Candyman: La secuela slasher que sí necesitábamos
“Si dices 5 veces su nombre frente al espejo, Candyman aparece y te mata”
Candyman…
Candyman…
La nueva entrega del asesino del gancho se adapta a la época actual y trata sobre la historia de Antohny McCoy ( Yahya Abduk-Mateen II ), un joven artista plástico que vive con su adinerada novia Brianna Cartwright (Teyonah Parris) en un lujoso condominio en una zona muy elegante de Chicago. Anthony anda buscando alguna inspiración para su nuevo proyecto de pinturas. Esa noche los visita el hermano de su Novia, Troy y su novio Grady, y durante la velada platican varios temas con respecto a como las ciudades hacen conjuntos habitacionales que terminan como guetos de gente de bajo recursos, para después demolerlos y hacerlos lugares de moda como en el que viven ahora, pero que tienen historias y leyendas tan interesantes como la de Candyman, y ahí mismo se las cuentan. Anthony queda muy entusiasmado con la leyenda y decide investigar más al respecto.
Esta trama esta ligada a la primera película de 1992, pero al mismo tiempo nos cuenta el origen de Candyman, así que no es necesario haber visto la anterior (aunque es muy recomendable).
La directora Nia DaCosta sabe que tiene en sus manos la historia de un asesino sangriento, pero decide hacer una película con muy bellas tomas, un slasher elegante con la dosis justa de sangre. Las escenas de los asesinatos están muy bien hechas, con enfoques de cámara estratégicos muy buenos.
La historia de origen la presentan con animación de siluetas muy bonito (vale la pena ver los créditos finales), y por su parte la fotografía es excelente, haciendo lucir perfectamente los contrastes sociales de Chicago. Así mismo la música porta al desarrollo de las escenas y los efectos, aunque no son muy novedosos, son buenos.
El único pero que le pongo es la selección del protagonista Yahya Abdul-Mateen II, un tronco para actuar; desespera un poco como pone la misma cara para diferentes situaciones y está más preocupado en lucir el cuerpazo que en hacer bien su papel. Los demás actores están mejor, aunque ninguno para premiarlo, entre ellos Nathan Stewart-Jarrett, Colman Domingo y repiten del elenco de 1992 Vanessa Williams y Tony Todd, el primer Candyman.
Este tipo de películas por lo general son para asustar adolescentes, pero esta tiene la particularidad de no tratarlos como tontos, al contrario, es un buen discurso tocando temas mas serios como el abuso policiaco, el racismo y las segregaciones sociales en las grandes ciudades.
Olviden las desgraciadas secuelas de los 90, que esta es la digna sucesora de su original. Leyenda o no, pero creo que pocos se atreverán a decir su nombre frente al espejo, y tal vez no vivan para contarnos.