Cannes 2021: Frenética batalla entre tópicos sociales y existencialismos
Una jornada de locos la que se vivió el día de ayer en Cannes en lo que apenas es su segundo día de competencia, y es que salieron al ruedo cuatro de las cintas competidoras por la Palma de Oro, dos de ellas francesas, una noruega y por último pero no menos importante una israelí que puso a toda la crítica y audiencia de cabeza.
Primero y desde Chad, Mahamat-Saleh Haroun nos presenta Lingui, un drama que brilla por su sencillez y crudeza, un himno a la precaria situación de la sociedad femenina en África incapaz ya ni siquiera de decidir sobre su cuerpo, sino sobre incluso su mente. La historia sobre una madre y su hija de 15 de años que se acaba de embarazar, es un “tour de force” en su odisea por querer abortar, que evita los lugares comunes y el melodrama para desentrañar las sensaciones, muchas de ellas en pleno silencio, de las mujeres africanas en estas y otras muchas situaciones ¿Continente africano más tendencia social más crítica al patriarcado más la habilidad narrativa de su director en tan solo 90 minutos? No les sorprenda que teniendo a Spike Lee como presidente del jurado, estos elementos sean suficientes para ya tenerla en la mira de los palmares.
Llegaría también a la competición oficial el eterno “ya merito” del cine francés y de los Festivales, Francois Ozon, que de nuevo vuelve a dejar tibia a la audiencia y crítica con su drama familiar “Everything Went Fine“, que aunque cuenta con una inmensa actuación de Sophie Marceau, la historia de una hija que se cuestiona si debe cumplir el último deseo de su padre, un suicidio asistido, tiene varios baches narrativos que nunca logran conectar con el público, siendo solo una seguidilla de momentos, muchos de ellos efímeros, que solo suman minutos al metraje sin que aporten desarrollo o profundidad a los personajes o a la historia. Al parecer Ozon de nuevo pasará de largo ¿Ya son demasiadas no creen?
En tercer lugar se daría la presentación del afamado noruego Joachim Trier y su cierto cambio de aires con una tragicomedia de índole feminista y hasta con tintes románticos. The Worst Person in the World narra cuatro años en la vida de una joven que lucha por encontrar su camino profesional y relacional; no está nada mal, y es que la soltura directiva de Trier le permite hacer de este entretenido ejercicio un testimonio veraz y con mucho carisma sin moraleja ni lección, siendo tan solo una especie de “coming of age” tardía con excelentes momentos de parte de su actriz principal ¿Mucho para un Festival de esta índole? Quizá, pero también en ocasiones hace falta relajarse.
Y por último la película que sacudió a propios y extraños, una cinta totalmente rara y que de nuevo en el tono e influencia de la “semi ficción” de Gordard, se regodea gracias a su soberbio y trasgresor montaje y una historia abierta totalmente a interpretaciones. El israelí Nadav Lapid se torna arriesgado, pero en su cuestionable osadía Ahed’s Knee si tiene algo que decir, siendo una metáfora del hartazgo creativo, de la frustración artística y de la muerte, ya sea física o espiritual en una especie de auto ficción donde un director de cine debe lidiar con dos fracasos: la muerte de su madre y su próxima película. Totalmente experimental, Lapid va tanto a ganar como a perder adeptos, pero es interesante observar la evolución y el anti encasillamiento del cineasta conforme avanzan los años