Challengers: Twilight para tenistas
Luca Guadagnino ha tenido los años más prolíficos de su carrera durante la última década; aunque ya se dedicaba al cine desde inicios del nuevo milenio, su éxito con Call Me By Your Name (2017) lo llevaría a seguir dirigiendo más películas dentro de la misma línea romántica, excepto por Suspiria (2018) que fue un remake, y centrada además en protagonistas juveniles, que resultan ser también ser los actores veinteañeros más populares de la actualidad (véase Timothée Chalamet y Zendaya).
Challengers es la nueva propuesta del director italiano (“Desafiantes” es su título para Latinoamérica), una ficción que gira alrededor del deporte y tiene como protagonista a Tashi Duncan, una tenista prodigia cuyo destino la convierte en entrenadora de su esposo, un campeón de tenis que deberá enfrentarse a su ex mejor amigo y ex novio de Tashi en un encuentro definitivo.
La película se expone como un drama romántico adolescente que se desarrolla a través de flashbacks, mientras que un partido de tenis representa el tiempo presente. Es así como Challengers adquiere este tipo de ejecución no lineal en el que vamos saltando en el tiempo entre el pasado y la actualidad, lo cual es un elemento que añade bastante dinamismo y cierta intensidad a un encuentro que podría parecer tedioso y poco interesante si se es mostrado de manera más directa.
La contrariedad de Challengers es que a pesar de eso, no provee demasiadas incógnitas como para hacer que el va y viene de sus saltos al pasado sea demasiado interesante, pues pasados 20 minutos de la película es bastante predecible cómo se irá desenvolviendo todo hasta llegar a ese enfrentamiento final que está sucediendo en el futuro. Los personajes son bastante planos y, (por no decir alguna otra palabra altisonante) patéticos; no hay manera en que empaticemos con un personaje protagonista femenino que lejos de ser empoderado parece ser únicamente egocéntrico, y dos personajes masculinos cuya personalidad se reduce a estar obsesionados con dicha chica.
El foco del filme es entonces este triángulo amoroso que parece más un fanfic escrito por una adolescente fanática de Twilight, pero que por alguno motivo decidió trasladarlo al mundo deportivo. Como dato curioso, el escritor de este filme lleva por nombre Justin Kuritzkes, esposo de la recientemente conocida directora Celine Song (así es, la de Past Lives), y que si cuenta con algo de popularidad es más por ser un meme que por sus dadas habilidades como dramaturgo.
Guadagnino es fiel a su estilo de fotografía, el cual es lo mejor de su dirección, y Challengers nos muestra unos encuadres tan estéticos que resultan reconfortantes ante la debilidad de su guion, y, aunque no es suficiente para soportar el ritmo de la cinta, sucede un gran inconveniente cuando las secuencias pasan a ser palpablemente exageradas tanto en su sonido como en su movimiento de cámara, cayendo en el descaro de sobreexplotar el slow motion y su banda sonora original al ser presentada una y otra vez con el fin de manipular tanto el compás como la tensión de la narrativa, situación que se vuelve demasiado cansada después de unos momentos.
Todo esto me lleva a preguntarme por qué Challengers está tan bien calificada por la crítica, pues aunque ha tenido una campaña de marketing muy llamativa en donde resaltan el morbo y el tono erótico de la película, el producto final deja mucho qué desear a nivel relato cuando todos sus “giros” se encuentran en el trailer. Tal vez su ya augurado éxito se deba más a su popular protagonista, o a esa facilidad de emocionarse y dejarse sorprender por aquellas cosas que están hechas con el mínimo esfuerzo.
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1 Comment
La intenté ver en un cinepolis de mi ciudad. Comenzó a fallar el audio a los 20 minutos. Me fui y me regresaron mi dinero. Quizás los demás si se quedaron y la terminaron de ver. 20 minutos fueron suficientes para saber que era un tremendo bodrio. Horrible. No me gusta para nada dejar una película a medias, pero aquí era obligatorio. Qué bueno que falló el audio!
Saludos !!