Adiós a Héctor Suárez, el milusos de la sátira mexicana
No hubo sexenio que pudiera con él, ni presidentes, ni partido político, ni personaje que satirizara nuestra paupérrima y surrealista vida como mexicanos. Tampoco hubo televisora que pudiera vetar su nombre y su grandísima trayectoria como uno de los más grandes actores y precursores de la comedia, comedia de la buena, de la a deveras… vamos, ni sus mujeres, ni sus hijos, ni el alcoholismo. Pero hoy, 2 de junio de este año cabrón, 2020 de nuestro señor Jesucristo, Héctor Suárez perdió la batalla contra el cáncer.
Estudiante de actuación de la generación del ‘teatro de tesis’ junto a otros grandes de nuestro país, como Héctor Bonilla, Alfonso Aráu o Alejandro Jodorowsky, fue pupilo ni más ni menos que del gran Marcel Marceu, quizá por eso, había algo en él que hacía que la química de sus personajes fluyera de forma tan natural y cercana a un espectador que jamás se había visto reflejado en los escenarios, la pantalla grande o la chica.
Luego de foguearse en las tablas de los teatros del extinto Distrito Federal, Héctor entró al mundo del cine con papeles pequeños pero que ya apuntaban maneras, así hasta que de repente se hizo destacar en dos clásicos del cine de barrio ‘Picardía mexicana’ ‘Lagunilla mi barrio’ ‘Mecánica nacional’ y la joya que le daría uno de sus apodos para la eternidad ‘El mil usos’ personaje y cinta que trascendería más allá de la gran pantalla, porque después de casi 20 años de represión (de los 60s a principios de los 80s) alguien se atrevió a encarnar la realidad de miles de campesinos que huían de la miseria agraria buscando un sueño en la gran ciudad, buscando ganarse el pan haciéndola de todo sin éxito en absolutamente nada, lo que dio como resultado la clase social más marginada y olvidada de las grandes urbes, no solo de México, sino de todo el mundo. ‘Tránsito’ es el reflejo del vaivén interminable de una pobreza que no conoce el fin.
Ya como un actor consolidado, Suárez llevó la sátira a la gran familia mexicana a través de la televisión en programas extraordinarios como ‘La cosquilla’, ‘Sábado loco loco’, ‘¿Qué nos pasa?’, ‘La cosa’ o ‘El humo de Héctor Suárez’ brincando décadas, criticando presidentes creando personajes entrañables como ‘El negro Tomás’, ‘El nohay nohay’ ‘El Flanagan’, ‘El queremos Rock’ entre muchos otros, con los que no solo lograba la carcajada, sino que lanzaba mensajes incómodos para el gobierno que le valieron el veto tanto de Televisión Azteca como de Televisa. Fue contundente con su postura ante los gobiernos de Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Vicente Fox, Calderón y Enrique Peña Nieto, a quienes encaró en incontables ocasiones saliendo siempre airoso y apoyado por mayoría; manifestó su apoyo al movimiento zapatista del 94 e incluso en sus últimos años, buscó un puesto en la polaca a través del partido Encuentro Social. No se le hizo.
Medio hermano de Alejandro Suárez (otro grande de la comedia mexicana), los medios comentaban que había un distanciamiento entre ellos y aunque ambos lo negaron, nunca llegaron a trabajar juntos.
De su vida amorosa se dice mucho, pero la realidad es que tuvo dos grandes amores, el de Pepita Gomis, (su primer matrimonio y con quien procreó a su hijo Héctor y Julieta) y el de Sara Calderón, (su segunda esposa y con quien tuvo dos hijos más, Rodrigo e Isabella). De su segundo enlace se dijo mucho, pues la hoy viuda era mucho menor que él, eso jamás le molestó, cuando lo cuestionaban solía contestar con un contundente: ‘Mira, a mí me vale madres lo que piensen, porque el hombre tiene la edad de la piel que acaricia’. Sara le dio un segundo aire, lo ayudó a salir del alcoholismo y a reconciliarse con sus hijos mayores. En entrevista, llegó a confesar lo que pasarse de cubas le provocaba… “un día comencé a tomar aquí en el DF y después de 5 días desperté en Egipto…”
Descanse en paz, el gran Héctor Suárez.