Black Phone 2: Llamada perdida en los clichés desde el más allá

Después de ver cómo se colgó con firmeza el auricular en la entrega pasada, lo último que uno espera es que ese teléfono volviera a timbrar; mucho menos que alguien se atreviera a contestar, Pero Scott Derrickson insiste al conectar la línea con el “más allá”, tal como si fuera un tablero de ouija en Black Phone 2.

Black Phobe 2 se sitúa 3 años después que Finney (Mason Thames) lograra vencer al asesino The grabber (Ethan Hawke). Vemos como durante este tiempo no ha sido fácil liberarse de esa anécdota que lo rebasa. Se ha convertido en un adolescente huraño y explosivo, que fuma marihuana a modo meramente de rebeldía, además que, aunque aquellas llamadas espectrales siguen resonando por cuanta cabina telefónica pasa, el deliberadamente ha decidido ignorarlas por completo. Pero como dije, aquellos seres se resisten a ser ignorados y ahora es su hermana (Madeleine McGraw) quien a través de pesadillas que cruzan el tiempo y toda lógica, tiene unas visiones de 3 niños desaparecidos en un campamento cristiano de los 50’s en Alpine Lake. Además, parece que puede comunicarse también durante esos sueños con su difunta madre, quien por cierto estuvo en ese campamento y al parecer conoció a esos niños. Noche tras noche, esas pesadillas atormentan a Gwen, por lo que decide ir a ese sitio a averiguar más.

Puedo continuar describiendo toda Black Phone 2, pero en realidad lo que Derrickson ofrece es una forzada y predecible extensión de la cinta anterior, donde los límites entre pesadillas, memorias y película setenteras se desmoronan completamente en un absurdo experimento de 8 mm. Las secuencias oníricas, plagadas de ruido y fallas de celuloide, tienen esa textura retro que nos remonta un poco a Sinister, pero también les da un aire a aquellos primeros videojuegos, y aunque esto tiene cierto aire nostálgico, la verdad es que lo roba mucha espontaneidad. Quizás el mensaje que quiso transmitir era el de hacernos entender que esas pesadillas luzcan analógicas, desgarradas, viejas; aunque abusa de eso y se le olvida hacerlas parecer creíbles más que nada.

Y aunque aquí el guion intenta distanciarse de los tintes pedófilos del original, opta por una motivación más simple: la venganza. Decisión que le quita aquella originalidad al villano, por decirlo de alguna manera, ya que simplemente lo convierte como tantos, en un fantasma genérico que anda penando en ese campamento solo por esos burdos impulsos. Black Phone 2 parece el resultado de una sesión de “lluvia de ideas” cuyos asistentes fueron soltando referencias a Viernes 13, Stranger things, It y Pesadilla en Elm Street, etc; los hilaron así nomás y nadie se atrevió a pararlo.

Aunque en esa bola de nieve de clichés, Derrikson deja clara su obsesión con la Fe. Viene a “evangelizarnos” dándole a estos hermanos una especie de redención por esa infancia que los traumatizó y de la que no consiguen escapar; porque en realidad no luchan contra The grabber, si no contra esos traumas de su niñez. Son estos momentos emotivos lo único rescatable de Black Phone 2, pero es difícil sostener una historia de casi dos horas, solo con eso porque por todo lo demás, este teléfono negro ya había dicho todo lo que tenía que decir.

Podemos comprobar con Black Phone 2 que por más que se prolongue una llamada, no hay línea directa con el otro mundo, cuando algo muere, cualquier intento por revivirlo tendrá un muy mal resultado.

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Acerca del autor

Clementine   @@lupistruphis  

Escéptica ante todo, pero con una gran curiosidad. Amante del café y del aroma a libros viejos. Nostálgica e idealista sin remedio. Alguna vez de niña me llevaron al cine, y siempre vuelvo a él porque siempre me salva.


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