Blanca Nieves: La princesa más odiada por Disney
En definitiva, la versión live action de Blanca Nieves no ha pasado desapercibida desde que salió a la luz su elenco y producción. Esta película ha demostrado antes de su estreno que la “mala prensa” sí existe y ha acumulado una gran cantidad de críticas que van desde el casting de los actores hasta las mismas declaraciones que estos han hecho, ya sea del filme mismo o de sus opiniones políticas personales. Casi firmado que será un fracaso en cartelera, demos paso a analizar si en verdad Snow White es tan mala como su indiscutible fama.
Snow White (“Blanca Nieves” como la conocemos en Latinoamérica) es la versión en carne y hueso de la película original de 1937, la cual fue el primer largometraje de animación producido por Walt Disney. Esta nueva revisión promete además darle un toque más moderno a la famosa princesa y a su icónica villana.
Me parece que es justo dejar de lado las polémicas y a sus participantes para evaluar a esta película de manera honesta y con el mejor criterio posible. La idea de un live action no es del todo atractiva para mí, pero, creo también que si una película animada se va a trasladar a otro formato debería al menos ofrecer algún tipo de distintivo en su narrativa que haga que valga la pena dicha transición, y que agregue un valor fuera de replicar cuadro por cuadro.
Así pues, es la manera en la que evalué Blanca Nieves, una adaptación del cuento de hadas de los hermanos Grimm, que relata una historia muy sencilla rodeado de magia como uno de sus mayores fundamentos. Dicha magia, solo existe en teoría en esta obra del director Marc Webb, pues no hay nada particularmente encantador acerca de esta nueva propuesta; comenzando por una ambientación y un diseño de producción que son malos desde su hueca confección en CGI, y que presentan un mundo poco atractivo como el gran fondo de pantalla de esta versión.
Pero el principal problema de Blanca Nieves es justamente su personaje principal, una princesa que parece ser odiada por el propio Disney y hasta por la actriz que la representa, al contar no solo con uno de los peores vestuarios y peinados que he visto en pantalla grande, sino también una credibilidad nula pues su intérprete solo cuenta con una expresión facial que difícilmente cubrirá cada uno de los escenarios que le suceden a nuestra denominada heroína. La villana, por otro lado, es presentada con una caracterización más interesante, aunque su tiempo en pantalla es demasiado corto en comparación con el de su antagonista.
Debo mencionar a este punto que fui testigo de la versión doblada al español en su Premiere de Prensa, por lo cual no puedo juzgar del todo la actuación de Rachel Zegler, Gal Gadot y demás involucrados, razón por la que resulta aún más preocupante que la interpretación de nuestra Blanca Nieves traspase cualquier barrera del idioma, juzgando solo por sus movimientos y gesticulaciones.
En el lado musical, debo destacar que esta traducción al español parecía tener un problema en el balance entre melodía y voz, lo cual desconozco si sería un detalle de la cadena Cinépolis o de la versión con doblaje, ya que que revisando los clips musicales que se han lanzado en su idioma original, no se escuchaban con este desajuste.
Eso sí, es un hecho que su lado musical se siente sobresaturado, contando con 13 canciones (de las cuales solo 4 son tomadas de la obra de 1937) que no parecen aportar lo suficiente a su narrativa como para ser justificables, esto sumado a que su calidad también deja mucho qué desear.
Por último, hay que mencionar que la Blanca Nieves tampoco es tan”progresista” o “woke” como se venía alarmando desde hace tiempo, ya que las adiciones o cambios que se hacen a la historia original son tan poco relevantes y tan poco convincentes que bien pudieron o no estar en la película y no habría casi ninguna diferencia.
Es claro que Blanca Nieves es un fracaso cinematográfico, no tanto por las razones de las que se han venido hablando pero simplemente porque es un producto mediocre que no logra transmitir la magia de un cuento de hadas de Disney en lo absoluto, aquí la tensión o la emoción brillan por su ausencia. Un filme que se queda corto en todos los aspectos y que además deja claro que Snow White es la princesa más aburrida del catálogo de la casa del ratón.
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