Ciclo Ghibli: Recuerdos del Ayer

Una película donde pasado y presente nos hace rememorar nuestra propia infancia, los sueños que dejamos al crecer y como la niñez nos nos forjó para convertirnos en adultos. Si me preguntaran cuál sería la sinopsis en un par de párrafos de la película que les traigo el día de hoy, esa sería.

Estamos hablando de la segunda película hecha para Ghibli de Isao Takahata, “Recuerdos del Ayer” (Omohide Poro Poro) de 1991, que casi a treinta años de su estreno, los temas que toca la película permanecen actuales. Esta cinta es de las mas olvidadas del estudio, enfocada más a los adultos que al público infantil.

La historia está basada en el manga homónimo creado por Hotaru Okamoto y Yuko Tone, y hablando del manga, este era más pensado para chicas, pero a nivel fílmico Takahata dotó de más profundidad al no meter ningún elemento fantástico a la historia. Una historia que nos cuenta un extracto de la vida de Taeko Okajima, una chica de 27 años de Tokyo, que decide regresar a Yamagata, un pueblo del Japón rural, y que gracias a este viaje de “vacaciones” es que empezará a recordar pasajes de su niñez, de cuando estaba cursando el quinto año, de cuando tenía 10 años y se enamoró por primera vez, de cuando le contaron de lo que trataba “tener el periodo”, de cómo ella sentía que no encajaba en su familia, de que su sueño de ser actriz se vio truncada gracias a la negativa de su autoritario padre.

Puede que Miyazaki sea al amo de la fantasía, pero Takahata es el genio al dotar de realismo a sus personajes, ya que conocemos a Taeko a la perfección, no solo al presentárnosla en su presente teniendo 27 años, si no al mismo personaje a los diez años, y ver cómo ha madurado; desde niña Taeko reprochó a su madre del por qué no contaban con familia en el campo, ya que en verano ella veía como todos sus compañeros dejaban la ciudad para pasar las vacaciones en el campo o en la playa. Esta idea de pasar tiempo en el campo se quedó impregnada en ella, por eso pide vacaciones en su trabajo y viaja con la familia del esposo de su hermana mayor al pueblo de Yamagata. Ahí conocerá a Toshio, un chico casi de su edad y dedicado por completo a la agricultura orgánica y al cuidado de la naturaleza. Y es gracias a este personaje donde tendremos los momentos de mayor inmersión en el tema, uno del que Ghibli habla en casi todas sus películas: aquí Toshio nos muestra cómo el trabajo de un agricultor es la muestra del trabajo perfecto y del balance entre la naturaleza y la mano del hombre.

Algo que sobresale en la película es la animación, ya que cuando vemos a la Taeko de 27 años, los colores son más vívidos, al contrario que cuando vemos los flashbacks de la Taeko de 10 años, donde los colores pasan a ser de tono pastel, casi sin mostrar tonos negros u oscuros. Y al final juntando estos dos estilos, hacen que sea más conmovedora la ambientación. Como punto en contra, la duración de casi dos horas juega hace muy repetitivo el tema de la agricultura y la naturaleza. También al contarnos dos historias (la de Taeko de 27, y su contraparte de diez años) hace que la trama de Taeko de 10 años sea más interesante.

A pesar de eso, podría decir que “Recuerdos del ayer”, tiene uno de los mejores finales del estudio, donde no solo Takahata se recrea en la animación para conmovernos, si no que en una especie de ensoñación mezclada con la realidad nos muestra una decisión que Taeko toma de último momento. Una lástima que esta película sea de las más olvidadas del estudio, pues si bien no es para niños, es la cinta perfecta para ese millennial casi treinton que no le gusta la vida que lleva y que recuerda en su niñez como fue que la cagó en la para llegar a ese grado de insatisfacción.

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