Apollo 10½: A Space Age Adventure: Un coming of age espacial
Existe una tendencia actual entre los cineastas más reconocidos, de imprimir su infancia, adolescencia o historia de origen en un manifiesto fílmico que, por más complejidad, blanco y negro o color que le echen, sigue catalogándose como un drama del tipo “coming of age”.
¿Pero qué es un “coming of age”? Nacido como un género literario, este se centra en el crecimiento psicológico y moral del protagonista, generalmente desde su juventud hasta la adultez (o de su infancia a la adolescencia); en otras palabras, este tipo de género se trata sobre la maduración y conversión al “adulto” mediante la intervención de sucesos que definirán su personalidad e identidad desde el índole sexual (Licorice Pizza), ideológico, político (Belfast), ideológico y/o familiar (Roma de Cuarón o Fue la Mano de Dios de Sorrentino), buscando por supuesto siempre una respuesta o clímax catártico y/o emocional.
Ahora bien, toca el turno de Richard Linklater, director que prácticamente se ha originado y desarrollado a través del coming of age, y que desde el fin de su trilogía “Before” (algunos dirán que desde Boyhood), no ha retomado el nivel al que nos tenía acostumbrados, sobre todo en la primera década del nuevo milenio.
Linklater nos relata la historia de su infancia en el Houston de los años 60. Tomando a “Stanley” como su alter ego, este sexto hermano de una familia con rigurosos protocolos de supervivencia social y económica, amantes del cine, de las protestas sociales y de todo lo que tenga que ver con su vecina “NASA”, se convertirán en el vehículo protagonista de un ágil relato que durante su primera mitad alcanza picos de genialidad humorística y emocional, dignos de aquel nivel directivo del Linklater de la década 0.
Su primer acierto narrativo es tomar a esta unidad familiar como la protagonista del relato, lo cual permite un dinamismo y profundización de variados personajes, sobre todo de los padres y hermana mayor (figuras de autoridad para el niño), los cuales son estructurados a partir de sus comportamientos socioeconómicos y laborales, tal y como los puede percibir Stanley. Por otro lado, la transición de niño a adolescente se da a través de una metáfora espacial, el Apollo 10 ½, una misión imaginaria y precursora del Apollo 11 en la que Linklater deposita no solo su gran imaginería, sino su intimidad infantil de parte de la cercanía familiar con la NASA y aquella misión, y los sueños de un infante hacía algo tan inhóspito como lo es la adolescencia.
Dicho viaje onírico y parte surreal del relato sirve como distractor y como motif del relato. Quizá aquí notemos el error en su narrativa, pues al excluir esta “aventura” de casi todo el prólogo y desarrollo de personajes, para dejarlo solo en el último tramo del metraje y clímax, la cinta pierde un poco de ese dinamismo, aunque también gana un poco de más compenetración emocional hacía con el “héroe” de la misión sobre este crecimiento.
Por otro lado los elementos de la cultura americana, de entretenimiento, pop y fílmicos incrustados a lo largo de su metraje son exquisitos, resaltando por supuesto aquellos en los que se nombran cintas clásicas o de culto de la ciencia ficción o 2001: Odisea del Espacio, esta última con una escena reservada con excelentes diálogos y comicidad.
Antes de terminar, si usted no estaba familiarizado con el extravagante formato de animación usado por Linklater, esta es la “rotoscopia”, que es una técnica de captura de movimiento utilizada por primera vez en 1932 y llevada al mundo formalmente por Walt Disney y su Blanca Nieves en 1937. El mismo Linklater ya había usado esta técnica para su gran película de ciencia ficción, A Scanner Darkly (2006), comenzando una mediana tendencia de algunos animadores por llevar a cabo historias más complejas bajo esta animación, tales como “Chico y Rita” y la reciente “Loving Vincent” del 2017.
Un coming of age adorable, que fija un objetivo narrativo claro en su divertida y hasta profunda alegoría espacial (adolescente), Richard Linklater renace al contarnos su infancia desde una perspectiva rotoscopica llena de una comicidad y dramatismo naturales. De entrada, mucho mejor que la menos personal “Licorice Pizza” de PTA
2 Comments
Admito que verla ha sido una experiencia muy gratificante, en especial por esos sentimientos de asombro al presenciar la llegada a la Luna (creo que mis padres la disfrutarán más). Sin embargo, me estoy empezando a cansar un poco de este tipo de historias. No es un problema propio de la película, y firmemente creo que todo director debería hacer una historia de este tipo, pero viendo que han salido demasiados relatos de este tipo tan rápido, con poco tiempo de diferencia entre ellos y casi todos tratando de los mismos temas de maneras muy similares… creo que necesito un respiro.
Repito, no es un problema propio de la película, pero afecta un poco mi juicio con ella. Por último, dejo mi lista de este tipo de historias (si me falta alguno, dígame).
1. Roma
2. Fue la Mano de Dios
3. Once Upon a Time in Hollywood (salvada por el final)
4. Licorice Pizza
5. Apollo 10½
6. Belfast
De acuerdo con usted ¿si ha visto que ya es una tendencia entre los idrectores? Por cierto, buen top