Aún estoy aquí: Si, Walter Salles sigue aquí

Cuando uno remembra aquellas crudas cintas que retratan los regímenes dictadores y sus crímenes en contra de la humanidad, es inevitable no pensar en las joyas de la corona como “Z”, “Missing”, “La Batalla de Argel” o “El Ejército de las Tinieblas”, entre algunas otras. Ya sea desde la perspectiva de los familiares de los desaparecidos, de la resistencia o incluso de aquellos que buscan justicia, el común denominador de estas cintas es la profunda investigación y respeto con la que se retrata tanto el conflicto interno sociopolítico como la memoria de las víctimas. Walter Salles entrará definitivamente a este círculo, demostrando con “Aún estoy aquí” no solo que su talento narrativo sigue ahí, sino también un profundo y muy oscuro ejercicio sobre otro de los episodios más tenebrosos de la historia latinoamericana.

Aún estoy aquí cuenta la historia real de la desaparición, tortura y muerte que la dictadura militar dio al ex político y activista Rubens Paiva durante los 70, adaptada del libro homónimo que escribiera su hijo, Marcelo. Si bien la cinta ha centrado su promoción en la protagonista Fernanda Torres, que interpreta con maestría a la férrea y resiliente esposa y madre que luchó por obtener la justicia y la verdad detrás del encarcelamiento de su esposo, Salles encausa un distintivo narrativo muy particular y que hace que el dolor de su historia sea mayor, y ese es centrarse en Rubens Paiva.

En su primer acto, Rubens Paiva será el protagonista, explorando su personalidad, su condición e interacción familiar, su trabajo, su rol como padre y esposo. Este pequeño gran elemento y diferenciador hará que su desaparición venga acompañada de una conexión empática inmediata y cruenta hacía con su situación y familia. Dando ligeros esbozos de la incómoda, pero humana actividad de Paiva, Salles construye al padre para que con su partida todos compartamos el dolor de su inevitable pérdida.

La tensión, que ya de por si es evidente en cada segundo, se contrapone de manera fastuosa a un entorno familiar pacífico, amoroso y en donde impera la felicidad, pero también una sutil y amenazadora ideología en contra de la dictadura. Será en el momento de su forzado arresto donde Salles tensa todos los hilos, pasando a un suspenso apremiante y claustrofóbico en lo que también será la transición definitiva de la batuta protagónica hacia la figura de la esposa, la cuál al ser también encarcelada y torturada (junto a una de sus hijas mayores), será puesta en libertad solo para dar cuenta que Rubens ha “desaparecido”.

La tensión se transforma en un thriller político y social en busca de respuestas que no se darán, y en donde la matriarca tendrá que fortalecer su exterior a pesar de encontrarse destruida en su interior, pues ella sigue ahí, a cargo de cinco hijos y la búsqueda de su marido.

Es durante dicho momento que se dará uno de los más grandes sucesos fílmicos del 2024, la perfecta actuación de Fernanda Torres, la cuál con cada mirada pérdida, diálogo preciso y lágrima reprimida, nos hace cómplices y testigos de su dolor interno, de su duelo y fuerza. Walter Salles, embelesado por el talento y presencia de esta musa, consigue no solo expresar la sensibilidad detrás del complejo y escabroso tema, sino también erigir una figura heroica y pacífica en contra de las tinieblas de dicha dictadura. En un mundo ideal, ni siquiera debería de haber debate sobre quién ganará el Oscar a mejor actriz con tan maravillosa interpretación

Mención aparte merecen el reparto juvenil – infantil, y es que Walter Salles no resta importancia a la perspectiva de cada uno de los integrantes sobre la desaparición y pérdida de su padre, aportando mayor profundidad primero a las hijas mayores durante el suceso, para después centrarse en los niños gracias a dos saltos temporales que servirán tanto como epílogo, como rendir homenaje al autor del libro en el que está basado el film, Marcelo.

Desgraciadamente, Aún estoy aquí no puede evitar sentirse en dichos saltos temporales un poco forzada y un tanto manipuladora. La decisión de Salles quizá se pueda comprender en el primero, donde se obtiene cierta justicia y fin del duelo, así como más desarrollo en aquellos niños más crecido, pero la realidad es que también la cinta pierde ese halo de interés que incluso se agrava hacía el segundo y muy innecesario salto. Así mismo, el manejo del timing no es tan acertado a lo largo del filme, dejando dudas y cuestionamientos en cuanto al paso del tiempo y los sucesos posteriores a la desaparición del padre.

Walter Salles, tras 12 años de ausencia, sigue aquí, la memoria de las víctimas sigue ahí, y la figura de Eunice y Rubens Paiva resplandecen más que nunca. Aún estoy aquí es dolorosa, un himno de amor paternal y maternal destruido por la violencia y la dictadura, un cine de protesta, reflexivo e imperativo para reconocer la oscuridad de nuestro pasado y presente

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Acerca del autor

El Fett   @El_Fett   cinescopia.com

El más realista y cabrón crítico de cine que pueda existir. Ente sin misericordia que tiene el halago de transmitir a los mortales su sentir y sabiduría en el mejor recinto sobre el séptimo arte. Cinéfilo de corazón y crítico crudo por vocación. Alter ego del Licenciado en mercadotecnia y RRPP Oscar M Rodríguez (FB) Sigueme en twitter @El_Fett


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