Ciclo Ghibli: “Mis vecinos los Yamada”, nada como la vida misma.

Como ya hemos repasado a lo largo de nueve películas del estudio de animación japonés, son dos tipos de films las que suelen hacer, por un lado está el cine de Miyazaki, tomando elementos fantásticos y enfrentándolos con la vida común y corriente de sus personajes, y por otro está el cine del co-fundador del estudio Isaí Takahata, donde retrata más la vida costumbrista del pueblo japonés. Con “Recuerdos del Ayer” Takahata nos mostraba como una chica en un viaje de vacaciones al campo, tenía recuerdos precisos de su infancia y como estos, forjaron a su yo adulta. Ahora en esta su cuarta película para el estudio, se recrea en la vida y costumbres de una familia de clase media japonesa.

Takahata esta vez decide adaptar un manga llamado “Las aventuras de la familia Yamada-kun” que en formato de tira cómica se podía leer. Esta película marca el avance en tecnología dentro del estudio ya que es la primera en ser hecha por completo en ordenador, pero en su dibujo es de lo más minimalista posible, más acercado a lo que se hizo en “El cuento de la Princesa Kaguya”, con un estilo más artístico como si fuera un dibujo de boceto, solo que esta vez no vemos los colores brillantes a los que nos tienen acostumbrados a ver, pues en esta ocasión son colores pasteles casi con acuarela los que impregnan la pantalla, como si fuera un libro para dibujar.

Viéndolo como un todo, está es la película más peculiar hecha por el estudio, por un lado como ya expliqué es el uso de la animación, y por otro, el cómo está contada, ya que no hay una trama en particular, no existe un conflicto a desarrollar, simplemente Takahata hace un homenaje a las tiras cómicas impresas y en modo de sketch o cortometrajes cuenta la singular vida de la familia.

Cada uno de estos cortometrajes se centra en un miembro de la familia, y así nos presentan a Takashi, el padre de familia y oficinista; Matsuko como la madre y esposa de Takashi que es la ama de casa sumisa y abnegada; Shige es la abuela madre de Matsuko y dueña de los terrenos donde vive la familia; Noburo es el hijo mayor que está pasando por la adolescencia y que se lleva los momentos más cómicos de la película; y por último esta la pequeña Nonoko que es la que nos introduce y presenta a los miembros de su familia, acompañada de Pochi su perro.

Innovadora para el estudio y arriesgada a la hora de contar estas pequeñas historias que nos meten de lleno a las costumbres de una familia de clase media japonesa, que si hacemos una comparativa, no se aleja en cómo es la vida de una familia mexicana promedio. Donde la abuela vive en la casa de su hija para estar cerca de los nietos y como es el padre de familia que llega agotado del trabajo exigiendo la cena.

Por desgracia, alguno de estos cortometrajes no son del todo logrados, y en ocasiones se sienten lentos y aburridos, al no tener una trama que los una, la película da destellos de genialidad pero no son lo suficiente para abarcar todo su metraje, haciendo que los 104 minutos de duración se sientan más largos de lo que en verdad son. Sin embargo la banda sonora es algo digno de recordar, sobre todo con la canción con la que cierra la película, que es cantada por toda la familia y que te saca una buena sonrisa.

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