Blue Jasmine, La Vida en Pedazos
El profesor estaba sentado a la mesa con otras personas, era evidente el esfuerzo que realizaba por mantener a su audiencia entretenida. Supongo que pudo elegir otro tema menos banal que tratar de instruir a sus espontáneos fanáticos sobre las diferencias entre las frituras comercializadas en México, el esfuerzo alcanzó niveles, sorprendentes para mí, llegando a tratar de hacer un análisis serio sobre las diferencias etimológicas de los distintos nombres que recibe la misma botana en los Estados Unidos, la Gran Bretaña y México. Lo que inició como una plática informal e intrascendente se convirtió en un momento bizarro y, sin exagerar, triste e incómodo.
El protagonista de esta historia es famoso en su trabajo por sus múltiples y forzados intentos de encajar y ser aceptado en su entorno laboral, su voz es grave y estridente, sus maneras son torpes y groseras, es común que su primer intento de broma sea bien aceptado, tan común como que termine haciendo chistes a costa de personas ausentes en un desesperado intento por parecer siempre simpático e invariablemente termina derrotado ante una batalla que, sin saberlo, inicia contra sí mismo.
No voy a hablar de la genialidad de Woody Allen porque su genialidad ha sido comprobada una y otra vez, ni de los arcos dramáticos que logra, o de la manera extraordinaria en que logra hacer de las ciudades en que filma sean un personaje más en la trama. Los personajes de Allen no sólo son personas que hablan atropelladamente, neuróticas y frustradas, aunque esta dinámica se repita hasta convertirla en un sello indeleble de toda su obra. Es evidente que sus preocupaciones son tan diversas y complejas como lo es el ser humano.
Si bien el filme Blue Jasmine es una referencia directa a A Street Car Named Desire, sea el libreto, la obra o la película dirigida por Elia Kazan, esto sólo en esencia, y es más un pretexto para hablar de un tema: necesidad de estatus. La tragedia de Jasmine no es haber perdido su personalidad, su familia, amigos, dinero y hasta su nombre… es haber perdido estatus. Para Jasmine no es tan importante el dinero como lo que puede comprar, y esta desconexión es toral en la razón de su desquebrajamiento porque es precisamente su incapacidad para establecer una relación entre lo que desea y cómo lograrlo lo que la tiene al borde de la locura.
Desde luego nos encontramos en el pináculo de la carrera de Cate Blanchett, su lenguaje corporal y gesticulaciones tienen un efecto inmediato en el espectador que le sube en una montaña rusa emocional que va de la desesperación a la piedad pasando por el rechazo y odio hacia el personaje. Allen juega perfectamente bien sus fichas y nos ofrece una partida de backgammon en la que, a medida que transcurre la cinta, se vuelve una necesidad imperiosa escapar de los fríos y obscuros rincones mentales en que nos atrapa Jasmine. Sin embargo, como el maestro que es en el arte de lo sutil, el neoyorquino ofrece momentos de comedia finísima que arrancan carcajadas honestas y funcionan como válvulas de escape necesarias para continuar la desbocada carrera de Blanchett hacia el derrumbe de su vida.
No es de sorprender que el lenguaje y su forma sea uno de los pilares de la cinta, sin embargo, en esta ocasión Woody Allen lo utiliza como una herramienta más para acentuar la profundidad y diferencias entre sus personajes, mientras Jasmine juega con estructuras gramaticales y un vocabulario intrincado, añejo, lleno de sofisticación que reflejan fielmente la complejidad de lo que sucede en su mente y, más aún, dan cuenta de la posición a la que pertenece (o cree pertenecer), las personas a su alrededor utilizan un lenguaje llano, vulgar y directo que denota lo básico de su educación y lo simplista de su existencia.
Jasmine es un personaje entrañable porque, a pesar de sus carencias, carga sobre sí la pesada carga de querer pertenecer y no poder. Pareciera que su origen humilde la reclama de vuelta, como si el destino la hubiese hecho presa de una broma cruel que le permitió obtener todo lo que buscaba de la vida tan sólo para recordarle que su verdadero lugar en el mundo, una Ulises sin retorno, una mujer que baila sola al ritmo de una soledad tremenda frente a una audiencia fantasma, un alma cansada, marchita y abandonada a su suerte, un juguete roto abandonado en un rincón que todos desprecian por su toxicidad.
Jasmine usa su antes flamante saco Chanel que ahora luce viejo, apagado y hasta falso; la cobija y representa rescoldos de bonanza lejana. Su realidad actual es distinta, sabe amarga y a derrota. Como un huracán, destruyó todo a su paso y quedó atrapada en su centro. Jasmine, como el profesor que protagoniza el inicio de esta reseña, está dispuesta a abrirse paso hacia el paraíso socialité que, amenazada, cada vez establece más filtros contra trepadores sociales, aunque en el intento se pierdan en los laberintos de su propia mente.
Blue Jasmine – Official Trailer (HD) Cate Blanchett, Alec Baldwin from Lumière Groep on Vimeo.
2 Comments
Excelente pelicula, pero como pasar por alto el estupendo trabajo de los secundarios en especial el de Sally Hawkins que en su papel de Ginger (hermana de la protagonista) realiza un genial contraste a la personalidad y forma de ver el mundo de Jazmine, ya que su personaje al contrario de Janet o jasmine, nunca ha pretendido un ascenso social ni salir de su mundo o su zona de confort, y que cuando lo ha intentado (por presión de su hermana o de su primer marido) ha fracasado rotundamente, por lo que para ella a diferencia de jazmine, caer no constituye un drama ni un golpe tan doloroso, sino la confirmación de que es mejor conformarse con lo poco que la vida le ha dado, en vez de salir a conquistar un mundo para el que ella no esta preparada y que en realidad ni siquiera le interesa conquistar.
Buenas noches Alex, agradezco tu opinión que además es muy oportuna. Te cuento: originalmente el post era tres veces el tamaño de lo que lees. En un principio la reseña abarcaba no sólo un análisis de los caracteres secundarios, algunos planos, la trayectoria del director y el lenguaje, guardadas las distancias, como Kubrick con AI, me metí en un berenjenal y me fue imposible terminarlo. Dando un tour por otros sitios de Internet de prestigiados críticos me di cuenta que varios de ellos se decantaron por enfocarse ya en el director, o en Blanchett, o en casos extremos, se imitaron a dar una visión muy general de la cinta, de acuerdo, tratar de analizar todos y cada uno de los aspectos resulta una tarea por demás ambiciosa para una sola entrada. Creo que esta película será muy importante en la filmografía Allen porque, desde mi punto de vista, es el segundo giro de tuerca de la obra del director, existe Woody Allen clásico, después de Match Point, y ahora se zambulle en una historia riquísima en subtextos. Así pues, gracias por resumir lo que no pude resolver de entrada. Un abrazo.