Ciclo Ghibli: “Haru en el Reino de los Gatos”, el spin-off que Ghibli no necesitaba.
La semana pasada nos acercábamos a “Susurros del Corazón”, donde dentro de la historia, el abuelo de Seiji, el dueño de la tienda de antigüedades, tenía en su colección personal la figura de un gato al que llamaba “El Barón”. Estrenada la película en el 95, unas de las partes de dicha película que emocionó más a los espectadores japoneses fue la tierna historia de amor que Shizuku escribió y donde “El Barón” era protagonista.
Fue en 1999 cuando a las oficinas de Ghibli llegó un nuevo proyecto. Un parque de diversiones quería un corto de aproximadamente veinte minutos para promocionarse y donde los protagonistas fueran gatos, así que Miyazaki y compañía se pusieron manos a la obra y empezaron a trabajar en dicho corto. Fue entonces que recordando el éxito y el interés de la gente por “El Barón”, ese gato muy educado, Miyazaki pidió que se le trajera para contar esta nueva historia, y lo que pidió fue que no solo la imagen de “El Barón” que sale en “Susurros del Corazón” se trasladará al nuevo relato, sino que también la del gato “Muta” o “Moon” estuviera presente, además de contar de nuevo con una tienda de antigüedades cómo espacio donde se tendría que desarrollar la historia.
Al proyecto se le unió Hiroyuki Morita, al que se le designó como director de dicho corto, y en labores de escritura de guion Aoi Hiiragi , la escritora del manga original de “Susurros del Corazón”, que se le encomendó la historia para primero hacerla como manga, y luego adaptarla al anime. Por desgracia cuando el proyecto ya estaba muy avanzado, el parque de diversiones quebró, y se le pidió a Ghibli cancelar el proyecto. Pero como la producción ya estaba encarrilada, se decidió que se continuara, pero esta vez ya sería como un largometraje.
“Haru en el reino de los gatos” cuenta la historia de Haru, una chica adolescente preocupada por la escuela, que un día al salir de clases, salva la vida de un gato que iba cruzando una avenida muy transitada. Pero lo más extraño de eso fue que después de salvarle la vida al felino, este se paró sobre sus patas traseras y agradeció de forma muy amable a la chica por su valiente acto.
Pero lo que ella no imaginaba, es que ese gato es Lune, el príncipe del Reino de los Gatos, y como agradecimiento, su padre el gran Rey, invita a la chica a pasar unos días en su reino para que pueda casarse con su hijo, el príncipe Lune; como es lógico la chica no quiere casarse con un gato, así que recurre a la ayuda del Barón Humbert von Gikkingen, a su fiel amigo Muta y a un cuervo llamado Toto para que la ayuden en su aventura.
Esta película tiene el gran peso de haberse estrenado el mismo año que “El viaje de Chihiro”, y por eso quedó sepultada, siendo una de esas cintas un poco olvidadas por el estudio. Sin embargo, la calidad visual que demuestra en cada una de sus escenas es digna de ver y está al tú por tu de cualquier otra producción del estudio, integrando el uso del 3D en muchos de sus escenarios, sobre todo en esa secuencia donde Haru está persiguiendo al gordo gato Muta por aquellos largos y angostos callejones, todo para dirigirla a la oficina de “El Baron”.
El problema con esta película es la protagonista, ya que de todas las heroínas Ghibli, Haru es la que menos aporta, su falta de carisma y las malas decisiones que los escritores la hacen tomar cansan demasiado al espectador; se agradece que la historia sea directa y no se abran subtramas innecesarias, los personajes secundarios están solo de sobra sin aportar nada y en ocasiones no empatizas con ellos. Y lo que menos se entiende es que si bien desde un principio “El Barón” sería el protagonista de la historia y se le daría más peso a él, Haru (la chica) termina siendo la protagonista relegando a “Baron” como un mero extra.
Si bien esta película es fácil de ver y su mensaje es muy claro cuando finaliza, el hecho de no conectar con la protagonista hace que se sienta lenta, aún así tiene ese encanto y esa magia que hace de cada producción Ghibli sea disfrutable.