Ciclo Ghibli: “El Recuerdo de Marnie” y la última película de Ghibli.
Fue en el 2014 cuando la última película del estudio Ghibli se estrenó en salas de cine japoneses, esto después de que se anunciara que el estudio tendría un paro de labores al menos en el rubro de los largometrajes; fue Hiromasa Yonebayashi el elegido para cerrar con bombo y platillo toda una era de animación. Y la historia que Hiromasa escogió para dar este cierre temporal fue una donde reunió los mejores elementos en cuanto a temáticas narrativas se refiere del mundo Ghibli, una adolescente por protagonista mostrando lo difícil que es crecer, mientras descubre quien es ella y la profunda amistad que tiene con otra chica de su misma edad, aderezado con un poco de drama juvenil y sobrenatural.
Después de su ópera prima con “El mundo secreto de Arrietty”, Hiromasa adapta de nuevo otra novela juvenil, ahora de la británica Joan G. Robinson, solo que Hiromasa esta vez cambia de locación todo el argumento de la novela que se desarrolla en Inglaterra, para trasladarlo a Japón. La película cuenta la vida de Anna, una adolescente que no se siente bien consigo misma, es solitaria y es adoptada, este hecho hace que Anna nunca esté del todo feliz con sus padres adoptivos ya que no encuentra ese vínculo de unión con ellos. Debido a problemas de salud, los padres de Anna la mandan a un pueblo con sus tíos para que se recupere durante las vacaciones. En el pueblo, Anna siente una extraña conexión con una mansión que está pasando el pantano que divide al poblado de la casa, sus tíos dicen que es una mansión que está habitada por fantasmas, pero sin darle importancia a eso Anna decide un día visitar la mansión, y es ahí donde conoce a Marnie, una chica de su misma edad, de ojos azules y cabellos dorados, Anna queda deslumbrada por la presencia de Marnie. De inmediato se hacen amigas, y Marnie le hace prometer a Anna que guarde el secreto de su existencia, y que todas sus visitas sean después del atardecer, a lo que Anna acepta sin condición alguna; a partir de este punto la historia entre las dos chicas se irá desenvolviendo poco a poco, pero no todo es lo que parece, lo que pudiera ser una bonita relación de amistad entre dos chicas, conforme avanza el relato se nos estará dando información para reunir todas las piezas del rompecabezas y terminar con un giro en la trama un poco descabellado.
Lo mejor que tiene la película es la construcción de los personajes protagonistas, tanto Anna como la chica que está fuera de su zona de confort, solitaria y que le cuesta hacer amigas, y Marnie siendo todo lo contrario. Gracias a esta amistad y por la forma que la tratan sus tíos, Anna aprenderá poco a poco la importancia de tener vínculos familiares lejos de la línea sanguínea.
Toda la película está retratada bajo una atmósfera de misterio, más cuando vemos los encuentros entre las dos chicas, tanto que recuerda a lo hecho por Hitchcock en Vértigo, de esa calidad de relato estamos hablando, una donde por momentos no sabemos qué es verdad y qué no lo es, donde la línea entre fantasía y realidad se desdibujan solo como Ghibli puede hacerlo. Si bien la animación no es del todo pulida, y esto se ve en las expresiones de los personajes cuando hay planos cerrados y close-ups a sus rostros, aun así el departamento artístico hace su mejor trabajo en cuanto a los detalles que componen cada fotograma, el uso de los colores y la creación de atmósferas para representar el estado de ánimo de Anna. Los planos que hacen de la mansión, sobre todo cuando está cubierta por una densa niebla, recuerdan a relatos góticos, haciendo que esta extraña mansión cobre vida y se convierta en un personaje más del relato.
Como última película del estudio, cierran a la perfección con una historia muy intimista, que en manos de otro director y otro estudio, pudo haberse convertido en algo más dramático y sórdido, pero que bajo la mirada Ghibli hace que esté coming of age tenga un aire de melancolía, tristeza y misterio. Pero con la calidad y la magia que el estudio pone en cada una de sus producciones.