Ciclo Ghibli: “Puedo escuchar el mar”

Acabo de ver esta película por primera vez y simplemente no puedo dejar de pensar en cómo de nuevo Ghibli me sorprende producción tras producción. Siendo sincero no tenía en el radar esta cinta de 1993, y es por qué es la primera película hecha por el estudio que se estrenó directamente para la televisión, como forma de búsqueda de nuevos talentos, ya que en esta película, tanto Miyazaki como Takahata no figuran dentro de ella. Además de que la mayoría del crew que participó, eran jóvenes animadores de entre 20 y 30 años, y de alguna manera esto se logra reflejar en la película.

Y lo que más me sorprendió al terminarla de ver fue la sencillez de la historia; sí, estamos acostumbrados a mundos fantásticos, criaturas mitológicas, y ese choque de la realidad contra la fantasía, y al igual que la película de la semana pasada, “Puedo escuchar el mar” comparte el mismo espíritu y la misma nostalgia de echar un vistazo al pasado, para ver en lo que nos hemos convertido en el presente. La película de solo 72 minutos de duración nos pone en perspectiva de nuestro personaje principal, donde por medio de voz en off y grandes flashbacks, es como nos contará la historia de Taku.

En el instituto en la ciudad de Kochi, Taku es un adolescente muy inteligente que solo trabaja en un restaurante para poder ahorrar para sus estudios universitarios, Yutaka es su mejor amigo también muy inteligente y jefe de grupo, aunque más serio que Taku, y Rikako, la nueva estudiante proveniente de Tokio que a pesar de ser buena en los estudios y en el tenis, el cambio de vida de ciudad a pueblo, no le ayuda a adaptarse a su nueva vida.

Así, estos tres chicos entrarán en un triángulo amoroso, ya que Yukata está enamorado de Rikako, y Taku al saber esto, siente una especie de enojo/celos, y donde por diversas circunstancias tanto Rikako y Taku tendrán que convivir, de forma más cercana incomodando a este último. La película empieza en el presente, donde vemos a un Taku universitario en Tokio, pero que tiene que regresar a su antigua ciudad Kochi a una reunión de ex alumnos del instituto, y gracias a este viaje es que nos contará su historia. Desde el principio cuando Taku nos habla de la chica nueva, se nos dibuja a Rikako como una joven misteriosa, que a pesar de ser inteligente y bonita, no logra llevarse bien con nadie y que además oculta algo.

“Puedo escuchar el mar”, es un viaje de nuevo a la adolescencia, al primer amor, al aprender a madurar, a las clases y conflictos con los profesores, problemas familiares e incluso pelearte con tu mejor amigo. Si bien no es de las mas conocidas del estudio, si es una de las más intimistas que han realizado. El problema que tengo es el desarrollo de algunas de las subtramas y del cómo se terminan de desarrollar los personajes, pues al ser la adaptación de una novela, se siente que se quedaron fuera ciertos elementos de la historia que ayudaría a cerrar por completo el círculo, y que se sintiera más el efecto de nostalgia por recuperar al amor juvenil de su final.

Aun así, da en el clavo como un ejercicio para contar historias diferentes a lo que el estudio venía produciendo para inicios de 1990. Si bien nos entregan una película lejos de los temas recurrentes de Ghibli, su sencillez y la vuelta al pasado hacen que “Puedo escuchar el mar” sea un pequeño diamante en bruto, que le hace falta una buena pulida para poder brillar.

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