Cannes 2023: Wes Anderson va a pasear, y Marco Bellocchio va a imponer
Una nueva película de Wes Anderson siempre da como resultado dos debates (y realidades); el primero, que independiente del gusto por su estilizada patente, su obra narrativa ha sido uno de los referentes no solo de los últimos años, sino también una de las formas de hacer tragicomedias más originales de la historia, representado siempre un diferenciador en el quehacer fílmico; la segunda, más trágica que cómica, es que independiente del gusto de sus fanáticos, el director desde “Fantastic Mr. Fox” y la joya de “The Grand Budapest Hotel”, nunca ha vuelto a alcanzar ese mismo nivel, un clímax que lo llevó al Olimpo de los realizadores.
Hay una tercera realidad (y debate), y quizá su nueva película, presentada ayer en el marco de Cannes, sea la manifestación más clara de la misma, y esa es que Anderson sigue buscando de alguna forma mantenerse lo más cerca de ese clímax, pero dentro de ese esfuerzo viene el sacrificio. Toda su patente está ahí, su estilizado estudio de planos simétricos, sus colores pasteles jugando un determinante desarrollo dentro del crecimiento de su entorno y personajes, la comedia satírica por parte de sus diálogos, la teatralidad de su puesta en escena y sus rígidos elementos actorales, su belleza visual en el diseño de producción ¡Vaya! Que en su último acto quizá “Asteroid City” contenga al Anderson más desatado.
Sin embargo, en esa búsqueda por la mayor creatividad, el director de nuevo presenta un producto por debajo de la calidad a la que nos tenía acostumbrados, con demasiadas tangentes, personajes y entornos dentro de su microcosmo, que hacen que su relato coral de nuevo se sienta como una película más de Wes Anderson, aceptable (mejor que The French Dispatch), pero lejana, muy lejana de aquel 2014 y sus años predecesores.
La magia sigue ahí, pero no presenta un acto revelador o un truco nuevo que nos deslumbre otra vez. Quizá la solución sea no forzar su creatividad y tomarse un tiempo más amplio entre sus producciones. Asteroid City gustará a sus fans, hará enojar más a sus detractores y quedará como un bonus dentro de su filmografía. Se ven lejanas sus posibilidades por la Palma, quedando solo como un estreno más dentro de Cannes.
Por otro lado, y también dentro de la selección oficial se presentó la polémica y dura “Rapito”, producción italiana del experimentado cineasta Marco Bellocchio de 83 años. Sin duda, una de las grandes favoritas de la competencia gracias de nuevo a la compleja compenetración psicológica y el alto contenido crítico hacía la religión, la institución católica y el mismo Vaticano.
Basada en hechos reales (muy escondidos), narra la historia de un niño de 6 años que es secuestrado por el inquisidor de Bolonia en 1958, para ser educado en la religión católica. El suceso pasó a ser uno de los mayores escándalos internacionales y sociales en torno al Vaticano, al estar inmiscuido el propio Papa Pio IX.
La complejidad de la cinta no solo viene por parte del suceso, sino del desarrollo de sus propios inmiscuidos, en especial el “raptado”, pues es este sueña incluso con inmolarse en la cruz del propio Jesús, mientras lucha por el amor de su familia y la religión que quiere profesar. Forzamiento, manipulación, secuestro y la aniquilación de la inocencia, son temas que Bellocchio desarrolla en una excelente cinta de dos horas, con una edición prodigiosa, actuaciones y un diseño de producción absorbentes. Hay quienes dicen que, a sus 83 años, el cineasta italiano ha construido sino su mejor, si una de sus más grandes películas