Beetlejuice Beetlejuice: Sin Televisión y sin Helena Timmy pierde la melena

En 2019, Tim Burton dijo que la experiencia de dirigir su versión de “Dumbo” fue tan mala (por la intromisión de Disney) que pensó seriamente en retirarse de la dirección. Podría sonar triste, pero viendo hacia atrás el estancamiento creativo en el que lleva años, pudiera ser lo mejor que debería hacer, tanto para ordenar su vida y proyectos como para dejar descansar al público que ya estaba cansado de ver un estilo ya desgastado por mucho tiempo. 5 años después, regresa con un proyecto que llevaba soñando hacer desde hacía mucho: una secuela de uno de sus trabajos más personales, “Beetlejuice”. Y a pesar de que hay que aplaudirle por haber cumplido ese sueño, no es más que la evidencia de que él ya no da para más, teniendo que recurrir al reciclaje y la nostalgia para mantenerse en el ojo público.

No te distraigas con nimiedades, ve directo al grano

Dicen que no abras subtramas si no vas a cerrarlas, pero también agregaría que no hay que incluirlas si no añaden retroalimentación a la trama principal (o si las concluyes a las prisas). Esto se debe a que este intento por explorar más del mundo sobrenatural no encaja con la perspectiva de la relación maternofilial de 3 diferentes generaciones que pretende ser el enfoque principal. En realidad, la historia no va de eso, es más la expansión de un tema recurrente en su obra: el miedo al matrimonio (lo que explicaría su divorcio con Helena Bonham Carter y el cambio de musa constante en su filmografía). El problema es que la actualización no trae mucho a la mesa, todo se siente como una repetición (vamos, hasta hay escenas y tomas copiadas plano por plano de la original).

Como resultado de este efecto de ver más de lo mismo, la inclusión de subtramas y personajes que no van al caso no sólo se dedican a abultar el metraje, sino que los nuevos factores plantean preguntas que dañan tanto la historia que está contando como la cinta original (en especial cuando quiere justificar la ausencia de Alec Baldwin y Geena Davies en esta entrega, lo cual abre la típica pregunta de: “¡¿Por qué no pensaron en eso antes?!”). Al final, pierde el tiempo en cosas sin importancia mientras deja de lado otras que merecían tener más peso (quitarle espacio a elementos como la patrulla espectral o el trasfondo al súper fantasma y ahondar en la relación hija-madre-abuela debió ser lo indicado).

Divierte, pero no encanta

Si hay un aspecto que hay que agradecer, es el regreso de efectos prácticos como escenografía, maquillaje, ilusiones ópticas y animación en stop-motion para el diseño de producción. Aquí sí demuestra respeto y continuidad a la obra original y conserva cierto carisma que el director parecía haber sobreexplotado hasta el cansancio. Es cierto que hay uso de efectos por computadora, pero la combinación no es tan obvia como parece porque la variedad permite que la estética se vea más natural. Hay algunos chistes que funcionan e incluso se aplaude que todavía conserve parte de ese humor rojo e inmaduro de la original, no se siente descafeinado y evita caer en la moda de lo “políticamente correcto”.

Pero incluso ahí pueden denotarse ciertas deficiencias, como es el caso de la música de Danny Elfman. Al igual que Burton, el compositor ya tiene años tragando de sus glorias pasadas sin brindar nada. Nuevamente, tiene que recurrir al reciclaje de los temas de la original, hay una que otra nueva aportación (como el coro presentado en los trailers), pero en su mayor parte va en piloto automático. Conforme la historia avanza, los excesos visuales y narrativos van aumentando y si agregan que la mitad de los diálogos se dedican a tirar exposición y el clímax está calcado de la original, pronto la magia se va diluyendo y causa que se sienta más larga a pesar de durar apenas 10 minutos más que la original.

Jenna Ortega, una megalómana psicótica–

Da gusto ver de nuevo a Michael Keaton, Winona Ryder y Catherine O’Hara, están cómodos en sus papeles y conservan el carisma que los caracterizó antes. Podría decirse que son los responsables de que no se pierda el interés. Pero como siempre, el problema viene con las nuevas adiciones, ya que no contento con desperdiciar a Willem Dafoe y Monica Bellucci (¡¿Para qué la traes si no va a salir más de 5 minutos ni va a hacer nada en toda la película?!), también provoca aversión al nuevo añadido que es la presencia de su querida Merlina Adams y la versión femenina y latina de Keanu Reeves: Jenna Ortega (agradable y carismática en persona, pero no sabe actuar). Considerando el tiempo que se le dedica, su mera aparición desentona con el resto de la presentación e historia, a duras penas tiene con qué trabajar y su química con el resto del elenco es nula (su cara inexpresiva y permanentemente amargada no ayuda mucho, hasta da la impresión de que sonreír le duele). Lo cual afecta incluso el nuevo enfoque que quería darle el director.

Las intenciones de redirigir la historia en un camino pudieron haber funcionado porque, para su servidor, Lydia es un personaje autista. Por lo tanto, ver esa nueva faceta de ser madre es algo que pudo haber funcionado a favor de la cinta, pues aunque la crianza de los padres hacia un niño con estas condiciones ya es un cliché cansadísimo, cambiar los roles es algo que casi nunca se ve. En este caso, que la madre sea la que tiene el trastorno y tenga que valerse por sí sola para criar a una niña “normal”, mientras la hija debe aprender a querer y aceptar a su madre en tanto enfrenta el duelo de haber perdido a su padre, podría haber sido único. Sólo que, nuevamente, entre que pierde tiempo en otras cosas y la actuación tan tiesa de “la latina que no es latina, pero se cree latina”, todo queda en potencial desperdiciado.

Por cierto, aunque Burton sabe filmar escenas románticas, no sabe filmar erotismo ni escenas de sexo. ¡¿Entonces por qué insiste en meterlas?!

Es innegable que llega a ser divertida por momentos, pero esto es tristemente un producto “sólo para fans”. Ellos son quienes saldrán más contentos de esta repetición argumental (teniendo en cuenta los fracasos anteriores, tal vez sea lo mejor), pero el resto resentirán que esta película para miembros no aporta ni innova en nada al dar más de lo mismo en una versión rebajada con agua de la original. Y lo peor es que, con todos los defectos que tiene… ¡es lo mejor que ha hecho Burton desde “El Cadáver de la Novia”! Si hay alguien que quiera interesarse en su filmografía, recomendamos sólo ver sus obras hechas entre 1988-2007, ya que proyectos como éstos nos hacen pensar si debería reconsiderar sus palabras y optar por el retiro.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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