Bugonia: Un remake que a veces funciona y a veces no

En 2003, un director coreano llamado Jang Joon-hwan, estrenó una comedia negra de ciencia ficción llamada “Save the Green Planet”, sobre un loco conspiranoico que secuestra a un empresario convencido de que es un extraterrestre. Una película que, aunque divertida, se quedaba corta en su propuesta por varias ideas narrativas que no terminaban de cimentarse bien dentro de un año que podría definirse como la internacionalización del cine coreano, (“Oldboy”, “Memories of Murder”, “A Tale of Two Sisters”). Yorgos Lanthimos mostró interés en esta obra y decidió hacer su versión titulada “Bugonia”, con el director original quedando como productor. El resultado es una obra que supera a la primera versión en muchos aspectos… y en otros queda por debajo.

Como película funciona…

Si en algo ha destacado Lanthimos es su capacidad de tomar de diversas fuentes y adaptarlas a un estilo que podría definirse “muy suyo”. En Bugonia, la rica puesta en escena da pauta a usar la premisa original y convertirla en una alegoría medioambiental que utiliza a las abejas como símbolo de la vida y enfatizar su importancia para el ciclo de la vida. De aquí que también parta un mensaje de concientización sobre el daño que le hacemos al planeta, el impulso que nos lleva a querer autodestruirnos y querer más sin importar el dolor causado a los demás. Si bien esta perspectiva ya existía en “Save the Green Planet”, aquí está mejor sustentada y tiene más mérito en la postura hacia nuestro rol en el mundo.

Otra faceta característica del griego es el uso del humor como método para burlarse de varios factores relativos a la sociedad y el comportamiento humano, desde la burguesía hasta la forma en la que pensamos y cómo aceptamos esa forma de pensar. En este caso, la comedia negra viene acompañada de violencia para mofarse del radicalismo encarnado tanto en el trabajador como en el empresario. Así, mientras el primero busca un escape que le permita darle sentido a su existencia, el segundo trata inútilmente de darle sentido a toda esta locura, pero evitando tomar responsabilidad sobre los actos que devinieron en su secuestro y tortura. Esta lucha de posturas ideológicas ayuda q encaminar todo a un final muy hilarante y reflexivo.

Por otro lado, la dirección y elección de actores es uno de los puntos más fuertes de Bugonia, donde Yorgos exige a su reparto a salir de la comodidad. Nuevamente, Jesse Plemons se roba el show y demuestra que este tipo de papeles son lo suyo, aportando dureza, optimismo, tristeza y locura a un sujeto que claramente está mal de la cabeza, pero tiene razones muy válidas para estarlo. Debido a esto, es innegable que Emma Stone quede eclipsada, pero su actuación también tiene mérito (no sólo por el hecho de adelgazar y raparse) por seguir firme a su filosofía de experimentar con roles que prueben su versatilidad. Aidan Delbis funge como la parte intermedia en el conflicto (méritos para el director por elegir a un actor autista en un rol bien caracterizado y alejado de los estereotipos sobre este trastorno tan comunes en el cine).

Por desgracia, es con Emma que también aparecen los problemas.

…Como remake no

Cualquier obra debe sustentarse por su cuenta, aunque esté basada en otra. Pero también las comparaciones entre versiones son inevitables porque siempre estará la necesidad de ver en qué se diferencian. Como mencioné antes en una editorial, el propósito de un remake es mejorar sobre la original, o por lo menos llevarla por otro camino distinto sin perder de vista la identidad o el mensaje de la primera versión. Y aunque “Bugonia” hace un buen trabajo en ese apartado, es aquí donde también comete la mayor trampa, pues hace creer a la gente que es mucho mejor de lo que en realidad es.

A partir de aquí entran spoilers, si no has visto la película ni quieres que te cuenten los detalles de la misma, deje de leer en este momento.

Para empezar, el rol del empresario en “Save the Green Planet” es hombre. La decisión del cambio afecta directamente a Bugonia, pues a sabiendas que ver a una mujer torturada nunca nos va a causar risa, la violencia es suavizada en comparación la original. Mientras que Baek Yoon-sik (el empresario en la original) es golpeado, electrocutado, desdentado, magullado de una pierna y otros métodos gráficos, la humillación a la que es sometida Stone se reduce a una cachetada y una pierna rota. Cierto, es electrocutada, pero la escena está filmada de tal manera que nunca veamos su cuerpo directo y en ángulos que no permitan ver su rostro. Como resultado, la tortura que antes era graciosa pasa a ser incómoda, y por lo tanto, mucha de la comedia y el trasfondo de los personajes es alterado con tal de ajustarse y agradar a una audiencia que seguramente lincharía al director por estas decisiones

La primera película tiene una subtrama de investigación policiaca que no acababa por encajar en la historia principal, y en Bugonia se presentaba la oportunidad de mejorarla e integrarla bien. En vez de eso, Lanthimos toma la decisión de eliminarla por completo, lo cual, si bien hace más dinámico el ritmo, también abre un montón de incógnitas y huecos argumentales que son resueltos porque sí (¿Cómo es posible que nadie esté buscando a una empresaria conocida y millonaria? ¿Cómo es que la policía no puede rastrear su paradero?). Ya ni hablar de detallitos que parecen insignificantes, pero cambian para mal el desarrollo de los eventos (si Teddy cree que Michelle es un extraterrestre y no tiene simpatía por ella, ¿por qué le da una cama para que duerma y esté cómoda [en la original el empresario siempre estaba en una silla de metal con cables]? ¿Por qué la entrada al sótano es una puerta común en una pared, cuando es el lugar más obvio a la hora de investigar el paradero [en la original la puerta estaba en el suelo, para dificultar la ubicación y salida del empresario]?). Sin mencionar que una de las escenas más importantes de la original (un montaje sobre la evolución de la Tierra y la historia humana, con dinosaurios y referencias bíblicas incluidas), que era vital en el juego de saber si el loco tenía la razón, es reemplazada con pura exposición.

Todo esto da a entender que Lanthimos está aprovechándose del público casual (y parte de la crítica, hay que decirlo) para elevar la recepción general de Bugonia, en especial de aquellos que no han visto la película original ni saben que existe. Para algunos esto podrá despertar interés en ver “Save the Green Planet” (y a decir verdad, lo logra), pero también hace creer que cualquier remake basado en una película de un director que no sea de tanto renombre o que provenga de un país cuya cultura fílmica no es tan ubicada será candidata a la tergiversación americana y la sobrevaloración. Es un resultado alarmante porque si comienza a existir una tendencia y ésta aumenta, mandará a muchos autores y sus obras al olvido general. Esto no puedes hacerlo con alguien como Kurosawa, Fellini o Tarkovsky (y los resultados hablan cuando lo han intentado), pero si lo haces con un Fábri, un Lipský, un Daneliya o un Jang Joon-hwan, prepárate para los premios y nominaciones porque nadie va a quejarse de que copiaste o degradaste el legado de alguien más.

En conclusión, “Bugonia” es una película que regresa a Lanthimos a la credibilidad tras el tropezón de su película anterior, que les da a sus actores principales de las mejores actuaciones de su carrera y que se convierte en la película más disfrutable de su carrera. Funciona… siempre y cuando no hayas visto la original, pues, aunque en varios aspectos es mejor, también empeora en otros, causando que ambas versiones queden al mismo nivel: divertidas, pero decentes. Con este estreno, también aprovechen para ver “Save the Green Planet”.

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Acerca del autor

Uriel Salvador     twitter.com/UrielSalvadorGS

Escritor, analista, crítico, gamer, investigador, actor (especializado en doblaje), fotógrafo. Pero ante todo, soy un amante del cine.


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