Bring Her Back: El duelo como verdadero terror.

Pudiera citar aquella frase de WandaVision que rezaba “¿Qué es el duelo, si no el amor perseverante?”, nada tiene que ver esta serie ahora, pero con Bring her back recordé esa frase que se popularizó y es que tiene mucha razón, aunque cuando se desborda ese amor que se corta de tajo, puede ser tan peligroso como un río fuera de cauce.

Tras el enorme éxito que tuvo Talk to me, el fenómeno de terror de los australianos Michael y Danny Philippou, quedó una gran expectativa para lo que sería su siguiente proyecto Bring her back, película con la que regresan este 2025 y que si bien no es propiamente una secuela de la primera, comparte el interés por explorar el duelo a través del terror, siendo aquí de una manera algo más sombría.

Bring her back sigue a Andy (Billy Barratt) y a Piper (Sora Wong), dos hermanastros que acaban de perder a su padre a causa de una sobredosis, pero es Andy quien queda en shock tras encontrarlo tirado en la regadera. Obligados a ingresar en un hogar de acogida ya que ambos son aún menores de edad, quedan bajo el cuidado de Laura (Sally Hawkins a quien le queda excelente este papel), una madre sustituta tan excéntrica como desconcertante. Lo que comienza como un apacible refugio en una casa de campo, se transforma en algo cada vez más opresivo, al menos para Andy, a quien Laura va acosando e intimidando más y más, mientras que a Piper la consiente demasiado cayendo en la sobreprotección, poniendo como excusa su discapacidad visual.  Los hermanos descubren que Laura tiene otro niño bajo su tutela, Oliver (Jonah Wren Phillips), un niño demasiado extraño y con cierto aire macabro quien termina inquietándolos más. Ya entrados en la rutina de su nuevo hogar, Laura les revela que ella también acaba de perder a su hija y Andy va descubriendo que oculta varios secretos, un poco relacionados con esa pérdida que nos irán revelando también a nosotros los espectadores.

Uno de los puntos más favorables de Bring Her Back es que construye su fuerza narrativa en una atmósfera que te asfixia como a los dos huérfanos, donde el trauma y la pérdida se convierten en terreno fértil para el terror. Los Philippou apuestan por el simbolismo: el dolor que devora a los personajes se traduce en imágenes grotescas de canibalismo y cuerpos maltratados. Aquí los Philippou no buscan sobresaltar con “jump scares” fáciles o terror tan gratuito, sino mantener una sensación de incomodidad constante. Lo logran a través de atmósferas bien logradas: los silencios tensos, la casa aislada en medio del bosque y el contraste entre la fragilidad de Piper y la dureza del trato de Laura hacia Andy, crean un ambiente donde uno como espectador siempre está esperando que algo estalle. Más allá de lo sobrenatural, lo que realmente asusta es ver como el trauma, el duelo y el abuso se convierten en el verdadero motor del terror.

Sally Hawkins ofrece una magnífica interpretación ya que con su personaje es capaz de transmitir vulnerabilidad y amenaza a la vez; su Laura es, al mismo tiempo, una madre rota por la pérdida y un monstruo capaz de manipular a los que dice proteger, mientras que su contraparte, Piper, Sora Wong aporta una representación metafórica de la ceguera, con momentos que funcionan para representar la necesidad de guía en su mundo desmoronado; aunque sinceramente fue el personaje más flojo y que menos me agradó, cabe señalar que la actriz en la vida real tiene también una discapacidad visual, sin ser completamente ciega.

Pero, como puntos desfavorables, Bring her back se tropieza al intentar profundizar en sus temas. A diferencia de Talk to me, donde la metáfora de la depresión estaba implícita, aquí los hermanos caen en la sobre-explicación y al mismo tiempo dejan sin hilar o concluir algunas ideas, lo que le resta impacto emocional. El dolor, el abuso y la maternidad quebrada están presentes, pero sin alcanzar la resonancia que la película parece buscar. La tensión entre Andy y Laura, por ejemplo, que comienza muy bien prometiendo ser un eje poderoso que hace que nos enganchemos en la historia, nunca termina de explotar del todo. Y Oliver queda solo como un niño desconcertante y vehículo de algún ritual bastante grotesco y perturbador, cuyo relato ni se desarrolla ni concluye bien. Eso si, Jonah Wren Phillips quien lo interpreta me parece que domina perfecto su interpretación corporal ya que básicamente no tiene diálogos.

Por momentos da la impresión de que los Philippou están más preocupados por incomodar que por profundizar en lo que realmente quieren decir sobre la maternidad rota y ese duelo desbordado que se convierte en una verdadera obsesión enfermiza.

Aún con estos puntos poco favorables, debo reconocer que Bring her back me agradó por su construcción y por el riesgo que toma en su narrativa. No es una película fácil de ver: incomoda y es grotesca en momentos. Quizá no cuente con la misma frescura de Talk to me, pero confirma que los Philippou tienen un sello propio y que todavía están en proceso de encontrar su consolidación, me dejó con la sensación de que podía ser mucho más profunda, pero también deja claro que estos australianos tienen mucho que ofrecer al género.

Etiquetas:  

Acerca del autor

Clementine   @@lupistruphis  

Escéptica ante todo, pero con una gran curiosidad. Amante del café y del aroma a libros viejos. Nostálgica e idealista sin remedio. Alguna vez de niña me llevaron al cine, y siempre vuelvo a él porque siempre me salva.


Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*

*

*