Back to Black – Hoy presentamos: la loca y tóxica Amy Winehouse
Amy Winehouse es una de las últimas grandes figuras de la música actual, tanto que logró consolidarse prácticamente con un solo álbum, el cuál rompió varios records con premios Grammy incluidos, y cuyo estatus de leyenda se potencializó con su trágica muerte en julio de 2011. Aunque sus excesos fueron casi que del dominio público, pareciera que hay mucho más detrás de esa imagen rebelde y un tanto exótica que caracterizaron a la artista.
Back to Black es la primera película biográfica de Amy Winehouse (aunque existen un par de documentales), llegando a la pantalla grande 13 años después de su fallecimiento y tras varios intentos fallidos por lograrse, y cuenta la vida de la cantante desde su adolescencia y centrándose en los años que la llevaron a crear su multigalardonado álbum Back to Black.
Dirigida por Sam Taylor-Johnson, podría ser la crónica de un desastre anunciado si tomamos en cuenta que la cinta más conocida de la directora es nada más y menos que Fifty Shades of Grey. Pero incluso con punto y aparte, Back to Black nos muestra desde sus primeros momentos, el tremendo melodrama hueco al que estamos a punto de adentrarnos, tomando para esto todos los clichés del género y aumentándolo al grado máximo.
En Back to Black, la construcción de nuestro personaje carece de profundidad muy pronto, al presentarnos a una Amy cuyas decisiones se basan únicamente en una personalidad desordenada y altanera, algo que parece no tener sentido pues otra característica es que todo a su alrededor es aparentemente perfecto. Los personajes que la rodean son bastante inestables en cuando a sus apariciones y el aporte que hacen a su vida, teniendo solamente a su padre y a su pareja como recurrentes, ocupando un papel fundamental en el desarrollo de la misma.
Cabe aclarar en este punto que no me considero una fanática de la cantante, es decir, aunque disfruto de su música, mi conocimiento sobre su vida antes de ver está biopic se reducía al saber popular sobre sus adicciones, su muerte y muy poco de su vida sentimental.
Back to Black se siente como una retacería inconexa cuya principal característica es la dramatización innecesaria. Es claro que es un requisito para este tipo de filmes, pero es imprescindible que estas secuencias fluyan de forma orgánica y no deberían sentirse incómodas, dando así la sensación de poco realismo y relegándola a una categoría telenovelezca digna de cualquier canal de televisión abierta.
Teniendo una figura de la música tan talentosa como polémica, Back to Black prefirió centrarse en lo segundo para contar su historia, elevando la controversia alrededor de su tormentosa relación amorosa y explorando prácticamente nada de su creatividad o su lado artístico. Esto resulta alarmante cuando se considera también que Amy Winehouse es pintada como una villana: una loca y tóxica con la que es demasiado difícil empatizar pues sus decisiones carecen de trasfondo, además de mostrarla como única culpable de su decadencia cuando es claro que muchos factores y personas influyeron en su tragedia.
Es una lástima que no se le pueda dar a Amy Winehouse un tributo decente, no digamos solamente para fanáticos sino para que más personas puedan adentrarse en su música a través de una historia que muestre sus orígenes y su verdadera esencia. Back to Black tiene definitivamente el efecto contrario, no es una película que inspire o que cause algún tipo de nostalgia (como es el caso de esta categoría de filmes), aquí la dirección se siente bastante novata y la emotividad brilla por su ausencia, algo que podría ser más fácilmente encontrado al leer un artículo de Wikipedia al finalizar dicha tortura de filme.
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