Belfast: Una receta del éxito
- Agrega a un protagonista carismático. Puede pertenecer a una minoría, bien puede ser un infante.
- Mezcla la historia de la familia del niño con una subtrama de amistad y/o amor en un contexto político-social determinante del país de donde eres.
- Aturde el ojo del espectador con la puesta en escena, por ejemplo, una fotografía en blanco y negro.
Kenneth Branagh no es un cineasta novato. Probablemente tampoco uno muy destacado. Con su segunda película Dead again (1991), un thriller noir confuso y aburrido, entró a Hollywood. Y tal vez se ubique más por sus actuaciones de villano caricaturizado en películas como Harry Potter y la Cámara Secreta, o el terrorista ruso en Tenet.
La mayor parte su filmografía son adaptaciones, varias de Shakespeare, otras de Agatha Christie, un Frankenstein, Cenicienta, y hasta formó parte del MCU con la primera parte de Thor (¡Justo en Belfast encontramos una referencia!).
Como dicen, Branagh es un director de encargo. Pero Belfas, es diferente. En ella vemos una película muy personal en donde Sir Kenneth se proyecta en Buddy, un niño de 9 años (edad que tenía el director en 1969). En la película se narra el conflicto entre protestantes y católicos en Irlanda.
Desde los ojos de Buddy encontramos una historia aleccionadora acerca de lo absurdo de las diferencias ideológicas y cómo es posible convivir con quienes piensan diferente.
Es complicado no caer en los encantos de Belfast y conmoverte con sus personajes. La simpatía de Buddy, y sus abuelos (Judi Dench y Ciarán Hinds), la madre (Caitríona Balfe) que debe ser fuerte ante el peligro latente, y como no detestar al padre ausente (Jamie Dorman).
Un plus, Buddy es un cinéfilo, y lo vemos emocionarse cada vez que va al cine, y aquí una de las mejores jugarretas, pues mientras la diégesis es en blanco y negro, la pantalla en donde se proyecta Chitty Chitty Bang Bang es color, causando un contraste irresistible.
Branagh apuesta por un cuaronazo y palikowcazo y lo logra. También podemos recordar a Jo Jo Rabbit (¡Otro director de Thor!), pero sin el efectismo lacrimógeno del Holocausto.
Una receta nada original, pero a diferencia de lo insípidas de sus películas anteriores, Belfast deja un buen sabor.
Y está cantadísimo, va por los premios chonchos en el Oscar. ¿Ganará? Eso es irrelevante, pero finalmente después de más de 30 años dirigiendo tendrá un lugar en la historia del cine.