Alien: Earth – Mi Patética y bonita Xenomascota
Como toda inversión, en este caso de tiempo, ver cualquier serie implica un riesgo; si bien en muy pocos casos este tipo de producciones mantiene la calidad de principio a fin (Breaking Bad, Mad Men, The Wire, por citar algunas), el riesgo más inminente es que todo empiece bien y termine mal (Game of Thrones, Lost, The Mandalorian, The Walking Dead, por citar algunas), o peor aún, que empiece mal y termine hecho una mierda. A este último grupo pertenece Alien: Earth, un repugnante show repleto de incoherencias, sensacionalismos y estupideces que lejos de ser solventadas, fueron en aumento capítulo tras capítulo hasta encausar el peor producto de “Alien” en su historia (y eso que existen las horrorosas Alien versus Predator).
Este sitio se ha cansado de abogar y haceros entender que, para tener un buen producto fílmico – televisivo, el primer y fundamental elemento debe ser la “lógica interna”, y que prescindir de esta solo da pie a una serie de inconsistencias que a la larga solo podrán ser maquilladas por recursos visuales y/o de producción que aseguran quizá el divertimento de los niños o de los menos adeptos a los términos de calidad dentro del arte y/o el entretenimiento. Por suerte para los que “defienden” esta basura, Alien: Earth no solo deja de lado toda la lógica interna, sino que está protagonizada por niños… y por perros.
Más cercana a una caricatura teenager que a un live action de terror y ciencia ficción, quizá el error más grande Alien: Earth sea relegar y degradar a la criatura al literal estatus de una mascota secundaria. No es que el xenomorfo sea el protagonista “per se” de ninguna de sus otras películas, pero si el elemento de constante amenaza en esa construcción de horror y misticismo como el “organismo perfecto asesino” del universo. Aquí el organismo no solo es imperfecto, sino desprovisto de todo sentido de peligro y por lo tanto ajeno al terror que presume causar, pues cada capítulo se encarga de avisarnos de manera mediocre y predecible que “todo estará bien” en ese país de nunca jamás, y que los únicos sacrificados serán los personajes terciarios, mientras los guionistas se encargan no solo de domesticar, sino también “humanizar” al alien, con decisiones erráticas y hasta de preferencia de “género”.
La metáfora hacía con el mundo de Peter Pan es simplemente patética, pues esta rebeldía de los niños perdidos en contra de su opresor captor no llega a ahondar lo suficiente para hacer creíbles las motivaciones de estos mocosos convertidos en máquinas, cambiando de parecer de un momento a otro no solo como infantes haciendo “berrinches”, sino justificando sus acciones bajo situaciones superficiales que son insuficientes para crear el “odio” hacía su creador. Quizá un par de ellos puedan escapar de la verdadera amenaza, un guion repleto de conveniencia y “deus ex machina”, pero la mayoría de los personajes de Alien: Earth no actúan ni como niños, ni como adultos, ni como androides, ni como científicos, sino como pendejos, tomando siempre la decisión menos coherente y absurda posible en pro de la magia del guion.
Estos pincelazos hacen que el showrunner, un tal Noah Hawley, no solo juegue en contra de la lógica cronológica y de la naturaleza del xenomorfo dentro la saga, sino dentro de su propia serie, pues cada capítulo se encarga de anular al pasado, pasando de androides muy planeadores a “no hacer nada”, de líderes muy manipuladores e inteligentes a “no hacer nada”, de corporaciones mercenarias e invasivas a “no hacer pinches nada”, y finalmente de niños recién puestos en super cuerpos híbridos que en 4 días pasan de “no hacer nada” a prácticamente “hacer todo”, convirtiéndose en los arquetipos del “Mary Sue” y creando en Wendy a una heroína que de repente (y literal, por un contacto con un Alien) puede aprender y manipular toda la tecnología y a todos los xenomorfos al salirle del culo, perdón, de la boca, el dialecto de las criaturas sin ningún aprendizaje previo y una serie de poderes supernaturales que la convierten en una especie de Terminator Jedi que termina por anular el terror en cualquier subtrama y rebasar al propio “alien”
Uno pensaría que conforme avancen los capítulos todos estos huecos, así como el origen de todas las demás criaturas meramente sensacionalistas, serán explicados o teorizados en algún punto, pero no es así. El showrunner es tan patético, que lo más funcional de su serie fue un capítulo – copia – homenaje a la primera “Alien” de 1979, y recrear el ciclo de vida del xenomorfo ya antes visto en todos los productos anteriores.
Las criaturas que acompañan al Alien, por cierto, son diseños vergonzosos de moscas, plantas y arañas que con mucho forzamiento pretenden ser los sustitutos de ese horror psicológico y gráfico y que sufren al igual que todos los demás personajes, un olvido sistemático y progresivo que solo deja al ahora famoso “Ocular” hasta con más protagonismo que el xenomorfo
Adepta a las necesidades de un público poco crítico, de mínimo esfuerzo analítico y que se traga cualquier mierda, Alien: Earth está más cerca de ser una adaptación de “princesas Disney” en el espacio que, de la legendaria, pero aún lastimada saga a la pretende incorporarse. Quizá lo de Peter Pan no sea un accidente, sino un mandato de Disney para que este producto se busque mejor dentro de sus clásicos infantiles. Su paupérrima lógica interna se une así a una construcción de personajes poco interesantes, planos y superficiales, y en donde Wendy, comparada con una Ripley o incluso con una Rain (Romulus), resulta el equivalente de una “Rey” de Star Wars, una heroína que por el simple hecho de ser “ella”, es provista de todos los poderes del universo, incluyendo la habilidad de Cesar Millán, el encantador de perros
Aquí la duda es ¿todas aquellas críticas vendidas o los ineptos que defienden lo indefendible estarán familiarizados o habrán visto al menos las dos primeras películas de 1979 y 1986’ ¿o seguirán creyendo que el cine se inventó con Netflix?
¡Miren! Un ojo con patas que se metió en el cráneo de un gato, un borrego y un muerto ¡Que buena serie! Dan pena