Bird: La magia entre lo agreste.
Estructurar un coming-of-age ya es por sí misma una tarea complicada: los sentimientos, las preguntas, las confusiones y frustraciones de crecer son tan variables y extensas en cada ser humano que trasladarlas a un guion y una pantalla se vuelve un ejercicio de sensibilidad y empatía, para poder ponernos como espectadores en los zapatos del héroe y acompañarle en las vicisitudes propias de la edad. Caractterísticas que cumple Bird
Este valioso trabajo se vuelve aún más significativo cuando lo realiza una cineasta como lo es Andrea Arnold. Acostumbrados como nos tiene a su mirada honesta y socialmente curiosa, la directora inglesa llega a la cartelera de nuestro país con ‘Bird’, su más reciente largometraje. Tiene como protagonista a Bailey (Nykiya Adams), una muchachita de 12 años de carácter valiente y actitudes defensivas, que se encuentra molesta porque Bug (Barry Keoghan), su padre, está próximo a casarse con su nueva novia. Este y otros inconvenientes que involucran a su madre y a sus hermanastros la mantienen con la ira a flor de piel hasta que conoce a Bird (Franz Rogowski), un joven peculiar que llega a la comunidad buscando a su familia. La amistad que florecerá entre este par le ayudará a Bailey a comprender que, aún con tantos sinsabores, aún puede hallar encanto y cariño en su entorno.
La preadolescencia es una etapa por demás ambigua y desagradable, ya que, además de un sinfín dudas, conlleva cambios corporales y la inevitable búsqueda de una identidad autónoma. Observamos en nuestro personaje principal a una chica que carece de guía y de cuidados, por lo que le toca sólo a ella dilucidar quién quiere ser. Nykiya Adams desempeña un rol espectacular que se precia de ser parco de palabras, por lo que nos muestra sus emociones a través de gestos, generados en su mayoría por la irritabilidad y el hastío, pero que igualmente dejan ver a una mujer saliendo del caparazón, capaz de experimentar con su pelo y el temible maquillaje, o explorar sus aristas más instintivas y maternales cuando es necesario ver por los desprotegidos. La novel actriz está cobijada por dos enormes histriones, que desbordan carisma en sus respectivos papeles: Barry Keoghan es un papá imprudente y cool ensimismado en sus planes matrimoniales, pero que a su ritmo y en sus posibilidades demuestra amor e interés por sus hijos. Franz Rogowski se desenvuelve con suavidad en tonos neutros, con el perenne esbozo de una sonrisa y una entereza que no decae a pesar de las amenazas a su alrededor.
La hechura de ‘Bird’ respalda las estupendas actuaciones previamente aludidas con la cinematografía de Robbie Ryan, colaborador frecuente de grandes nombres como Yorgos Lanthimos, Ken Loach, Noah Baumbach y Mike Mills, que utiliza aquí otra vez una lente que no juzga ni señala, sino que arroja rayos de luz natural en verdes campos que nos amplifican la narrativa, otorgándole un halo de esperanza a los reveses. No deja de lado, por supuesto, la exhibición de las repercusiones de la austeridad conservadora, y el deterioro en las viviendas de programas sociales debido a décadas de falta de inversión. En una nación en la que actualmente el 30% de los infantes viven en pobreza, Andrea Arnold tiene a bien recordarnos lo urgente que es exponer estos temas e incluirlos en un debate global.
Filmada al sur de Inglaterra en julio del 2023 y estrenada en el Festival de Cine de Cannes en 2024, ‘Bird’ desarrolla un drama de trasfondo construido de manera adecuada que gradualmente va convirtiéndose en una especie de fábula, como los capullos que producen mariposas, y en esa transformación avistamos lo hermoso, lo que creíamos perdido en el ambiente agreste. Un cuento en el que podríamos concentrarnos en la precariedad o la violencia, pero cuyo espíritu es capaz de hacernos volar por encima de ello para llegar a lo bello, lo mágico y hasta lo inverosímil.