Castlevania de Netflix T3: Fantasía Monstruosa
La serie mas cruel de Netflix (en cuanto a que los cortos episodios a cuenta gotas resultan una tortura para los fans), al fin da a conocer su tercera temporada. Creada por Warren Ellis, Castlevania se ha distinguido por adaptar de forma ingeniosa la historia de la saga de videojuegos, alejándose del ortodoxo contenido original y en cambio presentando un relato oscuro y violento en el que el bien y el mal se difuminan, y esta tercera temporada no es la excepcion.
¿De que va?
Dracula ha sido destruido y tal vacío de poder en el mundo vampírico ha desatado el caos y luchas por el poder. El viaje de de Trevor (Richard Armitage) y Sypha (Alejandra Reynoso) a la caza de demonios los lleva a una villa infestada por magia negra con fines desconocidos. Alucard (James Callis), por su parte, recibe visitas inesperadas que lo harán cuestionar su papel en el mundo al ser un semi vampiro.
Al reparto original se suman Bill Nighy como Saint Germain, Jason Isaacs como El Juez y Jessica Brown Finlay como Lenore, entre otros. Aunque ya muy alejada de la trama original, esta temporada se basa en los juegos Dracula’s Curse (1989), Symphony Of The Night (1996) y Curse of Darkness (2005), integrando numerosos e interesantes personajes creados exclusivamente para esta animación.
De Lleno Al Horror.
De nuevo se nos muestra un mundo sin esperanzas, sumido en la miseria y la depravación. Se evita la idealización del vampiro, mostrándolos como monstruos despiadados para quienes los humanos son ganado o mascotas. Igualmente, se nos recuerda que los mismos humanos pueden ser aun peores.
El tono adulto de la serie ha sido agudizado con violencia descarnada e inclusive desnudos y escenas de sexo apenas censuradas. Las vísceras vuelan sin el menor pudor y la sangre, ni hablar. Los entusiastas de los videojuegos gozarán con las referencias directas a estos, concretamente con el diseño de ciertas criaturas y la aparición de un nuevo personaje salido de la saga original.
¿Progre-vania?
Esta temporada muestra aun mas anacronismos y los personajes centrales se comportan como adultos del siglo XXI en una historia ubicada a finales del Medioevo. Algunos elementos hacen sospechar de cierta carga ideológica, pues no solamente tenemos la consabida diversidad racial y sexual, acorde con los tiempos que corren, sino también un mensaje profundamente anti clerical y anti cristiano que podría molestar a los mas ortodoxos.
Desde luego, al tratarse de una obra de fantasía, esperar rigor histórico seria un despropósito. Al final es una versión ficticia del siglo XV y es así como debe valorarse. Relatos de época en los que hay clérigos malvados abundan, nada nuevo bajo el sol. Y créanme, los monjes no son los únicos locos por aquí…
Pero ¿entretiene?
Aunque lenta en comparación a las temporadas anteriores, ofrece un buen entretenimiento y sobre todo inesperados giros de tuerca bien colocados. Para verla en maratón.
¿Hay que verla?
Si han gustado del concepto, es imperdible. El dirigir esta adaptación a un público adulto es un completo acierto, pues quienes crecimos amando Castlevania hoy rayamos los cuarenta años, jejejeje. Véanla, por favor.