Cannes 2019: Adiós Cannes 2019, vete y no vuelvas nunca más
Hoy se cerró Cannes, quizá en una de sus ediciones más grises y carentes de verdaderas propuestas que apostaran por lo que otrora lo distinguiera. Decepcionados, cansados y hasta un poco asqueados, mañana, flacos, cansados y sin ilusiones, conoceremos a los que se alzarán con los palmares. La apuesta más grande sigue siendo Dolor y Gloria, del manchego Pedro Almodóvar, que, para muchos, ha sido el notable en una inconmensurable falta de sobresalientes, ya lo veremos.
Cómo le explico el perro oso que se aventó Abdellatif Kechiche presentando su secuela ‘Mektoub, My Love’ de verdad, nadie entiende cómo es posible que este mismo hombre haya hecho ‘La vida de Adele’ y luego se fuera tan al carajo con esta porquería que ya había tenido los santos cojones de presentar hace dos años (y que inexplicablemente Cannes le permitió hacerlo) en su parte I, donde nos contaba un relato sin sentido y muy autobiográfico, pues en él retrata la vida de un joven que quiere ser guionista y fotógrafo y cómo va descubriendo los placeres carnales de la existencia mientras va metiendo su pene en cuanta vagina puede.
Dos años después, regresa a la carga más incómodo, más desagradable y más asqueroso que nunca con su ‘Mektoub, My Love: Intermezzo, en el que su autor decide tomar como referente la novela ‘La Blessure La Vraie’ de Francois Begaudeau. ¿Cómo le explico? Esto ha sido de lo más duro que nos ha tocado ver en Cannes, de lo más innecesario y grosero; casi 4 horas de sexo descontrolado y sin sentido (con cunilingus de 20 minutos incluido) escenas en una discoteca con entradas y salidas del baño para explorar el cuerpo de forma nauseabunda y al último, cuando estábamos (los que aguantamos) a punto del vómito, una pantalla negra anuncia el final.
En serio, Cannes nos debe una explicación muy seria de cómo fue posible que permitiera que esta barbaridad sucediera y desde ya, estamos recolectando firmas en change.org verdaderamente desastroso.
¿Qué más? Pues nada importante, un documental para dormirse y pasar al olvido, llamado ‘It Must Be Heaven’ del director palestino Elia Suleiman cuya proyección sucedió sin ruido ni sombra y finalmente, la sección cerró sus puertas con ‘Sibyl’ de la francesa Justine Triet con otro film de bostezo dizque empoderado de la mujer con la historia de una mujer que deja su trabajo para convertirse en escritora ¿le sigo?
En serio, tremendo lo vivido en Cannes 2019, obsceno, absurdo, es más, qué bueno que ya se acaba. Total, que mañana los jueces elijan a los menos peores y les den su paletita, nos vale madres.
¡Adiós, Cannes 2019, no vuelvas nunca más!