonado, es lo primero que vemos al iniciar la película. Semáforos bailando al son del aire sin ningún carro al que parar y la camioneta de Lee Abbott (John Krasinski) estacionándose frente a un mini súper donde el tendero está fijamente viendo la noticia de última hora en el televisor. Con esto inmediatamente sabemos que estamos en un flashback (donde segundos después se confirma con la aparición de la leyenda ‘Día 1)’. Después de comprar algunos comestibles, Lee regresa al campo de baseball donde todo el pueblo está reunido viendo un partido de la liga menor, el sonido se intensifica y escuchamos el alboroto propio de un juego, Krasinski nos avienta a la cara el “american dream” para luego destrozarlo por completo, cuando una gran bola de fuego irrumpe en el cielo acabando con la tranquilidad de los habitantes.

Con esto el caos empieza y en la huida para regresar todos a sus casas, extrañas criaturas surgen de la nada empezando a matar a los habitantes. Toda la secuencia inicial es dirigida con maestría por Krasinski donde maneja la tensión, el suspenso y el terror, divide a la familia y los enfrenta de diferentes formas al apocalipsis que recién empieza; por un lado Evelyn (Emily Blunt) y los niños dentro de un carro en un plano secuencia muy bien hecho donde al muy estilo de ‘Children of Men’ vemos desde dentro del carro el caos de afuera y como Evelyn tiene que manejar en reversa intentando no chocar con un autobús que viene pisándole los talones. Por otra parte Lee y Regan (Millicent Simmonds) a pie de calle evitan todo el caos mientras las criaturas matan a los habitantes metiéndose dentro de un bar para esconderse. Extraño es que Krasinski disimula muy bien la violencia en pos de que la clasificación de su película sea PG-13.

Con esta impresionante secuencia inicial y a plena luz del día, la pantalla se funde a negros, donde han pasado 473 días después, el patriarca murió hace unas cuantas horas, Regan descubrió que con el aparato de su oído y las frecuencias que emite produce ‘algo’ en las criaturas, y Evelyn con escopeta en mano va acabando con las criaturas que los acosaban, una continuación directa al final de la película anterior donde el hogar idílico que la familia Abbott había construido en este apocalipsis ya no es seguro para nadie. Con esto los tres integrantes restantes deben de huir y encontrar un lugar seguro, y todavía con el peso que conlleva transportar al cuarto nuevo integrante, un bebé encerrado en una caja de madera con un tanque de oxígeno que lo mantiene con vida, lejos de las criaturas y sin emitir el menor ruido posible.

Con un estreno programado para el 20 de marzo de 2020, y con una premier celebrada el día 8 de ese mismo mes, el mundo encontró su propio “fin del mundo”  y una pandemia obligó a esta segunda parte a posponerse, y mientras algunos estudios optaron por estrenar en VOD o en streaming, Krasinski y la Paramout decidieron esperar, porque si algo hizo Krasinski con la primera parte, fue mantener al público en completo silencio, algo completamente inusual (recuerdo no poder comer mi bote de palomitas a gusto en la proyección ya que el mínimo ruido interfería con lo que se nos contaba en pantalla): el sonido tanto en la primer entrega como en esta ‘Parte 2’ es de suma importancia, y aquí se juega todavía más con el concepto de no hacer ruido, tanto así que en un momento la película carece de audio por completo, metiéndonos en la cabeza de Regan, que recordemos es sorda. Y esto dentro de una sala de cine es de suma importancia para vivir la experiencia que se nos quiere contar, y que fue uno de los principales motivos para el director y el estudio retrasar un año y dos meses el estreno de la película.

Con más presupuesto y con el éxito mundial que representó la entrega anterior, el reto de Krasinski era crecer el mundo que planteó en el 2018; por un lado lo logra, pero al no ser todavía un director ágil cae en los convencionalismos de las secuelitis, donde después de una gran primera parte, la segunda llega más grande y tira por la borda lo hecho anteriormente, haciendo que los personajes cometan estupidez tras estupidez solo para hacer avanzar la trama. Y aquí es donde cobra relevancia el papel de los hijos, Millicent Simmonds y Noah Jupe como Regan y Marcus Abbott, que en interpretación sobresalen en las escenas en las que están ellos solos.

Casi de inmediato al dejar la granja, la familia se encuentra con Emmet, un Cillian Murphy dejado por el tiempo y viviendo debajo de una fábrica utilizando un horno para esconderse, usando un cronómetro que le indica el tiempo que tiene de oxígeno dentro de este. Y como mencioné anteriormente, con las decisiones estúpidas de los personajes para hacer avanzar la trama es que entramos en el segundo acto de la película con la familia dividida, Evelyn descubre que Regan ha escapado para buscar ayuda y le pide a Emmet que vaya por ella, mientras tanto en la fábrica Evelyn, Marcus y el bebé se quedan esperando. Si la pandemia no hubiera llegado y la película se hubiera estrenado como estaba planeado, detalles como la escena inicial con un pueblo por completo abandonado o la falta de oxígeno en el tanque que ayuda al bebé a respirar mientras está dentro de la caja no hubieran calado tanto, porqué como era de esperarse, el tanque no dura para toda la vida y hace que Evelyn tenga que dejar la seguridad del sótano de la fábrica para ir en busca de este elemento, que será de suma importancia para una de las secuencias más intensas de la película.

Si bien la narrativa tiene algunos agujeros en la lógica interna, sobre todo más que su antecesora, Krasinski juega con la tensión y logra colar buenos ‘jump scares’ utilizando el lenguaje visual para dar información que la audiencia necesita y que los personajes no pueden transmitir ya que no pueden hablar, pero al hacer esto la película se siente demasiado predecible y utiliza el deus ex machina, como en la secuencia dentro del vagón de tren. Aun así Krasinski usa todo lo que está a su alcance para llevar a buen puerto algunas de su secuencias, sobre todo hacia el clímax, donde con astucia y una buena edición se divide en tres momentos de suma emoción donde los personajes de los hijos brillan por separado, recordándonos que esta ‘Parte 2’, lejos de ser de monstruos también es un drama familiar; si en la anterior el peso recaía en los adultos, aquí los hijos cobran protagonismo donde tienen que crecer sin la figura paterna y se tienen que enfrentar al mundo solos, así la película también funciona como un coming of age donde vemos cómo los niños tienen que madurar de forma muy rápida y sobre todo equivocarse para así aprender de sus errores. Al igual que el final de la entrega anterior, Krasinski decide cerrar la película de manera abrupta con una toma que no convence del todo, pero dejando todo preparado para la ‘Parte 3’.

Así ‘A Quiet Place: Part II’ funciona como una película de supervivencia con tintes de terror, donde desde el inicio hace que te aferres del asiento manejando el suspenso y la tensión en todo momento, de forma brillante haciendo que las inconsistencias de su narrativa pasen desapercibidas.  La película estrena el 10 de junio en cines, y por el momento cuenta con un pre-estreno solo en salas Imax, donde sugiero que se viva la experiencia

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